Un 25 de octubre de 1938, la poeta y docente argentina Alfonsina Storni, de 46 años, tomó la decisión de quitarse la vida. Había padecido un doloroso cáncer de mama. Así, se despidió de su primogénito, Alejandro.
Al mismo tiempo, la poetisa enviaba un sentido poema para ser publicado en el Diario La Nación, donde escribía en aquel momento. En su declaración había una aclaración para la policía en donde explicaba que “no habían culpables de su muerte”.
Esas palabras presagiaron su final: ubicada en la escollera del Club Argentino de Mujeres, a 200 metros mar adentro de las arenas de la icónica playa La Perla (Mar del Plata), Storni le dio fin a su vida arrojándose a sus frías aguas.
En honor a su trayectoria y vida, a pocas horas de haberse cumplido 85 años de su partida física, Nota al Pie realizó un repaso por sus obras, su historia y el origen de sus poemas y frases más históricas.
¿Quién fue Alfonsina Storni?
Alfonso Storni y Paulina Martignoni, junto a sus hijos mayores, se sumergieron en un viaje familiar para instalarse en la provincia de San Juan, con esperanzas de un antes y un después en sus vidas.
Durante esta nueva instancia, crearon la “Cerveza Los Alpes, de Storni y Cía”, que luego se dio a conocer en toda la región de la provincia sanjuanina. Sin embargo, en 1891 la familia decidió viajar a Suiza, dejando a los hermanos mayores a cargo de la empresa cervecera en San Juan.
Un año después, más precisamente un 29 de mayo de 1892, nació Alfonsina Carolina Storni, en la aldea Sala Capriasca, a 8 km al norte de la ciudad de Lugano. Durante su crecimiento, la joven acompañó a su madre en diferentes castings hasta que tuvo la oportunidad de participar en una obra teatral.
Posteriormente, en el año 1909, dejó el hogar materno para terminar sus estudios en la localidad de Coronda, Santa Fe. En sus años de aprendizaje del idioma castellano, llevados a cabo en la Escuela Normal Mixta de Maestros Rurales, su profesora Emilia Pérez de la Barra la impulsó a trabajar para ser escritora.
Durante aquella época, la secretaria de la institución, Carlota Garrido de la Peña, le propuso publicar el boletín del colegio, en donde reflejaba las actividades de la Institución.
“La alumna docente Storni cantó una romanza con voz dulce y sentimental”, reflejaba un histórico boletín durante su estancia en la escuela.
En 1911, Alfonsina se trasladó a Buenos Aires con sus pocas pertenencias y, un 21 de abril de 1912, nació su hijo Alejandro. Al día de hoy, no se conoce al padre del chico.
En 1913, realizó colaboraciones en la revista Caras y Caretas, donde recibía como remuneración $25.
Como nunca se quedaba quieta, leía todos los avisos que ofrecían empleos hasta que encontró una búsqueda de “corresponsal psicológico”, y allí pudo desarrollar una redacción propia.
El comienzo de una carrera que la llevó a conocer su lado de escritora
En el diario Caras y Caretas, conoció a José Enrique Rodó, Amado Nervo, José Ingenieros y Manuel Baldomero Ugarte. Además de haber tenido una amistad profunda con ellos, su trabajo también le permitió generar una buena posición económica. El mismo la llevó a conocer Montevideo, Uruguay, donde conoció a la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou y al que sería su gran amigo, el escritor Horacio Quiroga, de la misma nacionalidad.
Durante su trayectoria, Alfonsina publicó poemas en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Además, fue docente en el Teatro Infantil Lavardén, en la Escuela Normal de Lenguas Vivas, y en 1917 fue nombrada maestra directora del internado de Marcos Paz. Para el año 1916, hizo público su primer libro “La inquietud del rosal”, que le permitió realizar colaboraciones literarias en publicaciones como Fray Mocho, El Hogar y Mundo Argentino.
En relación a las distintas etapas de sus obras, podemos encontrarnos con libros de estilo romántico y moderno como: La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920) y Ocre (1920). Sin embargo, Alfonsina también tuvo una época de visión oscura, irónica y angustiosa, que se manifestó en las obras Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).