La muerte perinatal abarca los casos de fallecimiento del feto durante el embarazo a partir de la semana 22. Este evento se produce además durante el proceso de parto y en los primeros siete días después del nacimiento, razón por la cual el ministerio de Salud puso a disposición el sistema protocolar para asistir a las personas afectadas por el duelo patológico.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran 2,6 millones de muertes perinatales en todo el mundo, siendo la mitad de ellas durante el proceso de parto y nacimiento. Además, el 98% de estos decesos ocurren en países de bajos y medianos ingresos.
Al respecto, el “Protocolo de procedimientos médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal” es un documento que proporciona recomendaciones para la atención integral en casos de duelo por muerte fetal o neonatal.
También existe una norma vigente (Ley 27.733) que establece los procedimientos médico-asistenciales para la atención en estos casos. En Argentina durante el 2021, por citar un caso, se reportaron 2.160 muertes en la primera semana de vida.
Esto significa que alrededor de 6 de cada 1.000 recién nacides fallecieron durante el primer mes y, de estos decesos, cuatro ocurrieron durante los primeros siete días. En varios de estos casos, la madre aún se encontraba internada en el hospital al momento del fallecimiento.
La psicóloga Natalia Zito es una de las autoras destacadas que ha contribuido en la elaboración de este importante documento. En diálogo con Télam, aseguró que la muerte perinatal no implica un riesgo físico pero sí una situación de extrema vulnerabilidad psicofísica que requiere asistencia rápida y especializada.
A su vez, la especialista de la salud mental aseveró que “la asistencia en un cuadro tan complejo estaba librada al sentido común de cada equipo de salud, sin pautas claras de asistencia”.
En ese sentido, la ausencia de un protocolo con directrices de atención genera una importante vulnerabilidad psicofísica que puede dar lugar a duelos patológicos o trastornos relacionados.
Es menester remarcar que en este nuevo protocolo se introdujo la idea de la urgencia en salud mental, reconociendo que la gravedad no se limita únicamente a lo físico, sino que también se considera el sufrimiento emocional asociado a la pérdida de une hije. Asimismo, se destaca la importancia de brindar una atención integral e interdisciplinaria en estos casos.
En referencia al cuidado mental, Zito remarcó: “La importancia de la guía es múltiple. En principio, porque por primera vez y de manera clara y concreta, se le hace lugar a la idea de que la urgencia en salud puede ser tanto física como psíquica”.
El enfoque se extiende a todes los profesionales de la salud, incluido el personal administrativo y auxiliar, reconociendo la importancia de brindar un trato cuidadoso a las mujeres y personas gestantes en todo momento.
Por consiguiente, ofrece sugerencias para fomentar un trato más empático, respetuoso y que facilite el proceso de duelo. Para esto, ayuda la manera en la que se nombran las situaciones y la muerte en esta guía.
Es esencial que el equipo de atención desarrolle la escucha activa y encuentre estrategias para identificar empáticamente las necesidades de la persona gestante o puérpera y quienes la acompañan, respetando su preferencia en cuanto a cómo ser nombrados.
Esto promueve un trato sensible y centrado en la persona, sin imponer una forma específica de afrontar la situación, sino más bien siendo flexible y adaptándose a las necesidades individuales de quienes experimentan estas pérdidas perinatales.