La semana pasada comenzaron los Juegos Panamericanos Santiago 2023 con grandes expectativas de cara a los 520 atletas argentines que compiten en este evento. Con una distribución de 246 mujeres y 274 hombres en 39 disciplinas, la vigente edición tendrá 17 días de competencia con su finalización y ceremonia de clausura el próximo 5 de noviembre.
En la actual competición, cuya inauguración tuvo lugar el último viernes, habrá tres deportes que harán su debut en este estilo de torneo: el Breaking, la Escalada Deportiva y el Skateboarding. En ese sentido, la disciplina vinculada al montañismo tuvo su desenlace el martes pasado. Con seis atletas nacionales como protagonistas, la Argentina tuvo un merecido reconocimiento al tener a uno de ellos en una de las finales.
La gran ganadora de esta experiencia deportiva fue la puntana Valentina Aguado, quien en sus primeros Juegos Panamericanos llegó hasta la instancia decisiva. El último martes, la atleta nacional disputó la final en la prueba de Boulder y Lead, y aunque no tuvo el desempeño esperado, logró una enorme satisfacción personal. Con un puntaje de 88.8 finalizó su participación en la 6° posición de la competencia y en su primera inclusión tuvo el privilegio de alcanzar una final.
Un comienzo que se estableció hace más de 500 años
La mecánica de escalar se arraiga de forma natural en el ser humano desde tiempos inmemoriales. Desde pequeño todos han sentido la necesidad de escalar algún árbol o terreno elevado sin importar la dificultad que presente. Asimismo, esta actividad entrega grandes sensaciones físicas y emocionales, como el hecho de poner el riesgo como factor principal de su realización. En ese sentido, el origen que se asemeja a lo que hoy se conoce como escalada data del siglo XV.
En aquel entonces, la primera persona en escalar una estructura vertical fue Antoine de Ville en 1942 al imponerse al Mont Aiguille. Este terreno natural era una montaña de 300 metros de ascensión que contaba con una cima horizontal, un lugar inaccesible para los humanos de la época. Aunque De Ville no conocía de manera consciente los cimientos que forjó, la primera consideración como escalada se concentra un poco más cerca en el tiempo.
En 1786 se concedió el primer ascenso considerado como escalada gracias a que Benedict de Saussure se interesó en conocer la medida del Mont Blanc. Con esa primicia, ofreció una recompensa a aquella persona que logre resolver su duda. Ante ese panorama, apareció Michel-Gabriel Paccard para completar esa misión de forma exitosa e innovadora. Ese histórico suceso lo colocó como el primero en subir la montaña europea y marcó un cambio en la práctica de escalar.
Durante gran parte del Siglo XVIII las montañas eran estructuras naturales inaccesibles para cualquier persona, pero Paccard modificó esa creencia. Desde entonces, muchos quisieron seguir los mismos pasos que el alpinista francés y desde el Siglo XIX se extendió el uso de materiales para favorecer la actividad. Con grandes aspiraciones en la disciplina, surgieron las primeras escuelas y clubes en Europa y Estados Unidos.
En 1932, y debido a la unificación de varias de las escuelas, se fundó la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo. Sin embargo, la escalada en sí se diferencia del alpinismo por el propio objetivo del escalador. La variación es que llegar a la cima no es lo importante, sino el traslado por las paredes verticales. Es por ello que los alpinistas de aquel tiempo conformaban una versión similar a la escalada actual al subir por paredes muy inclinadas.
Un notorio crecimiento en el aspecto deportivo
Con un origen proveniente del modelo tradicional, la escalada deportiva alberga tres pruebas o disciplinas propias: bloque (boulder), dificultad (lead) y velocidad (speed). En todas se utilizan anclajes constantes incrustados a una pared artificial para escalar. Esta actividad física adoptó el sistema deportivo de competición en 1985 en Bardonecchia, Italia, durante un evento conocido como “SportRoccia”. Sin embargo, se especula que a finales del Siglo XIX comenzó la escalada en rocas naturales como actividad recreativa.
A inicios de la década de 1990 se tomó la decisión de que la disciplina tendría su realización en infraestructuras fabricadas de forma artificial. Esta iniciativa dejó de lado los terrenos naturales para representar el mayor valor del deporte al apuntar a la preservación del medio ambiente. Desde aquel entonces, y en especial en las últimas dos décadas, la disciplina continuó con su crecimiento dentro del ambiente deportivo.
En la actualidad, la actividad está regida por la Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC), fundada en 2007. Esta federación fue la sucesora del Concilio Internacional para la competitividad del deporte que tuvo su fundación en 1997. El máximo ente regulador está compuesto por 81 federaciones de escalada, donde 64 son miembros fijos, 12 son asociados, 3 son observadores. Además, las últimas 2 son regionales, Bielorrusia y Nueva Caledonia.
Cada prueba de la disciplina consta de sus propias reglas y métodos. En la boulder el atleta debe escalar paredes de 4,5 metros de altura sin cuerda en un lapso de tiempo determinado y durante la menor cantidad de intentos posibles. Su clasificación se determina por el número de obstáculos superados. En tanto, en la de dificultad los atletas escalan con una cuerda una pared desconocida de más de 15 metros de altura en seis minutos. Esta realización implica el uso total de las capacidades físicas y mentales de cada atleta.
Por último, la categoría de velocidad es una carrera deslumbrante de uno contra uno a contrarreloj en diversas rondas eliminatorias. En las mismas se aplica una mezcla propia de precisión, concentración y determinación para subir por un muro de 15 metros de alto con una inclinación de 5 grados. En este 2023, la disciplina tuvo su debut en los Juegos Panamericanos, pero ya fue partícipe de forma oficial en los Juegos Olímpicos (JJOO) y ha realizado su propio Mundial.
Antecedentes en eventos deportivos
Más allá de la actual participación de la disciplina en la ciudad chilena, desde hace tiempo está sumergida en diferentes competiciones internacionales. Como sucede este 2023 con los Juegos Panamericanos, hace dos años la escalada debutó de forma oficial en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Cabe resaltar que esa edición se disputó en el mes de agosto de 2021 por la pandemia. En la capital japonesa compitieron 40 atletas divididos en las categorías masculina y femenina.
A diferencia del evento que se disputa en Chile, en Tokio no hubo representantes argentinos, aunque Aguado fue la que estuvo más cerca de clasificarse. En cuanto a los resultados, España y Eslovaquia se repartieron las medallas doradas. Mientras que, Japón, con dos, Estados Unidos y Austria se quedaron con las medallas restantes del “Top-3”. Por otro lado, la atleta puntana fue la única representante nacional en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.
Durante la tercera edición del certamen internacional de verano, Aguado finalizó en la novena colocación y no pudo alcanzar la gran final. Este evento es realizado por el Comité Olímpico Internacional y abarca a jóvenes atletas de entre 15 y 18 años en una alternativa no oficial de los JJOO. La misma cuenta con dos versiones, una estival y otra invernal que se celebran de manera alterna desde 2010 y 2012 de forma respectiva.
Para finalizar, la escalada deportiva disputa su campeonato mundial desde 1991 cuando la primera edición se desarrolló en Fráncfort, Alemania. La competición es organizada por la IFSC (por sus siglas en inglés) y durante los años impares hasta 2012, momento en que se empezó a realizar en los años pares.
Las pruebas de dificultad y velocidad están desde el inicio y la de bloques apareció en 2012. Por su parte, la prueba combinada se realizó entre 2012 y 2021 con las tres individuales involucradas, mientras que desde 2023 sólo contempla la de dificultad y bloques. Sin duda que la escalada deportiva de a poco genera su propio espacio dentro del ámbito deportivo en todo el mundo.