Durante el mes de mayo, 23 familias denunciaron situaciones de abuso sexual en el Jardín 907, de la localidad de San Antonio de Padua, partido de Merlo. Días atrás, el establecimiento brindó un comunicado donde aseguró que reincorporarán a las docentes involucradas, por lo que les afectades cortaron Avenida Rivadavia y piden ser escuchades por el Estado.
En la causa se denuncian abusos sexuales a menores de 4 y 5 años e interviene el Juzgado de Garantías Nº 1 de Morón y la Unidad Fiscal Nº 5. Hasta el momento, las familias cuentan con el apoyo de asociaciones civiles y sociales, y con la asistencia del abogado particular Rodrigo Tomás.
Nota al Pie dialogó con Romina Doncel, miembro de la Mesa Nacional contra el Abuso sexual a las Infancias, colaboradora de la Asociación Micaela García y titular de Argentina contra el crimen organizado (ACCO), asiste a las familias denunciantes de abusos. Al respecto, reclamó que “el Poder Judicial pone un montón de trabas burocráticas” al momento de denunciar.
De acuerdo a los testimonios de les niñes, dos docentes, una preceptora y el hijo de una de ellas, se disfrazaban para cometer los delitos. “Estas personas se vestían de sapos y, a través de juegos, abusaban de los nenes, iban por toda la sala seleccionando a estos niños y haciéndolos pasar por diferentes tipos de abuso”, detalló Romina.
Respecto a la reincorporación, la referente explicó que desde la escuela argumentaron que “el juzgado que interviene desestimó la investigación”. Sin embargo, aseguró que esto “es mentira”, que lo que sucede es que les niñes aún no pudieron declarar por falta de lugar para realizar la cámara gesell.
El Estado, otra vez ausente
La integrante de la Mesa nacional contra el Abuso sexual a las Infancias expresó que “la realidad es que los nenes no tienen todavía asistencia psicológica, ni sus familias tampoco”. A su vez, reclamó que “el Estado se tiene que hacer presente, más allá del trabajo coordinado de las organizaciones”.
“Estamos acompañando a estas familias, porque si no el Estado todavía no hubiese intervenido, y las maestras capaz que estarían incorporadas de nuevo”, denunció Doncel. Además, agregó que “una de las madres se acercó a la comisaría sin asesoría y le tomaron una declaración, ni siquiera una denuncia”.
Uno de los puntos que no permite que la causa avance es la falta de lugares para tomarle declaración a les menores a través de una cámara gesell. “Estas entrevistas están suspendidas y retrasadas, porque el Poder Judicial no tiene ni una cámara que esté apta para hacerlas”, sostuvo Doncel.
En relación a la falta de insumos por parte de la Justicia, Doncel cuestionó: “¿Me preguntó cómo vienen trabajando las denuncias de niñeces?”. En ese sentido, remarcó que a diario se dan a conocer denuncias de infancias vulneradas, y se preguntó si en todos los casos sucederá el mismo accionar de la justicia.
Para Doncel la falta de asistencia del Estado, la falta de Cámara Gesell y la no colaboración de la institución “es faltarle el respeto a 24 niños que denunciaron algo muy grave”. “Nosotros queremos que la justicia se responsabilice de la falta de atención y agilice los tiempos”, agregó Romina.
En la msima linea, la referente pidió que se investigue si no hay una red de pedofilia detrás de los hechos, dada la cantidad de implicades. Asimismo, solicitó que se indague en porqué los directivos y las inspectoras apoyan a las denunciadas en lugar de colaborar con la investigación.
“No dan respuestas y hay mucha falta de información”, cuestionó Doncel. Los familiares de los menores se reúnen todos los jueves para realizar acciones, visibilizar las denuncias y reclamar la presencia del Estado. La convocatoria es a las 19 horas, en la Estación de San Antonio de Padua.
Los testimonios
Para estos casos, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación cuenta con el Programa “Las víctimas contra las violencias”, creado en 2006. Según los datos de este organismo, entre octubre de 2020 y septiembre de 2021 se registraron 3.219 denuncias de niñes por violencia sexual.
Además de los disfraces de sapo, el denominador común de acuerdo al relato de los menores era que los adultos les decían que lo que allí pasaba era un secreto. También coincidieron en que los involucrados serían dos docentes, una preceptora, y un hombre que no trabaja en el jardín.
Romina aclaró que es importante preservar los detalles tanto para proteger a les menores como para que la defensa no instale la duda sobre sus testimonios. Esto demuestra los obstáculos que se ponen en el camino de aquellos niñes que relatan situaciones de abuso y cómo se minimiza su trauma o se descree de su palabra.
“Mi nena comenzó a contar cosas que me llamaron la atención, yo fui grabando esas cosas porque me parecieron raras”, expresó Janina, una de las denunciantes a Canal 9. “Contó que la tocaron y un montón de cosas más. Vamos al médico, pasamos por revisiones y fui a hacer la denuncia. Luego lo comenté en el grupo”, relató .
“Ayer, cuando recibí la foto de los trajes que encontraron las madres, se las presenté a mi hijo y ahí él empieza a relatar que ‘es un secreto’, que es el juego de la sapa y el sapo, y que el sapo y la sapa le hacen cosas”, contó Sofía, otra de las madres.
“Me contó que jugó varias veces con él, que se llevaba a otros nenes, que los hacía bailar, que los lastimaba”, declaró al mismo medio de comunicación.
“Mi nene me lo contó con mucho temor. Me dijo que fue varias veces. Me lo tocaron y yo no sé qué hacer. Quiero que paguen por lo que le hicieron a él y al resto de los chiquitos”, declaró otra madre al canal TN. “Todo surge gracias al relato valiente de una niña, ella salvó al resto de sus compañeritos”, indicó otra de las mujeres.