Comenzó el juicio por el homicidio culposo contra Oscar Antonio Candussi, el dueño de la tomatera lindera a la casa donde vivía la familia de José Carlos “Kily” Rivero, el niño correntino de cuatro años que perdió la vida producto de una intoxicación aguda proveniente de una presunta fumigación.
Este jueves se dio inicio en el Tribunal Oral Penal de Goya con la declaración de seis testigos claves. Cinco de ellos son presentados por la fiscalía y uno por la defensa: se tratan de familiares, vecinos y vecinas e ingeniero de la zona.
«La pena máxima es de 5 años de prisión con 10 de inhabilitación; una vez que se desarrolle el juicio definiremos qué es lo que pediremos como fiscalía», señaló a Télam el fiscal del juicio Guillermo Rubén Barry, quien ya tiene experiencia en casos como esté al trabajar en la muerte de Nicolás Arévalo, otro niño fallecido en el mismo paraje un año antes.
El productor es acusado de cometer el asesinato del menor de 4 años al fumigar sus campos con pesticida. En septiembre de 2016, el juez López Lecube, del Juzgado Nº 1, había procesado con prisión preventiva al acusado.
De hallarse culpable Candussi, sería el segundo juicio que llegase a condena de un productor por un delito de homicidio vinculado a los efectos de la práctica agrícola en la zona de Lavalle. El anterior fue Ricardo Nicolás Prieto, dueño de otra tomatera condenado a tres años de prisión condicional por el delito de homicidio culposo y lesiones culposas, contra Arévalo y su prima, Celeste Estévez.
El caso de “Kily” Rivero
El niño nacido en Corrientes murió en el Hospital Garrahan de la ciudad de Buenos Aires el 12 de mayo de 2012. Había llegado trasladado desde el Hospital Juan Pablo II de la proveniente de la provincia del litoral, al que había sido derivado de un centro de salud de Goya por un cuadro de vómitos, dolor abdominal, fotofobia, decaimiento general, e insuficiencia hepática.
Según informes, durante su paso por el Hospital de Corrientes se envió una muestra de orina a la división química legal de la policía en la que se confirmó que tenía un organismo organofosforado, de la familia de los agroquímicos que se utilizan para el control de plagas e insectos.
Eugenia Sánchez, mamá de Kily, testimonio en el juicio donde explicaron: «cómo empezaron sus animales domésticos en la semana previa a los primeros síntomas del niño, cómo empezó a descomponerse, los vómitos y su estado desmejorado y su peregrinar primero en la salita y luego en el hospital en Corrientes y Buenos Aires».
La sustancia fue detectada en el niño en un análisis de orina que le hicieron en el hospital de Goya y es compatible con el tipo de agrotóxicos que se usan en las tomateras. Además, pericias posteriores encontraron el compuesto en las hojas de las plantas de tomate del establecimiento hortícola y en el cuerpo de los chanchos muertos en la propiedad de la familia Rivero.
Agrotóxicos en Argentina
Un informe emitido por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en 2020, da cuenta de la problemática y la presencia que hay de agrotóxicos en frutas, hortalizas, verduras, cereales y oleaginosas. La misma detectó que: en los 48 alimentos estudiados por el organismo oficial había 80 principios activos (agroquímicos).
En el 31% de los casos, los agrotóxicos superan los límites legales establecidos por el propio ente nacional. Mientras que el 75% de los activos hallados actúan como alteradores hormonales, el 49% son considerados agentes cancerígenos (según clasificaciones del IARC), y el 20% son inhibidores de las colinesterasas (enzimas que permiten la transmisión nerviosa).
Además, los agrotóxicos presentes en estos alimentos superaban, en un 31% de los casos, los parámetros legales de la propia SENASA, aunque esos límites definidos por el organismo sobre el máximo de residuos (Resolución SENASA 934/2010 – 608/2012) «no implican inocuidad alimentaria en absoluto», aclaró Naturaleza de Derechos.
Otro informe realizado por la organización Defensor del Pueblo de la Nación, trata de una recorrida por el municipio de Lavalle, provincia de Corrientes, donde ocurrieron los dos hechos fatales.
Según detallan, “el trabajo de campo permitió observar la cercanía inmediata de las viviendas de la población con los tendaleros en los que se cultiva el tomate y el pimiento”.
Por esto, concluyeron: “Habiendo recorrido la zona, podemos afirmar que, de aplicarse agroquímicos en las plantaciones, la exposición a ellos por parte de población, es inevitable”.
Además, visitaron el Centro de Acopio de envases de agroquímicos del municipio de Lavalle. En el cual observaron “una acumulación de envases sin catalogar, con tapas abiertas y aparentemente restos de los que podrían ser sustancias químicas”.