Hace más de una década, alrededor de 20 mil mujeres argentinas fueron estafadas con prótesis mamarias del Laboratorio Poly Implant Prothèse (PIP). En la actualidad, un estudio legal de Francia promueve la campaña de concientización #AúnEstásATiempo para concientizar sobre la negligencia del mismo.
En este marco, Bárbara de Amonarraiz, víctima de negligencia médica, compartió su historia en una entrevista con Nota al Pie. “La belleza no es exterior, es interior. Pero a quienes nos han perjudicado la salud por belleza que no tengan piedad por ellos, que todos aquellos que han hecho leña del árbol caído paguen”, sentenció.
Estas prótesis, que fueron implantadas en casi 500 mil mujeres de 60 países, representaban un riesgo significativo ya que tenían una frecuencia de ruptura siete veces mayor que otros implantes. A pesar de ser certificados como seguros por la empresa alemana TÜV Rheinland, en realidad eran una amenaza para la salud.
Las prótesis PIP contenían silicona industrial, no adecuada para uso médico, que se desintegraba en pequeños granos capaces de migrar en todo el cuerpo. Por esta razón, la recomendación general es retirar las prótesis incluso si no se rompieron, y esta advertencia aún es válida en la actualidad.
¿Cuándo te realizaste la cirugía de implantes mamarios y qué información te brindaron sobre ellos?
Me realicé la cirugía en el año 2007 en la clínica del Doctor Méndez, en la Avenida José María Moreno al 600. Ya tenía una relación de paciente-profesional de muchos años por hacerme una abdominoplastía y un lifting, por lo que confiaba plenamente en él. Como era la hora del recambio de implantes, accedí a que él me ofreciera PIP, que era lo recién llegado y lo más revolucionario.
¿Qué afecciones podía causarte el implante PIP?
Como toda prótesis mamaria podía acarrear algunos inconvenientes como seromas, rechazos, infecciones, las cuales acepté y firmé ciegamente porque confiaba en quien era mi profesional desde el año 1991. Él me había hecho abdominoplastía, lifting, nariz, papada, y relleno de labios. También me realizó dos cirugías de mamas.
¿Recordás cómo te enteraste de la estafa del Laboratorio PIP, la cual causó daños graves en muchas mujeres?
Sentí como que el mundo se me acababa y eso que estaba a una cuadra de casa. Me resultó tan preocupante que lo primero que hice fue fijarme en mi agenda cuándo había sido la cirugía; ahí detecté que fue en 2007 y recordaba que las prótesis que tenía eran PIP.
¿Cómo procediste al enterarte de esta gravedad?
Lo primero que hice fue comunicarme con el cirujano plástico, después de intentarlo varias veces me atendió y dijo que cerró la clínica, que se había jubilado. Además me respondió que no podía entregarme la historia clínica porque se había deshecho de todo el historial clínico, incluso de los stickers de PIP.
Fue desesperante, decepcionante. La verdad que me quería matar y empecé a notar en los distintos medios de comunicación que aparecieron distintos abogados y estudios jurídicos que querían llevar el caso a la justicia.
Pasaste por muchas cirugías en poco tiempo para reparar el daño…
En tres años, me realicé seis cirugías y cuatro toilettes quirúrgicas que afectaron mi vida emocional y psicológica. Mi salud estuvo deteriorada y recibí muchísimas dosis de corticoides. Mi cuerpo se deformó, se infló, pero lo peor de todo esto era la fiebre, la febrícula constante.
¿Cómo te enfrentás al espejo?
El espejo me devuelve todos los días de mi vida. Lo que trato de hacer es no mirarme en detalle, en levantarme con optimismo y pensar que la batalla a mi salud está ganada. Hoy día, estoy agradecida al doctor Ferriols.
¿Qué mensaje le darías a otras mujeres que podrían estar en una situación similar?
Me solidarizo con todas aquellas mujeres que todavía tienen las prótesis puestas, que por problemas económicos no pudieron quitarlas o reponer. Estamos esperanzadas en que ellas puedan cobrar la provisoria, que seguramente será así, y que podemos llegar a la final después de evaluar cada caso.
Les diría a las mujeres que podrían estar en una situación similar que dejen de lado los tabúes, que tomen conciencia de que no es estética, sino salud. Que todo esto ha causado un estrago y que tenemos que poner un punto final porque, como siempre digo, no se puede tapar el sol con el pulgar.