Cada jueves a las 21, en la sala del conocido teatro porteño del barrio de Palermo, El Método Kairós (El Salvador 4530), se vive un ambiente de alegría y reflexión. “Lo Normal” presenta una puesta en escena donde lo único “normal” es tener una historia en la cual les espectadores se cuestionen y desmitifiquen clichés sobre la discapacidad.
¿Una persona con discapacidad puede tener sexo? ¿Les padres deben sobreproteger a sus hijes? ¿Es común que se dé una relación sentimental con alguien que no tenga discapacidad? Son algunas de las respuestas que plantea “Lo Normal”, una pieza teatral escrita por Malena Ratner y Francisco Ruiz Barlett, con música de Adrián Berra.
Dirigida por Mariana Cumbi Bustinza y Malena Ratner, es una obra perfectamente lograda por un gran elenco: Marisol Irigoyen (Camila), Julieta Roccatagliata (Florencia), Raquel Ameri (Mercedes), Diego Castro (Fernando), Joaquín Varela (Pedro). Las entradas se encuentran a la venta en www.alternativateatral.com
“Lo Normal” trata la vida de dos amigues con discapacidad, quienes no lo ven como una adversidad, sino que lo asumen como un reto para seguir adelante.
En escena, magistralmente aparece el perfil de Florencia, la amiga cómplice, y les padres sobre protectores de Camila, una joven con discapacidad motriz y una personalidad tímida, quien intenta conocerse.
Por insistencia de su madre, Mercedes, concurre a un centro de día y allí conoce a Florencia, extrovertida, temeraria y sin límites para expresarse. Tiene novio, habla de sexo sin tapujos y detesta que “las personas con discapacidad sean tratadas como mártires o angelitos inspiradores”.
Así, Florencia guía a Camila para salir de su monótono entorno y, como un hada madrina, la alienta a descubrir todo el potencial que tiene para abrirse al mundo.
En medio de todo este contraste, está la figura de Pedro, amigo de Florencia, quien está atraído por Camila. De este modo, comienza un juego de seducción entre los dos. Unides por la música y la creatividad, Pedro hace que Camila sienta lo que es ser atractiva y deseada.
Abanderada de la inclusión
Julieta Roccatagliata, actriz y cantante de 18 años de edad, estudia la carrera de Audiovisión en la Universidad Nacional de Lanús (UNLA). Desde pequeña estudió actuación en la Escuela del Municipio de Morón. Además, participó en las obras de teatro de Panam y en presentaciones del reconocido Carlitos Balá.
Hace un tiempo, recibió el Premio Bienal ALPI por proyecto de plazas inclusivas. A su vez, junto con su hermano mellizo Lautaro son activistas, y tienen una cuenta en Instagram llamada @mellis_roccatagliata donde concientizan acerca de la inclusión en la discapacidad.
Julieta y Lautaro, nacieron con síndrome de regresión caudal, una enfermedad que afecta a los miembros inferiores del cuerpo. Ella usa silla de ruedas y él bastones. Motivades por su propia realidad, lograron que se modifiquen tres escuelas y las plazas de Morón, para que las personas con discapacidad tengan mayor movilidad.
“Lo Normal” como fuente de inspiración
Nota al Pie, charló con Julieta Roccatagliata para profundizar acerca de cómo es interpretar a Florencia y sus experiencias en “Lo Normal”.
Tenés una base actoral, pero ¿cómo fue audicionar y lograr el protagónico?
Surgió en base a que Malena Ragner, la directora, escribió esta obra increíble y me mandó un flyer para el casting. Con mucha emoción e ilusión, se lo comenté a mi mamá y ella me llevó para ver si quedaba o no.
Para postular, Malena nos envió una parte de lo que fue el primer libreto con los personajes, tanto de Flor como Camila. Cuando llegué al casting, estuve un poco nerviosa, traté de dar lo mejor de mí. Repetí tres veces el texto y la actuación fue una forma de descargar energía. Posteriormente, pidieron que dijera las cosas de una manera distinta a las cuales estaba interpretando el papel, pero siempre me hicieron sentir cómoda. Después, cuando fui repitiendo las escenas, más tranquila, me solté más.
Al verte en escena, personificando a Florencia, percibí que tiene mucho de tu personalidad, ¿es correcto?
Sí, además siento que de ambos papeles. Florencia es una mina que se lleva todo por delante, lucha por lo que le corresponde, y Camila está encontrándose a sí misma.
“Lo Normal” esboza que a una persona con discapacidad no está bueno decirle que “es alguien admirable o un ser más espiritual por la situación que transita”. Ustedes lo remarcan, hacen reflexionar sobre lo que se dice sin pensar…
Se refleja la realidad y al mismo tiempo, obviamente, un poquito de ficción. “Lo Normal” va dirigida desde el lado del humor porque nosotros a veces en el colectivo DISCA hacemos ese tipo de jodas. A veces la gente no sabe cómo responder y tira esas frases.
Somos como cualquier otra persona. La silla de ruedas es un accesorio más, permite movilizarse y tener autonomía.
En la obra hay entradas y salidas de escena constantes, se aprecia tu agilidad moviéndote con la silla de ruedas, usando tanto tus brazos para darte impulso…
Sí, es muy loco porque hay cosas que el público no ve. Por ejemplo, acomodarnos para que en otras escenas no se nos vea de fondo o hacer menor ruido posible con las ruedas porque a veces rechinan en el suelo.
Mi silla de ruedas es como mi auto de Fórmula 1, soy medio torpe manejando en la calle y al mismo tiempo, con tanta práctica, tengo un poco de cancha andando. Obviamente, en escena es un poco difícil de maniobrar pero se hace lo que se puede.
Florencia es como una coach que motiva, ¿no?
Es muy lindo encontrar esa persona que diga: “Estás perdiendo un montón de cosas hermosas y maravillosas, sería bueno experimentar algo nuevo”.
Lastimosamente, las personas con discapacidad suelen desarrollarse en ambientes segregados de los demás: escuelas especiales, centros de rehabilitación. La rehabilitación sirve mucho en cuanto a físico porque te permite en mi caso, tener fuerzas suficientes para que mis brazos puedan impulsar la silla
¿Qué significa para vos tener un protagónico en “Lo Normal”?
Primero, mi familia está feliz porque sabe que lo anhelaba desde chica, es un respiro de la vida cotidiana. No fue fácil, en una época dejé de hacer teatro porque tuve muchas cirugías. Hoy, a mis 18 años, siento que aprendí a mirar la discapacidad desde otro punto de vista, sirve para enfrentarme a mis miradas y para que la gente nos ayude a hacer algo positivo.