En los últimos años, el litio se ubicó como uno de los recursos elementales para la transición energética que impulsan los países a nivel global. El “oro blanco”, como también se lo conoce, es una pieza clave para la producción de baterías de iones de litio, esenciales para guardar energía generada con fuentes renovables.
De este modo, el mundo gira en torno al fomento de la electromovilidad en favor de la descarbonización del transporte con energías limpias no contaminantes.
Argentina conforma, junto a Bolivia y Chile, el “triángulo del litio”, y se estima que juntos poseen alrededor del 60% del mineral en el mundo.
Cabe destacar que los países de esta región tienen un papel preponderante en la etapa de la cadena de valor en lo que es la extracción y el procesamiento del mineral. Pero, en contrapartida, en lo que refiere a la etapa de producción del producto final como precursores, cátodos/ánodos, celdas y baterías los beneficiados son China, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos (EE.UU.) y Taiwán.
En este sentido, hay una disputa por el litio y la incógnita de cuál es la mejor decisión para sacar el máximo provecho a los recursos.
En lo que respecta a la Argentina, las exportaciones del primer semestre se estima que serán récord, pese a que no se revelaron cifras oficiales. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) calculó que se obtuvieron ingresos por 438 millones de dólares, lo que consolidó el incremento de los últimos tiempos, según informó Télam.
“Este análisis no tiene en cuenta los factores estacionales de las exportaciones de este mineral”, aclaró el informe. Sin embargo, aseguraron que con esa cifra “ya se habría superado a la totalidad de cualquier despacho anual desde 2000 hasta 2021”.
En tanto, el 2022 había culminado con exportaciones por 695,9 millones de dólares, de los cuales el 41% fue vendido a China, el 31% a Japón, el 13% a Corea del Sur, el 9% a Estados Unidos y el 6% a otros destinos.
En otro dato, se muestra el avance de los asiáticos en desmedro de Estados Unidos, que en 2015 recibió el 56% de las exportaciones argentinas de litio, cuando en 1998 tenía el 100%.
El mapa del litio argentino
En el territorio nacional, actualmente se encuentran tres plantas de litio en funcionamiento. A su vez, existen otros 30 proyectos que están en exploración avanzada y otros cinco ya en construcción, según información de la Secretaría de Minería de la Nación.
Una de las que se encuentra en proceso de extracción de litio se ubica en Catamarca, en el Salar del Hombre Muerto, operado por la empresa estadounidense Livent.
Las otras dos se encuentran en Jujuy, una en el Salar de Olaroz de la compañía Sales de Jujuy, con su accionista mayoritario de Australia, Allkem; y la otra es el proyecto Cauchari-Olaroz, operado por la empresa argentina Minera Exar. Sin embargo, este último tiene preponderantes acciones canadienses con Lithium Americas Corp (44,84%) y china Ganfeng Lithium (46,66%). Con participación minoritaria, Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE) tiene el 8,5%.
En tanto, se anunció que tanto Livent como Allkem se fusionarán para crear NewCo, una nueva empresa con grandes capacidades de producción en vistas de sus proyectos abocados al litio, como en Argentina.
Intereses foráneos detrás del litio nacional
Las empresas líderes en el mundo en torno al litio son Livent y Allkem, que son justamente las principales interesadas en los recursos nacionales.
Detrás de Livent están los principales propietarios de acciones, Blackrock y Vanguard, dos gigantes fondos de inversión radicados en Estados Unidos. En el caso de Allkem, están por detrás las bancarias y financieras JP Morgan (EE.UU.) y HSBC (Reino Unido), según detalló Nodal.
Estos cuatro fondos pasan a ser beneficiarios de los dos proyectos que exportan litio desde Argentina y, a su vez, también son tenedores de bonos de la deuda externa del país.
Como conclusión, estos mismos fondos son actualmente accionistas de empresas que ya desarrollan baterías de litio en el mundo, por lo que sería perjudicial para sus intereses que Argentina pudiese desarrollar sus propias baterías de iones con el litio.
En este contexto, queda en discusión sobre si Argentina debe limitarse a ser un proveedor de insumos hacia otros países, o bien industrializarse para tener mayor participación en la cadena de valor del litio.