El Método Grönholm aborda como trama a cuatro candidates a un alto puesto ejecutivo de una multinacional sueca tecnológica quienes se enfrentan en la entrevista final. No hay ni entrevistadora ni entrevistador y deberán descubrir quién es realmente quién.
La comedia catalana, escrita en 2003 por Jordi Galcerán, contiene diálogos intensos, rápidos, situaciones con tensión constante que cambian de rumbo en el instante menos esperado.
En 2022 se estrenó en Buenos Aires con Benjamín Vicuña, Laurita Fernández, Rafael Ferro y Julián Cabrera. En el 2023, en su segunda temporada, se incorporaron Martín Slipak y Marina Bellati en reemplazo de Vicuña y Fernández respectivamente.
Las funciones se realizan de miércoles a domingos en el Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660) de la Ciudad de Buenos Aires. Las entradas se pueden adquirir a través de una página oficial.
El reconocido actor argentino tiene una extensa trayectoria que abarca trabajos en teatro, televisión y cine. En La Lola interpretó a Gastón Sac. También se lo vio en Resistiré, El tiempo no para y Para vestir santos. En 2014 formó parte de Guapas, la ficción de El Trece.
Ganó el Martin Fierro como Mejor Actor Protagonista en ficción diaria por su trabajo en Educando a Nina.
Nota Al Pie conversó con el artista sobre su rol en El Método Grönholm y las experiencias que está transitando.
¿Cómo vivís el éxito de El Método Grönholm en su segunda temporada?
Nos fue excelente con Laura y Benjamín. Nos fue súper bien y ahora empezamos con Marina y Martín, dos grandes actores, que vinieron con nuevas propuestas. Además el director nos dejó traer nuestras propias improntas. A pesar de que hay una cartelera teatral enorme en el mercado, estamos luchándola, pero muy contentos.
¿Cómo se dio el participar en la obra?
El primero en contarme de esto fue Benjamín Vicuña, cuando grabamos para Telefe “El primero de nosotros”. Me dijo: “Che vamos a hacer esta obra” y posteriormente me convocaron. Sabía que la obra se había hecho hace 18 años y era un gran éxito. Fue representada por diversos elencos en muchos países.
Cuando empecé a leer el texto, sentí que era un gran desafío y con el plus de que la dirige Ciro Zorzoli, un director al cual admiro mucho, con el que nunca había trabajado. Me dieron más ganas.
Tu personaje, Enrique, es el tipo de más de 40 años, temeroso de encarar una entrevista laboral por la edad, pero a la vez, el que más hace reír a la audiencia.
Actualmente, tengo 57 años y a esta edad, hoy, con lo voraz que es el mercado capitalista, no tenés ninguna chance de presentarte a un laburo nuevo. A mi personaje le di una vuelta de rosca y comprendí que había algo más.
Esta es una comedia de humor negro, hago de un tipo más lento, torpe, resignado, nervioso, al saber sí será contratado o no. Después todo se va poniendo más ácido. Me encanta hacer comedia, disfruto mucho, hacer reír
Tuve la oportunidad de ver dos veces la obra, sentí que en la nueva temporada se nota más agilidad en la puesta en escena.
Sí, da la sensación de que son como componentes químicos, y que ésta mezcla está buenísima, porque pareciera que todo es más ecualizado. Eso gana en agilidad, no hay tantos sobresaltos, está muy pareja. La obra ganó montón en ese sentido.
El Método Grönholm es un procedimiento que pone a prueba la ética empresarial, capacidad de liderazgo, el complejo de inferioridad, al mismo tiempo, muestra ese canibalismo de les aspirantes por llegar a cualquier precio
La obra se escribió hace muchos años pero imagino que hoy debe ser más cruel, en el tiempo que vivimos. Lo que debe la gente y estar dispuesta a hacer para conseguir un puesto de trabajo. Mentir, o que no se sepa nada de tu pasado, que pueda interferir en el objetivo. En este ámbito, puede ser muy hipócrita, porque tenés que mostrarte perfecto, inmaculado, cuando sabemos que todos tenemos un trapito sucio.
La trama también tiene una perspectiva inclusiva, cuando uno de les aspirantes quiere cambiarse de sexo y teme que se conozca su deseo porque puede impedir su contratación.
Ricardo, el personaje que hace Julián Cabrera, tiene un gran dilema. Pienso que con todo lo que se ha avanzado en inclusión, hoy en día ese tema no es algo que en la sociedad, impacte tanto, como debió haber sido, cuando estrenaron la obra la primera vez. Ahora es más normal, el cambio de género u operarse.
El cambio de género en la puesta en escena fue motivo de burla de Fernando, otro de los personajes. Esa tiranía frente a la no aceptación en tema sexualidad sigue siendo un mecanismo perverso recurrente.
Él se burla, ironiza todo el tiempo, es un tipo que por lo que uno ve está dispuesto a hacer cualquier cosa por lograr el cargo. No es empático con nada, ni con lo mío y menos con quien se quiere cambiar de sexo. Se decidió que en la obra el tema del cambio de sexo en sí, no debería ser lo más importante; sino que, hacemos énfasis en la crítica que hace el personaje hacia la otra persona
¿Cómo vivís los estrenos?
Por más que tenga muchas funciones hechas, el teatro tiene esta cosa del vivo. Cuando estás por salir a escena, siempre te ponés nervioso. Si no, sería como estar muerto. Pero ahora en los estrenos se ha desprendido un poco la presión. Antes se invitaba a toda la prensa, famosos; entonces esa era una función del horror, eso ya no existe, porque se dieron cuenta que con el tema de las redes sociales, conviene invitar escalonadamente a las personas
El personaje de villano, es lo que más se te ve personificar en tu carrera, ¿Te sentís más cómodo en ese rol?
Sí, me encanta el villano de comedia, hace pocas semanas, se estrenó la película, El Método Tangalanga, comedia romántica, liviana y encarno a un villano medio pavote. En televisión, hice roles de tipos pusilánimes y hasta bastante tontos. Por otro lado, también fui el villano que asesinaba, torturaba, esos que son un espanto, pero es un juego, es ficción.
¿Qué significa El Método Grönholm en tu carrera?
Además de lo lindo de tener al público, la obra maduró mucho, me agarró esta temporada de trabajar con mi amigo Martín Slipak (reemplazó a Benjamín) y por primera vez con Marina Bellati. Disfruto mucho, porque nos llevamos muy bien dentro y fuera de escena.
Después de la pandemia, y lo difícil que ha sido todo, hay que bajar expectativas; con solo el hecho de estar vivos y disfrutar, es un regalo. Intento no tener expectativas demasiado altas o soñadoras.