Como cada año, este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La fecha recuerda a las hermanas Mirabal asesinadas en 1960, durante la dictadura comandada por Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana.
Patria, Minerva y María Teresa eran conocidas como “las mariposas”, un apodo algo suave para tres militantes políticas que resistieron y lucharon contra un régimen sangriento.
En memoria de las Mirabal, fue que el Movimiento Feminista de América Latina y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligieron este día para visibilizar la violencia que sufren las mujeres a lo largo y ancho del mundo. En ese sentido, la fecha también es una excusa para poner en agenda la necesidad de políticas públicas destinadas a combatir y erradicar esta problemática.
En lo que respecta a nuestro país, las cifras son alarmantes y el contexto político-económico y social exige profundizar el debate. En la tierra del Ni Una Menos y de la Marea Verde, las mujeres continúan siendo víctimas de un sistema patriarcal en el que la violencia no sólo es física, sino que además puede presentarse de distintas formas.
De hecho, que las mujeres sean quienes encabezan los índices de pobreza, desempleo o subocupación también es violencia. A días de que un candidato abiertamente machista como Javier Milei resultara electo presidente de la Nación, las posibilidades de creer que esto puede mejorar son escasas.
Sin embargo, el movimiento de mujeres de Argentina, que se caracteriza por su lucha y resistencia, no dará el brazo a torcer y continuará exigiendo justicia e igualdad.
Violencia sin fin: números que preocupan
Según el Registro Nacional de Femicidios, Femicidios Vinculados, Trans/Travesticidios y Otras Muertes Violentas elaborado por Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), desde el 1° de enero hasta el 17 de noviembre de 2023, en Argentina hubo 219 femicidios y 490 intentos de femicidios.
Sin embargo, el informe exhibe un abanico más amplio de los casos y da cuenta de un total de 338 muertes violentas de mujeres, travestis y trans, perpetradas una cada 23 horas.
De esa cifra, en tanto, se desprenden los más de 200 femicidios, femicidios vinculados y trans-travesticidios, pero también 54 muertes asociadas al género; economías delictivas o colaterales (narcotráfico, venganzas, deudas, etc). Lo mismo sucede con delitos comunes como robos, ajustes de cuenta, venganza y extorsión.
No obstante, desde MuMaLá aclararon que todavía hay 58 muertes violentas que están en proceso de investigación, a la espera de autopsia y peritajes. Por esta razón, se estima que las cifras de femicidios pueden seguir en aumento.
A raíz de este relevamiento, otro número alarmante que aparece es la cantidad de niñes y adolescentes que perdieron a sus madres en manos de femicidas. Según el informe, el 47% de las víctimas tenían hijes, por lo que este año más de 230 niñes y adolescentes se quedaron sin mamá.
Su propia casa, uno de los lugares más peligrosos para las mujeres
Acerca del vínculo que había entre víctima y victimario, el registro de MuMaLá evidenció que el 57% de los femicidios fue cometido por parejas o exparejas; el 17% por hombres conocidos de la víctima; el 8% por familiares directos y otro 6% por familiares no directos. Sólo un 4% de los femicidios fue perpetrado por hombres desconocidos, mientras que de un 8% aún no hay datos concretos.
Con respecto a denuncias, el trabajo dio cuenta de que el 22% de las mujeres había demandado a su agresor. De esta manera, se supo que en el 67% de los casos existía una orden de restricción de contacto o perimetral, mientras que el 27% contaba con botón antipánico.
Por otra parte, el estudio también indagó sobre los espacios en los que se cometieron los crímenes. Al respecto de los números, desde MuMaLá advirtieron que las viviendas siguen siendo los lugares más inseguros para las mujeres, debido a que allí fueron cometidos el 61% de los femicidios.
En cuanto al resto de los casos, el 11% se perpetraron en la vía pública, mientras que el mismo porcentaje se dio en la vivienda del victimario. Otro 6% de los femicidios fue en descampados; un 4% en propiedades privadas y un 3% en el lugar de trabajo de la víctima.