La producción nacional de historietas en serie, tiene tiempos de producción diferentes a otros países. Por eso, cuando en 2018 surgió Manta por Jonathan Crenovich y Martín Mazzeo, hubo que esperar hasta 2019 para conocer cómo seguía. En el libro dos, Ignacio Lázaro se mantiene como el artista regular de la obra. La portada en esta ocasión, estuvo a cargo de Germán Peralta Carrasoni.
La editorial Libera La Bestia continúa con la historia de este super héroe, cuya particularidad es, en realidad, una enfermedad. La exploración en este mundo se vuelve más profunda, y se presentarán más personajes. Manta, ahora junto a Manuka unirán fuerzas para encontrar respuestas.
La inmortalidad del cangrejo
Jorge Cano está muerto, Manta ha exagerado y se ha salido de control. En medio de esta crisis, Manuka se da a conocer y explica al enmascarado que ambos tienen un objetivo en común. Todo está relacionado a Elías, quien en realidad fue parte del experimento responsable del desastre del Iceberg, donde encontraron a Manta.
Mientras saca fotografías a un cangrejo al parecer inmortal en el parque Iceberg, Manuka da a Manta una lista de nombres. En ella figuran los responsables del desastre, incluso el nombre real de Elías: Julián Colombo. Juntos, emprenderán la búsqueda de las personas enumeradas.
Elías recibe la visita de Walter Piris, uno de los tres acusados por el desastre de Iceberg, quien lo coacciona para obtener la ubicación de Manta. Y mientras tanto, un colegio es atacado por un grupo de manifestantes con máscaras de animales. Este establecimiento es el lugar donde trabaja Vicente Salle, uno de los involucrados en el proyecto que, de alguna forma, evitó ser acusado.
Un cambio de enfoque
El libro 2 de Manta, continúa con el arco llamado La Inmortalidad del Cangrejo. Ahora el animal se ha hecho presente de una manera sutil que plantea una nueva semilla narrativa. Jonathan Crenovich y Martín Mazzeo son un equipo que ha logrado ir plantando pistas de forma que la relectura, enriquece la percepción de la obra. Esta segunda entrega contendrá menos acción y más exposición.
Pero ¿cómo contar una historia de superhéroes sin acción (o casi)? Es aquí donde la estructura narrativa cobra importancia. En este segundo tomo, se explorarán diferentes tiempos, y se verán los momentos posteriores a que se hiciera pública la acusación a los implicados. Los tres capítulos de esta entrega, formarán un rompecabezas para que les lectores vayan armando.
Esto es algo que ya ocurría en el primer volumen, pero aquí cobra protagonismo dada la cantidad de datos expositivos y la poca acción física. Asimismo, se subrayan elementos aparecidos en la primera entrega. Uno de estos elementos es el grupo de manifestantes con máscaras animales. Se los vio en la primera parte, pero ahora vemos que tienen implicaciones dañinas en este mundo.
La máscara de Elías, quien reveló a Manta la verdad de su pasado, descubre otra capa más, e indaga sobre su pasado. La maestría con la que Crenovich y Mazzeo tratan la historia de los acusados, y cómo todo lo que hicieron repercute en la actualidad es de excelencia. Al ser un relato complejo, deciden que algunos planteos se resuelvan rápido, como la trampa de la mujer y el hijo.
En relación al mundo, otra capa se incluye: se habla sobre la lectura como acción prohibida a menos que sea autorizada. Esto también da a les lectores más datos de cómo funciona este mundo (y también es un guiño a Fahrenheit 451).
Con los ojos en muchos tiempos
Uno de los factores más complejos de este número es la fragmentación de los relatos en diferentes tiempos. Para esto, el arte de Ignacio Lázaro fue crucial. Cada cambio de tiempo se ve reflejado en los colores y diseños, de forma que cada personaje se identifica sin problemas.
El Road Trip del tercer capítulo de la entrega, permite a Lázaro retratar más del mundo, y cómo los personajes interactúan con él. Los escenarios distópicos se vuelven protagonistas para ayudar a les lectores a tomar mayor dimensión de lo que sucede fuera de las urbes.
Ahora, las intrigas suben de nivel, y la narrativa logra sumergir a les lectores de forma en que se metan más y más en el mundo de Manta.