El dictador Alberto Fujimori fue liberado tras un fallo del Tribunal Constitucional en Perú, mientras que en Guatemala, la justicia intenta boicotear la asunción del presidente electo. En la Franja de Gaza, una vez más, el derecho internacional es pisoteado y los organismos internacionales son ineficaces para garantizar algo tan básico como una tregua humanitaria.
Fujimori en libertad
En Perú, el dictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad, quedó en libertad tras un fallo del Tribunal Constitucional. Para liberar a Fujimori, el organismo judicial del país sudamericano se basó en los argumentos con los cuales el ex presidente, Pedro Pablo Kuczynski, lo indultó en el año 2017, una decisión luego revocada por ser considerada ilegal.
El dictador peruano, de 85 años, estaba condenado como autor mediato por las matanzas cometidas a principios de la década de 1990 por el grupo paramilitar Colina y cumplía condena desde 2007. Tan solo 24 horas después de la resolución del tribunal, Fujimori fue puesto en libertad por el Instituto Nacional Penitenciario de Perú.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), antes de que el indultado Fujimori saliera de prisión, expresó su preocupación y pidió al país gobernado por Dina Boluarte que no ejecutara la orden. Sin embargo, el Tribunal Constitucional de Perú declaró en el fallo que la CIDH no tiene competencia para ordenar la no ejecución de la sentencia emitida y criticó al organismo.
De esta manera, el dictador, acusado de diversos delitos tras gobernar el país andino durante la década de los 90, nuevamente fue beneficiado por el sistema judicial peruano, a pesar de las críticas de organismos de derechos humanos y víctimas de su régimen.
Un nuevo intento golpista en Latinoamérica
En la actualidad, al menos en nuestro continente, los golpes de Estado no se producen por vía militar; más bien, los mecanismos fueron perfeccionados para presentarse como legítimos en tiempos democráticos. Es aquí donde el Poder Judicial de cada Estado juega un papel fundamental, y numerosos ejemplos tuvieron lugar en las últimas dos décadas en la región.
En Guatemala, se registró un intento de golpe, donde el Ministerio Público, es decir, la Fiscalía del país centroamericano, solicitó la invalidez de la victoria electoral de Bernardo Arévalo. La fiscal Eugenia Leonor Morales afirmó que hubo irregularidades en las actas de cierre de escrutinio y las consideró ”nulas de pleno derecho”.
Bernardo Arévalo, ganador de las elecciones en agosto y próximo a asumir el cargo el 14 de enero, calificó la solicitud de invalidez como “un golpe de Estado absurdo, ridículo y perverso”. En ese sentido, afirmó que los responsables están “dando patadas de ahogado”, durante una conferencia de prensa el viernes.
Del mismo modo, el presidente electo llamó a defender el resultado electoral y afirmó que lo sucedido “es un golpe al corazón” de la democracia guatemalteca. Esta calificación fue compartida por la Unión Europea (UE), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y gran parte de la Comunidad Internacional.
Estados Unidos vetó un alto el fuego en Gaza
Si hablamos de injusticias, sin lugar a dudas, no podríamos no mencionar lo que sucede en la Franja de Gaza. Como venimos detallando en Nota al Pie, Israel intensificó sus ataques en el sur del enclave palestino, con una ampliación de su ofensiva terrestre después de causar una gran destrucción en el norte del territorio gazati.
Desde el 7 de octubre, más de 16 mil civiles palestinos perdieron la vida, incluyendo a más de 7 mil menores de edad, en medio de un violento accionar del Estado de Israel. A pesar del repudio, la Comunidad Internacional no logró garantizar un adecuado funcionamiento de la asistencia humanitaria en Gaza.
La ineficacia de los espacios multilaterales para la resolución de conflictos, especialmente cuando se cometen graves violaciones al derecho internacional, como en el enclave palestino, pone de manifiesto la impotencia de un orden internacional institucionalizado en favor de los intereses imperiales. Esta semana, en el caso de la Franja de Gaza, esta realidad quedó demostrada nuevamente.
El viernes, tras invocar el artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad debatió una resolución para pedir un cese al fuego humanitario e inmediato en la Franja de Gaza. La moción, redactada por Emiratos Árabes Unidos y respaldada por más de 100 países, obtuvo 13 votos a favor en el Consejo de Seguridad, pero fue vetada por Estados Unidos, uno de los países con poder de veto en ese espacio.