Durante este fin de semana y hasta próximo aviso, el Parque Nacional Iguazú permanecerá sin acceso al público con cierre preventivo del área Cataratas, a causa de la crecida del caudal del río Iguazú.
Así lo determinaron el personal de Parques Nacionales, técnicos y guardaparques del Parque Nacional Iguazú y la concesionaria de servicios Iguazú Argentina S.A. (IASA), quienes realizaron una recorrida por los circuitos Superior e Inferior. También participaron referentes del sector turístico, fotógrafes, guías, trabajadores del Área Cataratas y medios de comunicación.
En la jornada de ayer, el caudal del río se encontraba 10 veces superior al caudal promedio de las Cataratas del Iguazú. A causa de las intensas lluvias registradas en la región, autoridades del Parque informaron que se espera una nueva crecida del río para los próximos días.
Nota al Pie conversó con el Dr. Atilio Guzman, biólogo del Parque Nacional Iguazú, para conocer las causas y consecuencias de esta extraordinaria crecida.
Crecida del río Iguazú: lluvias, desmonte y represas
“No es muy frecuente que el río crezca tanto. La última crecida fue el año pasado, pero ese nivel no se alcanzaba desde 2014, cuando se registró un caudal enorme, de arriba de 30.000, casi 40.000 metros cúbicos. Así que está bueno remarcar que no es muy común que se registre dos años seguidos”, comenzó explicando el especialista.
“La crecida es consecuencia de las grandes lluvias, y de las 13 represas que hay instaladas en el territorio de la cuenca del río Iguazú, en Brasil. Es una cuenca larga, en línea recta son 600 km”, indicó. Además, aseguró que esto está relacionado con los desmontes.
“Lo que hace la selva es filtrar el agua. El agua que cae es retenida por toda la cobertura de estratos que tiene antes de llegar al suelo. Eso hace que la gota de agua no tenga un impacto directo sobre el suelo, se produce un microclima de evaporación previo a caer al suelo”, señaló.
Por otro lado, “el bosque permite la filtración hacia capas subterráneas. Dependiendo la cantidad de carga que tenga el suelo va a retener más o menos, pero siempre la vegetación hace que la filtración sea mayor. Además, la vegetación hace que lleguen menos sedimentos a los ríos”, añadió.
Respecto de las represas, el biólogo comentó que “Las crecidas en el río Iguazú eran habituales incluso antes de construidas las represas, no es que son las responsables. Es un río que está dentro de una cuenca de basalto muy encajonado. Por eso hay fluctuaciones normales de los caudales pero las represas lo que hacen es disminuir las crecidas entre los 2.000 y 6.000-8.000 m3 por segundo”.
Además, informó que “no hay tantos picos en eso, sino que hay un caudal mínimo que debe cumplir la represa para garantizar la supervivencia de algunas especies. Esto varía según la represa a partir de estudios de impacto ambiental”.
La crecida trae consecuencias directas sobre las islas del río Iguazú superior, “hace que las islas se vayan reduciendo y fragmentando. Se pierde parte de lo que es el suelo, con eso quedan expuestas las raíces y los árboles se caen”.
Además, todo el ecosistema del río va a sufrir cambios, aunque sean especies adaptadas a las crecidas. Lo que se desconoce aún es cómo se pueden adaptar a semejante magnitud. En los próximos días, e incluso meses, se podrá saber con mayor exactitud el efecto del temporal y la crecida en la biodiversidad del Parque Nacional Iguazú.