La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel. Se caracteriza por frecuentes brotes con mucha picazón, irritación, dolor, enrojecimiento, costras e infecciones. A partir de esta semana, del 8 al 12 de mayo, quienes presenten estos síntomas podrán acceder a un diagnóstico gratuito. Para ello, deberán solicitar un turno a través de www.pedirturno.com.ar o llamar al 0800 222 3776 de lunes a viernes, de 9 a 14. Cabe mencionar que la atención efectiva se realizará desde el 15 al 19 de mayo.
Se trata de la tercera campaña nacional de detección gratuita de dermatitis atópica, que busca promover el diagnóstico temprano y mejorar la calidad de vida de las personas que deben atravesar esta enfermedad. La misma es organizada por varias asociaciones. Algunas de ellas son: la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR), la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), la Sociedad Argentina de Psoriasis (SOARPSO), entre otras.
Esta enfermedad genera lesiones que pueden ubicarse en diferentes partes del cuerpo como la cara, el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos y las zonas de flexión de las extremidades. Además, afecta entre un 15% y 25% de niñes y adolescentes, y del 1% y 3% de adultes.
Como atraviesa todos los ámbitos -familiar, laboral y social de las personas que la presentan- tiene un alto impacto en la calidad de vida.
Más allá de las lesiones en la piel, la picazón puede tornarse imposible de controlar en situaciones cotidianas como en la escuela, el trabajo, el transporte público, en un evento social o incluso al intentar dormir, alterando el descanso. Por eso, las personas que padecen de picazón en forma crónica e intensa tienen el triple de posibilidades de desarrollar depresión y el doble de experimentar ansiedad.
Una picazón con múltiples factores
En la dermatitis atópica intervienen diversos factores como, por ejemplo, genéticos, ambientales, alteraciones inmunológicas y problemas en la función de barrera de la piel. Además, se debe tener en cuenta que existen otras enfermedades desencadenadas por el mismo proceso inflamatorio y es muy frecuente que coexista con afecciones alérgicas.
El Dr. Maximiliano Gómez, especialista en alergia e inmunología, explicó en un comunicado: “En los primeros años puede aparecer solo como dermatitis, pero luego, puede co-existir con o preceder a otras manifestaciones alérgicas como la alimentaria, la rinitis o el asma”.
En esta línea, el además presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) aclaró que estas enfermedades asociadas no deben descuidarse. “Si, por ejemplo, no tratamos el asma la función pulmonar se verá afectada. Si no tratamos la rinitis alérgica o la alergia alimentaria toda la calidad de vida del paciente se verá impactada”, sostuvo.
Por eso la dermatitis atópica requiere un abordaje multidisciplinario en el que intervengan diferentes profesionales. ”La visión del dermatólogo y del alergólogo se complementan y el paciente se beneficia del cuidado integral de su piel y de su alergia”, agregó Gómerz. “Trabajar en conjunto garantiza una evaluación y un tratamiento especializado, complementario siempre en beneficio del paciente”, aseguró.
La clave está en el diagnóstico temprano
El diagnóstico a tiempo es importante para cambiar el rumbo de una enfermedad. Permite un tratamiento apropiado e individualizado de les pacientes y contribuye al alivio de los síntomas cuando se trata de una enfermedad más grave y avanzada.
Asimismo, sirve para “identificar y tratar, de ser necesario, las comorbilidades asociadas y, en los casos leves, evitar la progresión del eczema”, informó la presidenta de la Sociedad de Dermatología Pediátrica para Latinoamérica (SDPL), Dra. María Eugenia Abad, en el mismo texto.
Según una encuesta realizada por ADAR y AEPSO, entre el 4 y el 15 de agosto de 2020, 1.650 personas de todo el territorio nacional tuvieron una dificultad para acceder al diagnóstico correcto. Esto se da especialmente en localidades alejadas del área metropolitana. En Argentina, hay provincias donde 6 de cada 10 diagnósticos pueden demorar entre 2 y 5 años.
Les organizadores coincidieron en la importancia de realizar estas campañas en todo el país. Gracias a ellas, muchas de las personas que aún deambulan de consultorio en consultorio pueden alcanzar un diagnóstico y un tratamiento correctos que les permitan mayor control sobre la enfermedad.
Aunque cada caso es distinto, especialmente en la primera infancia se puede lograr la remisión en un número significativo. En otros casos, puede requerir un tratamiento crónico y controlado por profesionales especializades.
En los últimos años aparecieron nuevos tratamientos que permiten mejorar la calidad de vida, al controlar la picazón y las lesiones cutáneas de les pacientes, previniendo las exacerbaciones. Para esto es necesario aprender a identificar los factores desencadenantes y agravantes, además de tener una adecuada información sobre el cuidado de la piel y las expectativas basadas en el conocimiento de la enfermedad.
Impacto en la calidad de vida
Cerca del 90% de les pacientes ve afectada su calidad de vida, ya que la dermatitis atópica impacta en el ámbito laboral, escolar, social, vincular y económico. ”La piel atópica se convierte en una barrera social, condiciona desde la vestimenta hasta los vínculos y esto definitivamente daña la autoestima”, expresó la presidenta de la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR), Mariana Palacios. “Las personas que la atraviesan sienten frustración, enojo, alteración del ánimo, estrés, trastornos del sueño, modificaciones en su rutina y dolor” detalló.
Para finalizar, la presidenta de AEPSO, Silvia Fernández Barrio, sostuvo en el comunicado que “las enfermedades de la piel no son cosméticas”. En esta línea, explicó: “Son afecciones con un enorme impacto en la vida de las personas, en su salud mental y en su bienestar, tanto personal como de todo su entorno”. “No debemos olvidar el desgaste, a causa de la burocracia de nuestro sistema de salud, al que nos enfrentamos para poder acceder a tratamientos más eficaces”, concluyó.