La ciencia argentina es un motor de desarrollo para nuestro país. De manera reciente, un destacado grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) desarrollaron “Mamoref”, un mamógrafo que se distingue por su singularidad a nivel mundial.
Se trata de un mamógrafo óptico que, a diferencia de la tecnología convencional utilizada para estudios médicos mamarios, no es invasivo ni utiliza radiación, permitiendo una mayor precisión en el diagnóstico. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial.
“Mamoref”, el notable avance científico argentino
Bajo el nombre de “Mamoref”, se presentó dicho mamógrafo óptico diseñado para ofrecer una experiencia médica rápida, cómoda y con resultados precisos. Este logro es el resultado del arduo trabajo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas.
Después de un extenso proceso, se logró llegar a un prototipo finalizado. Este proyecto se llevó a cabo mediante una colaboración público-privada, ya que es propiedad de Bionirs, una empresa de base tecnológica que surgió de la asociación entre la Universidad, el Conicet y el Grupo Sancor.
Cabe destacar que se trata de una iniciativa de bajo costo en comparación con otras tecnologías similares. Por esta razón, sus desarrolladores tienen la expectativa de que, después de completar el proceso de pruebas clínicas y obtener la patente, este mamógrafo óptico se convierta en una herramienta accesible para el sistema de salud a nivel provincial y municipal.
Una mamografía sin dolor
¿Cómo funciona y de qué manera se hace el estudio? son algunas de las preguntas que surgen en torno al nuevo desarrollo. El diseño del mamógrafo óptico está pensado para que cada paciente pueda utilizarlo de manera muy sencilla: simplemente debe sentarse y apoyar las mamas en la parte frontal del dispositivo.
En cuanto al funcionamiento, la máquina puede detectar y diagnosticar cualquier anomalía mediante luces rojas e infrarrojas que atraviesan un sistema de ópticas y luego son redirigidas hacia las mamas. De esta forma, siguiendo la indicación del especialista, las luces realizan un trabajo similar a un escaneo que es captado por una cámara científica.
El estudio con Mamoref no excede los 5 minutos. Pamela Pardini, doctora en Física de la UNCPBA y una de las desarrolladoras, mencionó en una entrevista con TV Pública: “Lo diseñamos pensando en el confort de la mujer para que no eviten esta instancia por el dolor o incomodidad”.
Gracias a los periodos de prueba, se logró llegar a un prototipo con un diseño cómodo y respetuoso con las diversas corporalidades. Es importante destacar que ya no se necesitan los Rayos X para detectar signos de cáncer (y los daños que implica en el cuerpo), ni las molestias o dolor que ocasiona el método tradicional al aplastar las mamas.
Por ello, les investigadores invitan a seguir avanzando en los ensayos clínicos para homologar este mamógrafo óptico y convertirlo en una herramienta que evite un proceso invasivo, como lo es la biopsia, que genera una experiencia poco grata para las personas con temor a un posible cáncer.