¿Son pop, son rock, son indie o son música alternativa? Es una pregunta difícil de responder cuando se trata de Sparks, la banda estadounidense que este viernes estrenó su disco número 25: The Girl Is Crying In Her Latte, el cual por fin salió a la luz luego de los primeros sencillos que lanzó el grupo como para mantenernos a les fans en un estado de ansiedad permanente.
No recuerdo cómo y cuándo “Los Sparks” llegaron a mi vida. La misma curiosidad que siento que define mi perfil como periodista se repite en mi oficio no matriculado como “buscadora de tesoros musicales”. Supongo que en algún momento, el “mapa de sugerencias” llamado YouTube me condujo hasta ellos. Fue un camino sin retorno.
Si bien Sparks lleva más de 50 años de trayectoria, no son tan conocidos como otres artistas. Resulta confuso pensar cómo una banda con una carrera de tantos años puede pasar desapercibida para una buena parte del público. Pero cuando se analiza la esencia enigmática que rodea a la banda, de pronto todo parece cuadrar.
Tanto su nuevo álbum, The Girl Is Crying In Her Latte, como la veintena de discos restantes de su trayectoria, están atravesados por el hilo conductor del misterio. Aquí la pregunta vuelve a surgir: Sparks, ¿son pop, rock, indie? No y sí a la vez. Son todos esos géneros juntos y, al mismo tiempo, no son ninguno. Porque en realidad, la magia detrás de esta banda es que son un género en sí mismo.
A lo largo del tiempo, el grupo californiano supo construirse y constituirse a sí mismo como “una piedra preciosa”. Son un tesoro a encontrar dentro del terreno de la música y también una invitación a conocer un universo único.
Los primeros años
Sparks nació hacia finales de la década de los 70 en California (Estados Unidos). Al principio, esta obra esculpida por los hermanos Russell y Ron Mael se llamaba Halfnelson. Sin embargo, el cambio de identidad llegaría pronto. Según una anécdota relatada en The Sparks Brothers de 2021 (el documental sobre los Mael), el artista Todd Rundgren les sugirió que cambiaran el nombre del grupo. Así, Sparks llegaba al mundo.
En 1971, los hermanos Mael plantaron la primera semilla musical de la banda con el lanzamiento de su disco debut Halfnelson. Tanto con este álbum como con el que siguió después, A Woofer in Tweeter’s Clothing (1973), no lograron despertar mucha curiosidad entre el público. Sin embargo, pronto su destino cambiaría para siempre.
En 1974 editaron uno de los mejores discos de su trayectoria, Kimono My House. Esta joya del grupo californiano tiene varias características especiales. Se trata de un álbum en el que elementos del glam se fusionan con el sentido del humor único que se ha visto reflejado en las líricas de la banda desde siempre.
Kimono My House también se define por una frescura sonora que resultaba extraña por aquellos años. Es un disco que alberga algunos de los grandes éxitos de la banda: “This Town Ain´t Big Enough For Both Of Us”, “Falling In Love With Myself Again” y “Amateur Hour”, entre otros.
Más tarde, llegaría otra de las grandes obras de la banda. El álbum Propaganda es el cuarto en la trayectoria del grupo. En este, casi como un ente que anhela hacerse presente, sale a la luz esa esencia indescifrable y cautivadora que se manifiesta en canciones tales como “Never Turn Your Back On Mother Earth” o “Reinforcements”.
Trayectoria de un enigma exquisito
Desde su despegue con Kimono My House, la nave musical conducida por Russell y Ron Mael emprendió una travesía que los convirtió en pioneros. A lo largo de los años, la banda editó 25 álbumes de estudio con los que llegó para revolucionar los esquemas.
Sonidos multi géneros, letras cargadas de humor e ironía en conjunción con otras líricas más profundas; estos son dos de los pilares sobre los que Sparks se levantó para llegar al mundo a romper los moldes. Luego, la singularidad y la excentricidad en su punto justo fueron los elementos principales para exteriorizar la magia con la que conquistan a quienes los escuchan.
En lo que parece casi un plan diseñado, los hermanos Mael han vivido más de 50 años en la música como representantes de lo que está por fuera de ella. Hacedores de un concepto y una estética que no se asemeja a nada ni a nadie, fueron quienes allanaron el camino para varios que vinieron después y los tomaron como referentes.
En ese caleidoscopio llamado Sparks, hoy viene a sumarse su nuevo disco The Girl Is Crying In Her Latte. Y nuevamente los hermanos Mael vuelven a sumergirnos en la incógnita: Los Sparks, ¿son rock, pop, indie? Tal vez la magia de ese enigma sea esa, que en realidad no son nada de todo eso, simplemente son Sparks.