En la madrugada del pasado domingo, tres patovicas agredieron a Hugo Aguilar y su hijo José en la puerta del Tom Jones Bar, ubicado en 87 y 4 de la ciudad de Necochea.
Nota al Pie repasa el caso y otras situaciones similares, donde la seguridad de un boliche se violentó ante personas en la entrada de un local bailable.
¿Qué pasó en Necochea?
Hugo había salido a festejar el Día del Amigo junto a su hijo y vio que había mucha gente en la puerta del bar. En un momento, empezó un disturbio. Según él, intervino para defender a su hijo que estaba siendo agredido. Fue entonces cuando le pegaron una piña y, tras recuperarse, recibió una patada en el pecho. “El segundo fue a matarme”, dijo el hombre, en una entrevista con Telenoche.
Desde el boliche repudiaron lo sucedido y explicaron que empezó “con un grupo de personas que accionaron sobrepasando el vallado de ingreso, arrojando objetos y rompiendo la puerta de acceso principal”. Además, afirmaron que los empleados de seguridad que participaron de la golpiza fueron apartados de sus funciones.
César Jorge Martínez, Alan Nahuel Pirrota y Gonzalo José Roldán se encuentran imputados por la agresión y fueron detenidos en las últimas horas. La investigación la lleva adelante la fiscalía N°3 de la ciudad balnearia a cargo de Guillermo Sabatini. Según informó la agencia de noticias Télam, todos se negaron a declarar.
Otros casos
Cabe mencionar que este no es el primer caso de violencia en el bar, ni el único de violencia patovica del año o del mes. Luego de lo sucedido el domingo, se conoció que en 2018, un joven denunció a Tom Jones Bar frente al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) porque lo echaron por discriminación sexual.
El afectado fue Marcelo Mangini, quien tenía 33 años en ese momento. Él relató que cuando se estaba besando con otro hombre fue intimidado por patovicas y el dueño del bar para que se retiren porque “había familias”. Además, contó que le hicieron una llave en el cuello, lo empezaron a “arrastrar en el aire”, le pegaron un par de trompadas y al llegar a la puerta lo revolearon como “una bolsa de papas” a la vereda.
Hace una semana, David Fernando Suarez, un joven de 17 años, denunció que a la salida del boliche Gitana, en la capital de Tucumán, un empleado de seguridad le disparó una bala de goma en el ojo.
No es el único caso de violencia patovica en esa provincia. En septiembre de 2022 se viralizó una situación vivida por una pareja que fue atacada a latigazos por empleados de seguridad del boliche Isabel cuando festejaban el Día del Estudiante.
Estos episodios ocurren durante todo el año pero se exacerban en el verano. En febrero, salieron a la luz imágenes de patovicas golpeando jóvenes en el boliche Babilonia de Las Grutas, Río Negro. En enero, tres jóvenes denunciaron que tras no permitirle el ingreso al local bailable Boutique en Pinamar (aunque tenían entradas), recibieron golpes con un “handy”, golpes en las costillas e incluso uno de ellos fue asfixiado hasta casi quedar inconsciente.
Estos son solo algunos de los casos más recientes y virales de violencia por parte de patovicas o empleades de seguridad, sin contar la discriminación ejercida por elles.
El marco jurídico
En Argentina rige la Ley 26.370, la cual debería proteger al público de estas situaciones. La misma establece que el derecho de admisión no debería “suponer un trato discriminatorio o arbitrario para las personas, así como tampoco colocarlas en situaciones de inferioridad o indefensión con respecto a otros concurrentes o espectadores o agraviarlos”. En su artículo 10, además, determina que el personal de control de admisión y permanencia tiene prohibido “prestar el servicio con utilización de armas de cualquier tipo que fuere”.
Por su parte, Oscar Castelucci propone una Agencia Nacional de Nocturnidad para regular estas situaciones. Su hijo Martín fue asesinado a golpes cuando fue a pedirle explicaciones a un patovica por no haberlo dejado entrar a su amigo en La Casona de Lanús.
El proyecto de ley, presentado por él, plantea la regulación del funcionamiento de boliches y otros lugares de este tipo para generar “salidas seguras” para les jóvenes, el control de los patovicas y las situaciones de violencia que se registra, las cuales suelen involucrar a empresarios y fuerzas de seguridad.