El pasado miércoles 3 de mayo, en el marco de la Feria del Libro, la escritora chilena María Jose Navia presentó su libro Kintsugi. El mismo está compuesto de una historia familiar que se va narrando parte por parte mientras se va desarmando.
En dicha obra, que se encuentra relatada por fracciones, sus personajes están rotos por sus diferentes vivencias. De manera que, algunos de ellos buscan la manera de revertir lo que sucede con desesperación y otros con calma.
Nota al Pie dialogó con su escritora, María Jose Navia, quien reveló cómo fue el proceso de realización del libro y qué la incentivó a hablar sobre esta técnica japonesa que busca “reparar” a sus personajes.
¿Cómo fue el inicio de la obra y qué la incentivó a querer hablar sobre esta técnica japonesa?
Este libro empezó como un cuento, el cuento “Rebajas”, que escribí para mi anterior libro. Yo hasta antes de escribir ese relato siempre contaba lo que quería y luego cerraba esa puerta, dejando de pensar en los personajes, pero cuando escribí “Rebajas” no lo conseguí.
La puerta seguía abierta y los personajes no se iban de mi cabeza. Quise saber cómo continuaban sus vidas y así empecé a escribir un cuento tras otro hasta que se fue armando una constelación en la cual las historias de los hijos van hacia adelante y las de los padres hacia atrás, además de remarcar el vínculo tía-sobrina en el libro al narrar esas historias en primera persona, con sus voces, mientras las demás están contadas desde afuera.
Como título me parecía una palabra que funcionaba perfecto, luego no aparece nunca más en el texto. Me gustan los títulos de una palabra que guardan muchos significados e historias. En este caso, contar una novela en pedazos (cuentos) que el lector o lectora debe ir pegando con el hilo dorado de su lectura, y protagonizada por personajes rotos y de los cuales vemos sus heridas.
A diferencia de sus anteriores obras, ¿qué mensaje tiene esta en particular?, ¿qué importancia tiene para vos?
No creo en los mensajes en las obras literarias, a menos que se trate de una fábula para niños y Kintsugi no lo es. Y tiene tanta importancia como todos mis otros libros, es un intento más de contar una historia de la mejor manera posible.
Con cada libro, si bien mantengo un cierto estilo y temas, intento hacer una pirueta levemente diferente. En mi caso, de una colección de cuentos más tradicional como “Lugar”, pasé a una colección de cuentos conectados que conjuran una novela.
¿Por qué decide hablar de personajes rotos y sus pedazos que están repartidos en el libro?
Porque creo que todos estamos rotos de una forma u otra y eso no debe ser motivo de vergüenza. Quería mostrar las grietas como contraste al afán de estar (o aparentar estar) siempre bien, de ser productivo o eficiente.
También porque me gustaba pensar que los personajes (y las personas) nos completamos con los pedazos que dejamos en otras y otros. Entonces vamos a saber más de un personaje al conocer a su tía o su hermano, nos van a mostrar un ángulo que no habíamos visto en los otros capítulos, y así.
¿Cómo fue recibido el libro por el público de otros países?, ¿qué le gustaría destacar de la obra?
Ha sido muy bien recibido, en Chile va por su sexta edición, y en Colombia ya pronto aparecerá la tercera. En tanto, en México y Argentina he recibido muy buenos comentarios en los clubes de lectura en los que lo han leído.
Hace poco, Letras Libres lo incluyó como uno de los diez libros que conformaban el nuevo mapa de la literatura chilena y eso fue una sorpresa muy linda. Nada, el libro ya escapó de mis manos, estoy escribiendo otros, ahora es el momento de las lectoras y lectores de darle encuentro y ver qué experiencia les trae.