
La violencia vicaria es una de las más crueles, las que más lastiman y las que más agotan. Es un tipo de violencia que demuestra que el maltrato heteropatriarcal no tiene límites. El maltrato a les hijes para dañar a las madres, eso es la violencia vicaria y forma parte de las violencias hacia y contra la mujer.
En Argentina, la diputada nacional Mónica Macha presentó un proyecto de ley para modificar la Ley 26.485, de Protección Integral a las Mujeres. El proyecto, que representa el sufrimiento de miles de mujeres madres, busca agregar la violencia vicaria como arista de la violencia de género. Para Analia Cobas, de Editorial Sudestada: “Su tratamiento, aprobación y sanción es urgente: cada día miles de niñes son objeto de esta violencia”.
Aunque la lucha por Ni Una Menos sigue presente y más que nunca, la desobediencia de las mujeres lleva a los hombres violentos al límite. Cada vez existen más herramientas, propagandas y espacios dedicados a la protección de las mujeres. Gracias a ello, miles pudieron romper el círculo y reconstruir, una y otra vez, una vida libre de violencias. Sin embargo, hay algo que paraliza otra vez: ver a les hijes en la misma situación de la que apenas escaparon.
Una de las violencias que más sufren las mujeres es la psicológica, la misma que sufren les hijes luego de la separación violenta y el acuerdo de un régimen de visitas con el progenitor. La Ley de Protección Integral a las Mujeres comprende toda conducta, acción u omisión directa o indirecta, en lo público o en lo privado, que afecte la vida de esa mujer, su libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, patrimonial y su seguridad personal y la de sus hijes.
Las revinculaciones forzadas
María, luego de vivir durante cinco meses maltratos psicológicos, simbólicos y violencia económica, juntó sus cosas y se fue con su bebé de 1 año a la casa de su mamá. Durante un año, el progenitor nunca acercó pañales, ropa, comida, ni preguntó siquiera cómo estaba su hije. Ningún familiar suyo tampoco.
A poco de que ese bebé cumpliera los dos años, la madre fue citada al Juzgado de Familia N° 2 de Berazategui. El tribunal arrancó de los brazos de su mamá al bebé y lo entregó a su padre a otra habitación. El llanto quedó grabado para siempre: “Me levanto por las madrugadas imaginando cómo sería una vida sin mi hije”.
Ese progenitor no había pedido un régimen de visitas para “ver a su hije”, sino que inició un juicio por cuidado personal para que ese niñe viva con él. Aunque utilizó todos los instrumentos que estuvieron a su alcance, logró un régimen de visitas y se estableció una cuota alimentaria de, tan solo, el 25% del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM).
Un año después, María admite que su salud mental ya no resiste. Se mudaron hace poco a un departamento pequeño y eso avivó el avispero. Su hije volvió llorando en más de una ocasión porque su papá le decía que esa no era su casa, que su mamá no podía pagarla. Aunque luego, empeoró: “‘Papá me pregunta con quien vivimos y yo le digo que con nadie’, me decía y tiene apenas 3 años”, contó.
No solo la violencia vicaria preocupa
Según el Observatorio Nacional Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), hasta septiembre eran 252 femicidios y travesticidios en los que va de 2022. Esto es una muerte cada 38 horas. A su vez, fueron 187 niñes y adolescentes que quedaron sin madre. También, la recopilación de datos arrojó los intentos de femicidios que fueron 285.
Estos datos hablan de la urgencia de tener un Estado presente para prevenir y erradicar todo tipo de violencias contra las mujeres. A su vez, se deben contemplar los derechos del niñe y dar sentido a las palabras protección integral. Aunque los datos arrojados mes a mes, actualizados minuto a minuto son fríos, detrás de las cifras había historias, hijes, juegos, risas y abrazos que hoy no están.