En el marco de un estudio de carácter internacional llevado a cabo en Brasil, científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) participaron del hallazgo de restos fósiles de una criatura ancestral conocida como Venetoraptor. El descubrimiento, que fue tapa de la Revista Nature esta semana, promete arrojar nuevos datos sobre los ecosistemas terrestres que existieron hace 230 millones de años.
Un legado de colaboración científica
En 2022, el fósil fue desenterrado por Rodrigo Temp Müller, un científico de la Universidad Federal de Santa María de Brasil, quien también es autor principal de la investigación. La denominación del fósil encontrado tiene un significado especial: “Venetoraptor” fusiona “Vale Vêneto”, el nombre de la región cercana al sitio de hallazgo, con “raptor”, término que en latín significa saqueador y hace referencia a las características del pico y las manos de este antiguo reptil.
En palabras del paleontólogo, el descubrimiento del “Venetoraptor” es del tipo que revoluciona nuestros paradigmas: “Mirando su aspecto inesperado, es imposible no pensar en toda la diversidad oculta que espera ser descubierta” afirmó en diálogo al CONICET.
Por su parte, Federico Agnolín y Martín Ezcurra son dos de los científicos argentinos involucrados en el estudio del nuevo reptil llamado Venetoraptor Gassenae. Durante la presentación del hallazgo en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), los paleontólogos explicaron los alcances del descubrimiento y presentaron una reconstrucción del esqueleto del ejemplar.
El Venetoraptor es miembro de la categoría de especies extintas conocidas como Lagerpetidae, cuyos restos fósiles fueron inicialmente encontrados en formaciones rocosas del Período Triásico en proximidad de la Puerta de Talampaya, ubicada en la provincia de La Rioja. Dentro de este contexto, el Venetoraptor Gassenae se posiciona como uno de los ejemplos más completos de precursores de pterosaurios jamás identificados.
Ezcurra, quien se desarrolla como investigador del CONICET en el MACN, aseguró que “este estudio desafía las ideas tradicionales de que la diversidad de este linaje de reptiles floreció sólo después del origen de los dinosaurios y pterosaurios”. Además, enfatizó que se llevaron a cabo múltiples análisis computacionales basados en un extenso conjunto de datos para validar esta hipótesis.
Un ancestro misterioso emerge
A través del análisis de un esqueleto parcial bien conservado, se pudo lograr una visión más completa del cráneo y la ecología de los Venetoraptor Gassenae. Lo que hace que este fósil sea especialmente intrigante es la combinación única de características anatómicas que presenta.
Con un metro de longitud y un peso de 4 a 8 kilogramos, este reptil poseía un cráneo con un pico afilado, similar al de un ave rapaz, a pesar de no ser un animal volador en sí mismo. Esta característica precede a la aparición de los dinosaurios en aproximadamente 80 millones de años. Además, sus grandes manos exhiben garras largas y afiladas, lo que sugiere un cambio en el comportamiento y la locomoción de estos antiguos reptiles.
Este descubrimiento marca un punto de quiebre en la necesidad de un desplazamiento cuadrúpedo obligatorio en estos linajes precursores, lo que lleva a una reevaluación de cómo estos animales se movían y cazaban.
Estos hallazgos cuestionan las concepciones previas sobre la evolución de los dinosaurios. En lugar de una diversificación exclusiva después de sus orígenes, se sugiere que una variedad más amplia de formas ecomorfológicas tuvo éxito en la supervivencia. Este estudio, que fue tapa de la revista Nature esta semana, refuerza la noción de que el éxito evolutivo no se limitó a unos pocos linajes sobresalientes, sino que abarcó una amplia gama de adaptaciones y características.
Detrás de este emocionante descubrimiento yace la colaboración y dedicación de científiques de diversas partes del mundo. Los investigadores argentinos no solo aportaron su experiencia, sino que también tuvieron acceso a recursos esenciales, como las supercomputadoras del Centro de Computación de Alto Desempeño de la Universidad de Córdoba (UNC), que facilitaron el análisis exhaustivo de los datos recolectados. Además, la investigación contó con la experiencia de expertes en fósiles brasileños.