Una mirada honesta, muestra la vida y experiencia del cronista gráfico, Eduardo Longoni, reconocido por retratar los momentos decisivos de la historia de Argentina. El público podrá verlo el próximo jueves 3 de noviembre a las 19:30 en el Cine Gaumont, Espacio INCAA (Av. Rivadavia 1635, CABA), en la Sala 3 a las 12:15, 16:15 y 20:15. El valor de las entradas es de 90; jubilados y pensionados, 45; estudiantes, terciarios y universitarios, 45 pesos.
Eduardo Longoni, actualmente retirado del oficio, se dedica a dictar talleres de fotografía. Inició su actividad profesional, en la década del 70, en la Agencia Noticias Argentinas (NA), posteriormente, en 1981 fue uno de les fundadores de la exposición, El Periodismo Gráfico Argentino, la muestra de mayor prestigio del fotoperiodismo argentino.
El docente, es el artífice de imágenes, como la represión a las Madres de Plaza de Mayo (1977). Además las fotos que ayudaron a reabrir, la causa judicial por les desaparecidos en el Coplamiento de La Tablada (1989). O el juicio a las Juntas Militares (1985).
Su lente inquieto capturó a Diego Armando Maradona, en el Mundial de Fútbol de México 1986. Foto, conocida como La Mano de Dios, cuando el futbolista, metió el polémico gol a les ingleses.
Más que un filme, un gracias a la trayectoria
La biografía, comenzó su rodaje en 2019, se concentra en la figura de Longoni, mostrando su infancia, cuando sus padres tuvieron que trasladarse por trabajo a Mar del Plata. Escenas que intercalan el pasado y el presente de su vida.
La producción fue realizada por Sigil Comunicación & Sociedad, Mascaró Cine – Laima Productions. Producción ejecutiva de Gato Martínez Cantó y Diana Ramos.
Guión y realización a cargo de Mónica Simoncini, Omar Neri, Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif y Roberto Persano.
Dirección de fotografía: Patricia Batlle y Leticia Bobbioni; sonido de Luis Corti.
Dirección de arte por Micaela Sleigh; montaje de Omar Neri, Mónica Simoncini y música original de Carlos Senin.
Charlando con el dibujante de la luz
Nota al Pie sostuvo un enriquecedor diálogo con Eduardo Longoni, quien expresó el significado de su ejercicio profesional.
– Vos querías ser historiador, pero la vida te llevó por el camino de la fotografía…
-Así es, pedí trabajo como fotógrafo, como si hubiese podido trabajar de otra cosa, porque lo que quería era costear la facultad.
Tuve un profesor en segundo y tercer año que marcó mis ganas de saber todo de la historia Argentina, y de alguna manera, ese era mi objetivo, después algo se invirtió en la carga de la prueba; siempre quedó, esa asignatura pendiente de haber terminado la carrera, también era una especie de mandato, porque en mi familia, había una expectativa de tener a un universitario; cosa que no pudo ser. En vez de estudiar los documentos, siendo fotógrafo, empecé a producirlos
-¿Cuándo te enamoraste de la fotografía?
– La fotografía, me llevó a ocuparme todo el tiempo. Para mí, era importante conocer a los personajes, las situaciones, las ganas de estar; entonces la fotografía, fue un pasaporte para estar en los lugares que me interesaban.
-Es decir que te tiraste a la pileta, sin saber nadar
-Cuando empecé, no sabía nada de fotografía. Imaginá que quería hacer todas las notas que me asignaban. Sí había que viajar, o quedarse hasta las 23, ahí estaba. Me gustaba hacer política, o temas sociales. De alguna manera, era una especie de militancia política, pero también me encantaba hacer deporte. Recuerdo que en esa época, había peleas de boxeo los sábados, en el Luna Park a las 23, no me importaba, cubría eso y terminaba a la una de la mañana de trabajar. Me sentía como si estuviera en un parque de diversiones .
-Cuando te llegó la propuesta para participar en el documental, el director, Santiago Nacif, dijo que al inicio, te negaste
-Al principio pensé que era una broma, pienso que tal vez es un reconocimiento a mi generación de fotógrafos, que empezamos en la década del setenta, y tuvimos la misión de cubrir, aquella noche tan terrible que es la dictadura. De a poquito, fuimos tomando algunas imágenes que pudieran un poco correr, de eso que la dictadura pregonaba.
-¿Cuál fue tu primera cámara?
-La primera cámara que tuve fue en la época de la secundaria. Con un grupo de amigos, hacíamos la revista, La Voz de la Popu y como todo en esa época de dictadura era clandestino, fotocopiábamos e hicimos diez o quince ejemplares. Decidimos comprar entre todos una, Olympus Om1 y la tarea de revelar y copiar, me quedó, encomendada. Hice un curso corto en el Foto Club Buenos Aires. Con esa cámara trabajé en la Agencia y después ellos me otorgaron un equipo para trabajar.
-¿Cuál fue la imagen que más te costó lograr?
-En la época de la dictadura, era arriesgado casi todo. Los móviles de la policía, no querían que nosotros estuviéramos fotografiando, siempre sentías que había alguien que estaba vigilando. En esa época, tuvimos miedo, porque no sabíamos cuál era el plan sistemático que la dictadura estaba ejerciendo. Todos teníamos un amigo que ya no estaba; otro que lo habían subido a un Ford Falcón. Sentíamos que de alguna manera nuestra vida, estaba en suspenso
-El documental comienza mostrando tu retiro de la profesión. ¿Cuándo llegó el momento de hacer quiebre?
-Empecé a trabajar en plena dictadura. Cuando la policía empezó a correr más rápido que yo, me di cuenta que algo me pasaba. Hacía mucho deporte, era joven y entrenaba para correr más rápido que ellos. Y en los sucesos terribles de la Reforma Jubilatoria del 2017, sentí, que no solo importaba la mirada, sino la agilidad. Por otro lado, había fotógrafos mucho más jóvenes, a los que había que dejar su lugar.
-¿Cómo transitas la docencia?
-Me gusta mucho, ha servido para explicarles a los alumnos, que mis compañeros, tenían más experiencia pero, me inspiraba en lo que hacían. Me quedaba horas, mirando los negativos, imitando sus encuadres para aprender
-De todas las imágenes, ¿cuál es la que más te emociona?
-La más importante de mi vida, es la foto de los dos guerrilleros rindiéndose en La Tablada, que finalmente desaparecen. Esa imagen sirvió como prueba judicial de un crimen tan horrible, para poder enjuiciar a quien hizo desaparecer esas personas. Es sin duda, la más importante .
-¿Pudiste ver algún adelanto del documental?
– No todavía, al equipo de trabajo, les dije: “bueno, denme la sorpresa y lo veo el jueves”.