Este lunes 30 de enero la artista Marta Minujín cumple 80 años y celebra a lo grande en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). En el lugar presentará su performance “Casamiento con la eternidad” y de esta manera iniciará el año con múltiples actividades por delante. Además, presentará exposiciones en Pinacoteca, en San Pablo, Brasil y también estará en el Museo Judío de Nueva York y tendrá otras muestras en Europa.
Desde joven, su pasión por el arte y su capacidad para transformar sus ideas en esculturas la llevaron a convertirse en la artista que es hoy. Su carrera como vanguardista comenzó en 1963 con “La destrucción”. Luego presentó “Pago de la deuda externa con choclos”, en 1985; y junto a “La Menesunda” en los 60 fueron los hitos que la consagraron como pionera.
“Casamiento con la eternidad”, el Malba está de fiesta
En el 2013, Marta Minujín festejó sus 70 años casándose con el arte, en aquella oportunidad les invitades asistieron al Malba vestidos de blanco. Diez años después la invitación al “Casamiento con la eternidad” tiene como consigna el negro.
La artista espera a sus invitades de negro y con vestidos de sol. Según los detalles que dio a conocer, la torta será de caviar negro al igual que el champagne elegido para la ocasión.
Un recorrido por la vida y obra de Marta Minujín
La artista nació en Buenos Aires en 1943 y estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. En 1961 obtuvo una beca para instalarse en París, Francia. Fue allí donde realizó una de sus primeras grandes obras: “La destrucción” (1963).
En su libro Tres inviernos en París, la artista recordó este momento y lo describió como una “sucesión de imágenes orgiásticas incontrovertibles”. La obra que había llevado tres años en construir fue deshecha por un hombre vestido de verdugo. Una vez hecha pedazos, Minujín las prendió fuego mientras soltó aves y conejos a la audiencia.
En 1964 irrumpió con sus colchones intervenidos, los pintó con colores fluorescentes y sobre los que escribió frases como “Revuélquese y viva” o “Eróticos de technicolor”. En ese momento, pronunció acerca de la obra: “Nacemos, morimos, hacemos el amor, pasamos gran parte de nuestra existencia en un colchón”.
Una vez que regresó a Buenos Aires, en 1965 “La menesunda” volvió a causar sensación. Instalada en el Instituo Torcuato Di Tella, la obra consistía en 11 laberintos de una experiencia sensorial con aromas, sonidos y experiencias para les espectadores.
Este tipo de piezas artísticas representaban una ruptura con respecto a la época. De hecho, los medios de comunicación argentinos en ese momento fueron muy críticos y calificaron a la obra como: “lamentable”, “decadente y de mal gusto” y hasta “sentimos que nos han tomado el pelo”.
Sin embargo, Marta Minujín siguió haciendo lo que sabía: arte. En 1966 ganó otra beca y se trasladó a Nueva York. Allí, el “Minuphone” le regaló una nueva experiencia a les espectadores. Se trataba de una cabina de teléfono con siete efectos especiales diferentes, entre ellos había luces de colores, viento y hasta deformación de la voz.
Obras vanguardistas
En 1983, otra vez en Argentina y recién recuperada la democracia presentó el “Partenón de libros”. Se trató de un homenaje a la acrópolis de Grecia, recubierto por 20 mil libros que habían sido prohibidos durante la última dictadura cívico militar. Una vez desmontada la obra esos mismos libros fueron donados.
Algo parecido sucedió cuando realizó “El Obelisco de Pan Dulce” que fue hecha con 10.000 unidades de pan dulce. Una vez desmontada la estructura de 25 metros, los pan dulces fueron donados. Esto provocó incidentes entre la multitud que quería llevarse uno.
De esta forma, Minujín nunca dejó de llevar a cabo todas sus expresiones artísticas. De gran magnitud, con una propuesta de experiencias y con exposiciones vistosas, la artista se consagró como una visionaria.
En 2014, presentó en Mar del Plata una obra que se convertiría en un ícono de la ciudad. “El Lobo Marino de Alfajores” es una escultura de diez metros de altura y recubierta por 80 mil envoltorios de la golosina.
Entre los premios que la homenajearon están el Premio Velázquez a las Artes Plásticas en España. Hace pocos meses atrás, fue distinguida con el Konex brillante en el rubro de Artes Visuales y cabe destacar que fue la primera vez que fue entregado a una artista mujer.