La muerte súbita es el deceso repentino de una persona que creía estar sana o ignoró síntomas de problemas cardiacos. Es una de las formas más frecuentes de perder la vida en nuestro país, por lo que la preocupación de la comunidad médica es alta. Aún así, puede evitarse si se recibe la atención y los controles adecuados. Para difundir estos conocimientos esenciales, la Fundación Cardiológica Argentina organizará por octava vez la Semana de Concientización y Prevención de la Muerte Súbita.
Estas jornadas se llevan a cabo para promover la práctica de la reanimación cardiopulmonar (RCP) y generar más conciencia y conocimientos al respecto. De hecho, hasta el 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón, la Fundación Cardiológica Argentina dispondrá de 1.000 becas para quienes quieran realizar cursos gratuitos para aprender esta técnica.
La próxima clase tendrá lugar el 31 de agosto de 10 a 13 en Marcelo T. de Alvear 2320 PB º A º, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), y la inscripción puede realizarse a través del siguiente link. El temario tratará asuntos como la activación del sistema de emergencias médicas; la reanimación cardiopulmonar y uso del desfibrilador automático (DEA) en adultes; la reanimación cardiopulmonar en niñes y lactantes; y las maniobras de desobstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño en adultes, niñes y lactantes.
¿Cómo actuar ante este tipo de sucesos?
Lo primordial es capacitarse y que los espacios públicos y privados cumplan con la Ley N° 27.159 de Prevención Integral de la Muerte Súbita, que establece que cualquier lugar público o privado al que concurran más de 1.000 personas por día debe contar un desfibrilador automático externo y personas entrenadas en RCP. Las jornadas reclaman que esto no suele cumplirse.
Según explicó a Nota al Pie el Dr. Mario Fitz Maurice, médico cardiólogo y director del Instituto Nacional de Arritmias (INADEA) y jefe sección arritmias del Hospital Rivadavia, si une es testigue y ve que alguien inexplicablemente cae inconsciente, hay que revisar si respira. Si no lo hace o lo hace con dificultad hay que llamar a emergencias. Luego debe pedirse un desfibrador y levantar la remera del afectade, que debe estar en una superficie firme.
El procedimiento indica que hay que poner una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima y, con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante. El ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto. También hay que utilizar un desfibrilador DEA y seguir sus instrucciones hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia.
Si la persona es asistida durante el primer minuto, tiene entre el 70 y 80% de chances de llegar con vida al centro de asistencia. Estas probabilidades van disminuyendo un 10% con cada minuto que se demora el inicio de las maniobras de RCP. Además, a partir de los tres minutos de ocurrido el paro cardíaco, la falta de aporte de oxígeno al cerebro provoca un daño irreversible, si es que la víctima no fue asistida con las compresiones torácicas para mantener la circulación de la sangre.