Alemania anunció que reforzará la asistencia militar para la Iniciativa de Fortalecimiento de las Capacidades de Seguridad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), fondo que se utiliza principalmente para ayudar a Ucrania. Nota al Pie analiza la táctica de Berlín en relación a la confrontación entre la alianza militar y la Federación Rusa y la proyección geopolítica del país que conduce Olaf Scholz.
Mayor asistencia militar
El gobierno alemán aumentará las asignaciones al programa de apoyo militar de los socios de la OTAN de 2.000 millones de euros en 2022 a 5.400 millones en 2023. El viernes pasado actualizó su lista de suministros militares que enviará a Ucrania incluyendo tanques de desminado, sistemas de reconocimiento y obuses, así como la entrega de otros 40 vehículos de combate de infantería Marder. A su vez, Berlín pretende enviar 25.500 proyectiles de artillería de 155 mm y 18.000 armas de antitanque portátiles.
“Estos fondos se utilizarán principalmente para la ayuda militar a Ucrania”, detalla el comunicado que también menciona “autorizaciones adicionales” para compromisos por valor de 10.500 millones de euros en “los años siguientes”.
El nuevo suministro se suma al anterior realizado en el marco de la campaña masiva de ayuda militar occidental en la antesala de la contraofensiva de Kiev lanzada a principios de junio. Aquel material pesado de fabricación alemán, que incluyó los célebres tanques Leopard, ha sido destruido o capturado por las tropas rusas tras el inicio de la operación ucraniana.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania han perdido más de 43.000 efectivos durante su contraofensiva desarrollada entre junio y julio, según comunicó este viernes el Ministerio de Defensa de Rusia. A su vez, las fuerzas rusas destruyeron más de 4.900 unidades de técnica militar de diferente tipo desde que Kiev inició sus ataques de gran escala.
En una reunión bilateral el 7 de marzo entre Olaf Scholz y Joe Biden, el mandatario estadounidense le había manifestado su preocupación por la capacidad bélica ucraniana para combatir a Rusia. Sin embargo, le reconoció al primer ministro alemán que había aumentado el gasto en Defensa y reemplazado las importaciones energéticas de Rusia a Estados Unidos.
“Mi idea es que debemos cambiar la forma de manejar la industria de defensa. Es nuestra necesidad y la aprendimos de la guerra en Ucrania”, expresó el canciller en aquel entonces, dejando en evidencia el perfil que le daría a la producción de bienes en su país.
Ucrania en desventaja
El aumento del suministro alemán para engrosar el sistema de armas ucraniano se despliega en una coyuntura en la que Rusia impone condiciones no solo en el terreno técnico-militar sino también en lo militar-estratégico. Es decir, Moscú es superior en el aspecto táctico y operativo pero también maneja los tiempos del enfrentamiento debido al marco de alianzas políticas y de acuerdos comerciales que ha tejido en el plano internacional.
A esto se suman capacidades militares acumuladas a lo largo del tiempo que dependen de la planificación de su Estado central, a diferencia de Kiev, que se mueve al compás de las necesidades e intereses de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En este sentido es sugestivo el debate que mantuvieron funcionaries de Polonia y de Alemania en relación al envío de los tanques Leopard. El 23 de enero, en el marco de una reunión de ministres de Defensa de la OTAN, se planteó el tema por primera vez y la ministra de Relaciones Exteriores, Analenna Baerbock, ya había anticipado que no habría oposición a un eventual pedido.
Sin embargo, en la antesala de la contraofensiva, Berlín no fue claro en su posicionamiento, y el propio presidente polaco, Mateusz Morawiecki, planteó que la actitud alemana era “inaceptable”. El 13 de junio, la alianza militar desarrolló su mayor ejercicio militar de su historia, denominado Air Defender 23, y lo hizo en tierras alemanas, demostrando respaldo.
Si bien la OTAN ha logrado un mayor protagonismo de la principal economía europea en su presupuesto destinado a la confrontación en Europa del Este, la situación en Ucrania es desfavorable.
Fortalecida por el ascenso del esquema multipolar en África, Oriente Medio, Asia Central e incluso con su vecino Bielorrusia, Moscú ha sido capaz de sortear el sabotaje que occidente desplegó desde el inicio de la Operación Militar Especial en febrero de 2022.
En este sentido, ha redireccionado sus exportaciones de gas y petróleo a la región euroasiática y sostenido sus vínculos políticos con diferentes potencias regionales como Irán, India, Turquía y Brasil, además de China. Por otro lado, la intención de la OTAN de proyectarse al Asia-Pacífico y la crisis al interior de la Unión Europea empeoran las perspectivas ucranianas.
Alemania y la crisis internacional
La táctica de Berlín se encuadra en una estrategia de orden geopolítica en la que convergen diversos planos. En primer lugar, las contradicciones al interior del propio gobierno alemán. Si bien los actores que conducen el Estado nacional están de acuerdo en generar las condiciones militares, económicas y financieras para prolongar la confrontación con Rusia, aún genera debate la eventual desconexión con la región euroasiática.
Scholz, sucesor de Ángela Merkel, y Baerbock coinciden en cambiar la estrategia de articulación con el esquema multipolar pero son conscientes que esa situación los estrangula en lo económico.
En segundo lugar, la situación de la Unión Europea. La crisis social en Francia, producto de la recesión económica generalizada en Europa Occidental, forzó a Emmanuel Macron a buscar aliados para diseñar una salida pacífica en Ucrania, principal estrategia del Multipolarismo Pluriversal. Es en ese marco que se dio la reunión trilateral entre el presidente francés, Úrsula Von der Leyen y Xi Jinping en China.
Por el contrario, el Unipolarismo Financiero está dispuesto a continuar el enfrentamiento hasta el límite de la escalada nuclear para seguir absorbiendo, a partir de la industria de la Defensa, recursos provenientes del trabajo y la producción de las naciones miembro de la OTAN. En efecto, el acuerdo suscripto en la última Cumbre en Vilna de elevar el presupuesto de Defensa al 2% de cada PBI expresa ese consenso.
En última instancia se abre un nuevo frente problemático para la Europa colonial. La crisis política en Níger y la Cumbre Rusia-Unión Africana han expuesto la debilidad estructural de potencias como Francia y Alemania en un continente al que habían subordinado hasta hace unas décadas atrás.
“Donde los militares toman el poder con violencia, dañan a su país. He asegurado a mi colega @HassoumiMassou1 nuestro pleno apoyo al desarrollo democrática en Níger”, mencionó en sus redes social Baerbock. Decididos a restaurar el orden democrático y en alianza con Washington, los países centrales de Europa se ordenan detrás de la Comunidad Económica de Estados de África Occicental (CEDEAO) para neutralizar el caos en el nuevo frente.