El fútbol argentino llegó a su fin para la mayoría este año, pero a pesar de ello, varios clubes ya piensan en la próxima temporada después del Mundial. Con el objetivo de competir en todos los frentes del 2023, una institución del interior dio la nota, al contratar a un entrenador de renombre en territorio nacional. Newell’s de Rosario oficializó la llegada del exdefensor argentino, Gabriel Heinze, como nuevo técnico, en reemplazo del interino Adrián Coria.
El “Gringo” vuelve al ruedo luego de más de un año sin dirigir. Estará con el conjunto leproso hasta fines del 2023. Su último paso fue en el Atlanta United de Estados Unidos, de donde no se fue en los mejores términos, por estar envuelto en ciertas polémicas. Por otro lado, inició su carrera como entrenador en junio del 2015 al frente de Godoy Cruz de Mendoza, sin contar con el título habilitante. Cuestión que afectó en todo sentido su estadía en tierras mendocinas.
La falta de la titularidad como técnico provocó un cortocircuito con la hinchada, y, de manera posterior, con el presidente del club. El conflicto que nadie soportó fue que Heinze no podía entrar a la cancha; por lo que debía ver los encuentros desde la platea. “El problema del carnet es que estoy cursando; se está tramitando un permiso”, explicó cuando se le consultó al respecto. A fines de septiembre de ese año, y tras caer ante Olimpo, el Gringo fue destituido del cargo.
“Gracias Heinze, pero necesitamos un entrenador con título”, sostuvieron los hinchas en un banderazo previo al último partido del técnico. Más allá de la primera mala experiencia, a mediados de 2016 asumiría como DT de Argentinos, con el objetivo de devolverlo a la Primera División. Al principio solo recibió críticas de todos lados, hinchada, dirigencia y hasta periodismo, por su falta de experiencia y mal inicio en lo deportivo.
A mitad de torneo se empezó a ver la idea del entrenador, y de a poco los insultos se convertían en elogios e ilusión. “Más que los elogios, lo que valoro es el respeto que ahora me tienen”, explicó Heinze de manera indiferente en aquel entonces, sin olvidar el primer trato que tuvo. En julio del 2017 el equipo consiguió el anhelado ascenso como campeón y todos en el club lo idolatraban por lo obtenido con grandes performances dentro del campo. La siguiente temporada le traería una nueva prueba de fuego.
Su último equipo en Argentina
Con la consagración del equipo de La Paternal, Heinze consiguió el respeto y valoración dentro del mundo futbolero, y así pudo subir un escalón más. A mediados de 2017 llegaría el turno de Vélez, institución en la que estuvo tres temporadas y con actuaciones que fueron de menor a mayor. Con el propósito de salir de la zona roja del descenso en su primera campaña, lograría dos años después pelear el torneo doméstico y clasificarse a la Copa Libertadores.
En su primera temporada agarró un equipo que se encontraba en el fondo; y con paciencia y una idea fija pudo finalizar en mitad de tabla. Para la siguiente, perdió eficacia en el arco rival, pero aun así logró un sólido sexto puesto con grandes actuaciones. Por último, en la campaña 2019-2020 obtuvo un tercer lugar, luego de pelear por el título en casi todo el torneo. Con la incorporación, y banca total, del problemático Ricardo Centurión tuvo la recompensa de clasificar a la copa internacional.
Una experiencia internacional llena de polémicas
Poco menos de un año después tendría la gran oportunidad de dirigir en el exterior, al convertirse en el nuevo entrenador del Atlanta United de Estados Unidos. A los seis meses y con 17 partidos dirigidos fue despedido por problemas con el plantel. Según se supo en los medios del país norteamericano, la relación entre el técnico y los jugadores se puso muy tensa y conflictiva. Siempre se supo que Heinze posee un carácter fuerte y una explosiva personalidad.
Al parecer, los propios jugadores acudieron a la Asociación de Jugadores de la Mayor League Soccer para presentar una queja formal. En dicho trámite, indicaron que el entrenador realizó varias violaciones al convenio colectivo. “La táctica y el juego son una cosa; pero había muchas otras que pasaban de manera cotidiana y agotaban mentalmente a los jugadores”, sostuvieron desde una fuente anónima. Incluso remarcaron que “estos seis meses fueron un infierno”.
La voluntad de querer mejorar
Tras lo ocurrido en el país norteamericano, Heinze se instaló en Madrid con el fin de realizar un curso para controlar su ira. Además, le permitía incorporar herramientas al momento de llevar adelante relaciones interpersonales con sus dirigidos y, sobretodo, con la prensa. Al respecto, se le ha consultado si era prejuicioso con la prensa, y el técnico respondió: “Sí, y esa es una de las cosas en las que sigo trabajando”.
Por otro lado, también remarcó que “muchas veces meto a todos en la misma bolsa y no está bien”. A lo que luego añadió: “Sé que hay chicos que son buenos pero no siempre los guían bien. Pero yo tengo mi culpa y lo asumo”. Dentro de Argentina ya hay una impresión de lo que es Heinze como entrenador, pero la llegada a su querido Newell’s permite pensar que todo será distinto. Lo que es seguro es que su arribo al club rosarino será bueno para el fútbol argentino.
Una carrera de alto vuelo
El oriundo de Crespo, en Entre Ríos, tuvo su ansiado debut en 1997 con la camiseta de Newell’s, club donde también realizó las divisiones inferiores. Con solo ocho encuentros en su haber, es transferido al Real Valladolid de España pero, sin muchas oportunidades, terminó cedido al Sporting de Lisboa. En el equipo portugués tuvo su debut dentro del fútbol europeo, donde marcó un gol en cinco partidos disputados. Tras completarse el préstamo de un año, retorna a territorio español.
Con grandes actuaciones y solidez en su juego defensivo, a mediados de los 2000 es comprado por el Paris Saint Germain de Francia. Durante cuatro temporadas se ganó el cariño de los hinchas y pudo conquistar la Copa del país, a pesar de no estar en cancha. Para el 2004, pasaría al poderoso Manchester United a pedido del técnico Sir Alex Ferguson. Firmó por tres temporadas y pudo obtener una copa inglesa en 2006 y la Premier League en 2007.
Sus buenos rendimientos hicieron que sea adquirido por el Real Madrid en 2007 por unos 12 millones de euros. Estuvo con el club “Merengue” dos temporadas, en las que anotó 3 goles y conquistó la liga y Supercopa local. Para 2009 retornaría a Francia, pero para ser jugador del Olympique de Marsella, donde pudo ampliar de gran manera su palmarés. Obtuvo la Ligue 1, la Supercopa y dos veces la copa del país. En 2011 jugaría por primera vez en Italia.
Dos años después de su segundo ciclo en el fútbol francés, llegaría a la Roma, aunque sin sobresalir pegaría la vuelta a Argentina al siguiente año. Para mediados de 2012 regresó a Newell’s, temporada en que ayudaría a salvarlo del descenso. Además pudo conquistar el Torneo Final 2013 bajo las órdenes de Gerardo Martino y así obtener su primer título en su país de origen. En mayo del 2014 Heinze anunció su retiro del fútbol profesional con el club de sus amores.
Un histórico de la Selección argentina
El Gringo tuvo su auspicioso debut con la Selección argentina en el 2003, a la par del gran momento que tenía en el fútbol francés. Para el 2004 se consolidaría como titular indiscutido en la zaga central bajo la conducción de Marcelo Bielsa. Ese mismo año fue partícipe de la Copa América, donde cayó en la final por penales ante Brasil, y los Juegos Olímpicos de Atenas, donde sería campeón.
En el 2005 jugaría la Copa Confederaciones en Alemania, competencia en la que también se consagraría luego de cinco encuentros. Un año después fue partícipe del Mundial disputado en territorio alemán, aunque en esta ocasión solo logró llegar a cuartos. Para el 2007 estuvo presente en la Copa América en Venezuela, donde obtuvo otro subcampeonato y pudo convertir su primer gol con la “Albiceleste”.
Por último, estuvo presente durante la Copa del Mundo de 2010 jugada en Sudáfrica. En el primer encuentro ante Nigeria en la zona de grupos anotó el único tanto de la victoria. De igual manera el combinado nacional no logró superar los cuartos, tras caer con Alemania.
Lo curioso de aquel torneo es que se dio el famoso blooper en el que se chocó la cara contra una cámara que estaba cerca, durante una celebración en octavos.