lunes 6 de mayo de 2024

Violencia económica, el maltrato invisible

El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, el GCBA y la Fundación Avon realizaron un conversatorio sobre esta problemática, que se enmarca en la campaña de Naciones Unidas de 16 días de activismo por los derechos de las mujeres.
Violencia económica
La violencia económica es toda acción u omisión que afecta la supervivencia económica de la víctima, por ejemplo, el control o la retención del salario. Crédito: Miradas Moradas.

Este lunes, se llevó a cabo el conversatorio “Hablemos sobre violencia económica y patrimonial”. La acción se enmarca en la campaña de los 16 días de activismo contra la violencia de género, la cual, fomentada por las Naciones Unidas, se extiende desde el 25 noviembre hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

https://twitter.com/EquipoELA/status/1729576783295533347

Las exposiciones fueron moderadas por Cecilia Bertolino. Durante la charla, que duró más de una hora, participaron María Eugenia Lago, de Estadísticas de CABA; Mariana Isasi, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA); Ana Inés Álvarez, de Fundación Avon; Natalia Gherardi, directora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y Alejandra Martínez, de Microjusticia Argentina.

Más allá de las expositoras, las participantes del Zoom contaron sus experiencias a través del chat. En la mayoría de los casos se trataba de mujeres a cargo de hogares monomarentales.

Violencia económica
Ana Inés Álvarez es directora ejecutiva de la Fundación Avon. Crédito: Innovar.

“No me criaron para ser autónoma económicamente”, “la Justicia es violenta cuando te dice ‘vaya a trabajar 3 ó 4 horas más si no alcanza’” y “yo me separé y denuncié, fue el mayor desafío que tuve en mi vida” fueron algunas de las principales frases.

La voces de las exponentes

Al comienzo, Bertolino hizo hincapié en que “alrededor del 90% de las mujeres que viven en pareja y tienen empleo cumple doble jornada laboral, ya que también se encarga de las tareas del hogar”. En la misma línea, María Eugenia Lago explicó que la violencia económica, “a veces, está mucho más naturalizada”.

En su turno, Natalia Gherardi destacó la importancia de que haya datos públicos y oficiales sobre el tema para tomar como punto de partida. Y, en sintonía con Lago, contó que “muchas mujeres se dan cuenta mientras escuchan las preguntas de lo que les pasa. Esto se relaciona con la socialización”. 

También alertó que la violencia económica es la materialización de los mandatos y estereotipos impuestos por la sociedad.

Por su parte, Mariana Isasi habló del trabajo de UNFPA en la sensibilización sobre este tipo de violencias. Por otro lado, destacó la importancia de la educación sexual integral al momento de la prevención, que “puede permitir desandar estos caminos de estereotipos desde temprana edad, que las chicas puedan conocer las diferentes posibilidades para empoderarse”, expresó.

Al mismo tiempo, Alejandra Martínez habló desde su rol de abogada y explicó que “para llegar a hacer una denuncia necesitamos que la persona que atraviesa estas violencias pueda identificarla”. “Es muy difícil porque venimos de una sociedad donde las mujeres cuidamos y los hombres son quienes administran y proveen el dinero”, expresó.

A su vez, “para que esto cambie hay que hablar, cuestionarlo, poder ponerle voz a diferentes situaciones”. “Todos conocemos a una mamá que mantiene sola pero no conocemos a un amigo, pariente, etc que no paga”, aseguró.

“Es necesario tener una cuota sentenciada u homologada, porque si no hay una cuota arreglada no hay un incumplimiento, si no tiene sentencia no vamos a poder reclamar nada. La Justicia no está diseñada para prevenir la violencia económica”.

Abogada Martínez
Violencia económica
Alejandra Martínez es directora de la Fundación Microjusticia Argentina. Crédito: Stephanie Bridger.

Los datos del informe

Las organizaciones realizaron una investigación basándose en entrevistas en profundidad. Las encuestadas fueron mujeres cis género, mayores de 18 años, en la Ciudad de Buenos Aires, y todas declararon “haber sufrido algún episodio de violencia económica por parte de su pareja o expareja”.

El estudio, además, detalla que las formas de expresión de los tipos de violencia son: psicológica, física, económica y sexual. Y, entre sus datos, destaca que el 53% de las consultadas declaró haber sufrido algún hecho de violencia durante su vida por parte de una pareja actual o pasada.

Entre estas mujeres que sufrieron alguna violencia, el 47,4% declara haber sido sometida a violencia psicológica, el 23,8% a situaciones de violencia económica, un 20,0% a violencia física y otro 13,7% a situaciones de violencia sexual, en su actual relación de pareja o anteriores parejas.

Del mismo modo, una de las expositoras mencionó otro estudio a nivel nacional, donde 12.152 mujeres de entre 18 a 65 años de edad fueron encuestadas y el 45% aseguró que atravesó algún tipo de violencia de género.

El estudio se trata de la Encuesta de Prevalencia de Violencia contra las Mujeres, impulsado por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y la Iniciativa Spotlight. Según los datos, de las mujeres que han vivido situaciones de violencia solo el 21% realizó la denuncia.

Violencia económica y cuota alimentaria

La Ley N° 26.485, del año 2009, define la violencia económica y patrimonial como “la que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer”. 

Según datos de UNICEF, 3 de cada 5 hogares a cargo de mujeres en Argentina no recibe la cuota alimentaria cuando corresponde. 

Pagar tarde o no pagar la cuota alimentaria es violencia económica. Este tipo de violencia deja a las mujeres en una situación de precariedad económica y alta vulnerabilidad, sobre todo las de clases populares que tienen hijes a cargo. Además, el depender económicamente del otro, muchas veces, agrava las situaciones de violencia doméstica que viven las mujeres.


La cuota no es algo fijo ni predeterminado, depende de los gastos y la capacidad económica. Es importante recordar que ambos progenitores tienen la obligación de brindar los alimentos y todos los rubros que esto incluye. Pero, en los casos en que sólo uno/a convive con las/os hijas/os, es al no conviviente a quien le corresponde la obligación de pagar la cuota alimentaria de manera proporcional a sus ingresos.

Al respecto, en agosto de este año el gobierno presentó el Índice de Crianza. Este indicador es un valor de referencia para saber cuánto destinan las familias a alimentar, vestir, garantizar vivienda, trasladar y cuidar niñes y adolescentes.

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