El domingo por la tarde, el barrio Estación Flores en la Ciudad de Córdoba se tiñó de tragedia. Dos perros de la raza Dogo argentino se escaparon de una casa y atacaron a una joven de 15 años, quien falleció en la madrugada del lunes en el hospital.
Además, otras personas resultaron lastimadas al intentar defenderla. Según indicaron les vecines, ya existían denuncias previas en contra de estos animales, quienes finalmente perdieron la vida por la acción de une de les afectades en el ataque.
Ante esta trágica situación, la peligrosidad de ciertas razas y su manejo vuelve a generar controversias. Aquellos gobiernos que han decidido implementar un registro de razas peligrosas no han tenido éxito, ya que sólo algunes propietaries se han anotado.
Nota al Pie conversó al respecto con la Dra. María Paz Salinas, veterinaria especialista en comportamiento animal. Cabe destacar que existe una diferencia entre adiestrar a un perro, que es lograr que repita movimientos o conductas, y analizar el comportamiento, una tarea propia de la etología.
¿Razas peligrosas o crianza peligrosa?
La Dra. Salinas aclaró en primer lugar que “existen los perros peligrosos, no las razas peligrosas y (allí) existe la responsabilidad humana. Las razas no tienen la culpa sino que es la forma de criarlos”.
Además recalcó que hay un sesgo en cuanto a las razas, porque hay otras razas y mestizos que también puede ser que tengan estos comportamientos. Por eso, para la especialista, “es malintencionado” hablar de “perros de raza potencialmente peligrosos, porque presupone que las que no están en la lista no lo son”.
El principal problema es que “no hay un respeto de las necesidades de las especies con las que estamos conviviendo desde lo normativo. No hay una obligación de un criadero o de un particular, o alguien que está transitando un perro de generar las mejores condiciones como para que ese animal no sea un peligro más adelante”.
La etóloga explicó que existen dos picos de “agresión fisiológica» en los perros. “El primero se da cuando cambian de dieta a las 4 semanas de vida, porque ya tienen dientes. Luego continúa en la etapa puberal y empeora posteriormente”, indicó. Por eso es fundamental saber acompañar cada etapa de la vida de los perros.
La raza dogo es producto de la cruza de varias razas poderosas, como el bull terrier. Pero aclaró que ninguna cruza puede hacer perros genéticamente asesinos, lo que sí existe es un pésimo manejo de la cría.
“Por ejemplo, las madres deben ser seleccionadas por sus habilidades maternas. Los cachorros deben criarse con su madre o en su defecto con un adulto regulador hasta los 2 meses. Pero esto no pasa, los cachorros son adoptados o comprados desde los 30 días, con suerte con 45 días”, añadió.
“Aprender” a comportarse como perro
Entre las enseñanzas que aprenden de la madre se encuentra, por ejemplo, el autocontrol entre la 5ta y 8va semana de vida. “Un perro criado por una madre eficiente no va a romper nada en la casa, los cachorros no tienen que morder ni jugando”, explicó. Esto se llama inhibición de la mordida.
La Dra. Salinas explicó que existen casos de perros que han perdido la “cultura cazadora” y son los denominados “perros ferales o asilvestrados”. Es el caso de los que ingresan a un campo y atacan a todas las ovejas en un período de tiempo breve, es decir, no matan para comer. “Al no ser criados por grupos cazadores, no tienen aprendizaje de cacería. Cazar es innato, pero la técnica de matar de forma rápida e indolora es aprendido”, señaló.
Además, indicó que los animales cazadores no van lastimando a todas las presas. Esto puede verse en documentales, los leones pasan al lado de otros animales y si no tienen hambre no los cazan porque no pueden extinguir a la especie de la que viven”
Tenencia responsable para prevenir
Al realizar la entrevista, la Dra. Salinas cuestionó: “¿De qué sirve hablar de esto cuando alguien ya se murió pero no se habla para prevenir?”. “Siempre se hace hincapié en castrar, castrar y castrar lo antes posible, que sí es importante, pero hay que aprender a respetar a las especies con las que convivimos, porque la castración para esto no sirve”, agregó.
Uno de los aspectos a tener en cuenta para una verdadera tenencia responsable son las alteraciones de comportamiento por una crianza inadecuada. Esto se ve en las veterinarias cuando les propietaries consultan porque el perro rompió un sillón, hace pis adentro, o quiere abrir puertas.
En estas situaciones existen desde “la no ruptura del vínculo de apego primario. Los perros, a diferencia de nosotros, necesitan del desapego». Sin embargo, «otra situación es el hiperapego secundario, donde los perros solo están bien cuando están con personas”.
Además, señalo que también existen “trastornos de la comunicación social, en donde cuando los mensajes no son claros, el perro lo puede tomar como una señal de que tiene que hacerse cargo del grupo, pudiendo estar enojado o frustrado».
Por último, la especialista sostuvo que «tenemos que entender las necesidades y respetarlos. La relación humano-animal se fundamenta en la capacidad de los perros y gatos de adaptarse a nosotros. Pero no estamos haciendo el más mínimo esfuerzo. Interpretamos en términos humanos y no debe ser así”, sostuvo. “Nada nunca es de repente, hay situaciones que nos van avisando pero que no sepamos leerlas es otra cosa”, concluyó.