La llegada del 31 de diciembre y con ello el balance de fin de año representa para muchas personas un gran desafío. Muches son les que creen que lo que no se logró durante el año es letra muerta. En ese marco, las exigencias, las sobreexigencias, las metas cumplidas y las que quedaron en el camino se juntan como una especie de remolino.
A su vez, las reuniones familiares con aquelles familiares que tal vez uno no frecuenta tanto son otros de los factores que influyen en el balance de fin de año y pueden generar ansiedad. En ellas siempre alguien pregunta por los estudios, por las parejas, por hijes, por el trabajo y para algunes suele ser un momento estresante.
Para conocer sobre cómo afrontar el balance de fin de año, Nota al Pie dialogó con Mariana Pérez, licenciada en psicología y especialista en trastornos de ansiedad. La misma, además, brinda herramientas para afrontar miedos y tomar las riendas de la vida a través de su cuenta de Instagram.
Balance de fin de año, no del fin del mundo
Para Pérez, fin de año suele ser una época estresante porque en la cultura se marca una especie de cierre de ciclo. “Las actividades acompañan: evaluaciones laborales, cierre de ciclo escolar, exámenes finales. Muchos elementos apuntan a hacer una suerte de revisión de lo que pasó meses anteriores”, explicó.
También es una época de reuniones para despedir el año, y a las actividades cotidianas se le suma tener que cumplir con todos los brindis, aún cuando el cuerpo esté cansado y el bolsillo en llamas. A ello hay que sumarle los gastos de regalos y comidas para las fiestas en medio de una economía golpeada por la inflación.
“La incertidumbre existente, sobre todo en nuestro país por el contexto que estamos viviendo, puede incrementar la sensación de pérdida de control, incrementando la tendencia a sobrecargarnos de tareas y obligaciones”, aseguró la especialista.
Por ello, a la hora de pensar en el balance de fin de año, Pérez resaltó que “es importante saber que Año Nuevo es solo un número en el calendario. No es el fin del mundo, y no es obligatorio repasar los logros o crear metas nuevas, si eso genera malestar”.
Asimismo, la psicóloga explicó que “siempre es positivo ver hacia dónde vamos, ya que tener proyectos y trabajar para concretarlos es una fuente de bienestar y nos brinda un sentido y un propósito”.
Ahora bien, quizás dejar el balance únicamente para fin de año, por “obligación”, genere presión. “Un balance es para aprender, revisar lo que hicimos y lo que faltó, aprender de nuestros errores y corregirlos; no es para sufrir o castigarnos por lo que no logramos o lo que nos faltó hacer”, indicó.
En ese sentido, la licenciada recomendó que “hacer balances parciales durante el año, de manera consciente, puede ser menos ansiógeno”.
Las redes sociales y la comparación con otres
En estos días, las redes sociales se llenan de posteos mostrando lo grandioso que fue el año para muchas personas. Sin embargo, ¿puede ello causar ansiedad o depresión en aquellas que no tuvieron un gran año?
“Si estar inmerso en las redes empieza a generar malestar es conveniente limitar el tiempo que pasamos allí, y principalmente el contenido que consumimos. Si es necesario, se puede incluso eliminar o dejar de seguir cuentas que nos generan perturbación”, explicó Pérez.
Pero, además, resaltó el hecho de definir qué es tener un buen año. “¿En base a quién? ¿comparado con qué? Recomiendo centrarse en uno mismo, en el deseo y camino propio, y no en la comparación con otro”, aseguró.
“Compararnos en tanto ‘mejor o peor’ no es una buena opción, pues el impacto emocional no es positivo. Esto es así, porque ‘o estamos arriba, o estamos abajo’ de un otro. Nos estresamos para ser quienes están arriba, y nos estresamos si quedamos debajo. Todo esto es una construcción, una perspectiva. Eso es lo que hay que modificar: cómo nos miramos. ¿Miramos lo que faltó o lo que intentamos?”, concluyó.