Giorgia Meloni, quien se impuso con el 26% de los votos en las últimas elecciones generales de Italia, juró este sábado como su primera ministra. Este miércoles, además, terminó de recibir el “voto de confianza” del Parlamento Italiano, una ratificación que le permite completar con éxito su investidura.
En el día de ayer, en la Cámara de Diputados, Meloni desarrolló los lineamientos generales de su gobierno por los próximos 5 años. También consiguió el visto bueno de 235 (de un total de 400) legisladores y legisladoras.
Con los votos de su partido, Hermanos de Italia, y las formaciones aliadas de La Liga (Matteo Salvini) y Forza Italia (Silvio Berlusconi), coalición que cuenta con mayoría en ambas Cámaras, hoy hizo lo propio en Senadores.
De esta manera, la dirigente de las denominadas “Nuevas Derechas” europeas recibió un importante apoyo institucional que tratará de convertir en estabilidad política.
Sin embargo, tan solo a 4 días de haber asumido, el gobierno de Meloni demostró poseer una característica que es un denominador común entre los nacionalismos excluyentes en auge de Europa.
Una retórica soberanista que desarma la decisión política de mantener la sumisión a la agenda de Estados Unidos, la OTAN y la élite de la Unión Europea.
No tan distinta
El martes, en un discurso que duró más de una hora en la Cámara de Diputados, Meloni dejó a la vista que en la democracia italiana pueden cambiar los gobiernos, pero no su política exterior.
Luego de agradecer al pueblo italiano y decir que “es el único titular de la soberanía”, con tan solo minutos de diferencia, Meloni ratificó la sujeción de Italia a la agenda de la OTAN.
“La OTAN garantiza un cuadro de paz y seguridad, y es deber nuestro contribuir plenamente. Porque, nos guste o no, la libertad tiene un costo”, sostuvo, al referirse a la seguridad de Europa.
Para despejar cualquier tipo de dudas, además, Meloni afirmó que “Italia seguirá siendo un socio confiable de la alianza atlántica”. Concretamente, en relación al conflicto Rusia – Ucrania, Meloni resaltó que Italia seguirá favoreciendo al régimen de Kiev.
“La paz no se consigue con la rendición de Ucrania”, indicó la Primer Ministra. De esta manera, al igual que EEUU, Meloni dejó un claro mensaje entre líneas: Ucrania debe pelear hasta el último soldado ucraniano muerto.
El mismo día, en conversación telefónica con Joe Biden, la flamante mandataria destacó “la importancia de la asociación trasatlántica. Especialmente a la luz de los desafíos históricos que enfrentan las democracias occidentales, como la guerra en Ucrania o la crisis energética”.
El presidente demócrata, por su parte, sostuvo que “Italia es un socio vital de la OTAN”. Con una enorme rapidez, Meloni logró sacar el foco de pasado como admiradora de Mussolini, sus viejos discursos anti UE y sus posiciones poco favorables a las libertades individuales.
La prensa de Occidente, que suele destacarse por querer ser el último bastión de la moral, las buenas costumbres y la libertad, no volverá a hablar de los peligros de la post-facista Meloni.
El programa de gobierno
Más allá de ratificar su adhesión a la OTAN, Meloni destacó alguno de los lineamientos más importantes de su programa de gobierno. En este sentido, aunque muchos los pusieran en duda, Meloni reafirmó la pertenencia de Italia a la Unión Europea.
Más allá de alguna que otra crítica para contentar a su base euroescéptica, Meloni sostuvo que la UE “es una casa común para hacer los Estados europeos”. Agregó que “Italia respetará las reglas” del organismo. Por otro lado, Meloni resaltó: “Estamos convencidos de que Italia necesita una reforma constitucional en sentido presidencial”.
Como adelantamos al principio de la nota, en un país en el que los Ejecutivos tienen una media de 18 meses de duración en los últimos años, la primera ministra intentará construir la gobernabilidad que le permita llegar a los 5 años de mandato.
Más medidas de Meloni
En términos económicos, con un programa que se asemeja al de Mario Draghi, Meloni manifestó que “la lucha contra el trabajo precario es una prioridad”. Sin embargo, la líder de Hermanos de Italia rechazó introducir un Salario Mínimo Legal, propuesta a la que calificó de ser “una solución falsa”.
La dirigente italiana, en esta misma línea, propuso modificaciones al “reddito di cittadinanza”. Este es un ingreso universal de hasta 780 euros a personas desocupadas o con dificultades para obtener empleo.
En relación a la energía, a pesar de la profunda crisis que sufre Italia, adelantó que “ceder al chantaje de Putin en materia de energía no soluciona el problema, sino que lo empeoraría”.
Los precios de la energía aumentaron considerablemente y la inflación llegó casi al 9%. Incluso se advierten posibles cierres a gran escala en las industrias. Ante esto, Meloni advirtió que “se necesitan medidas a medio plazo para liberar a Italia de una dependencia energética inaceptable”.
Mientras tanto, en línea con su socio Matteo Salvini, la Primer Ministra adelantó que uno de los objetivos es frenar la inmigracion que proviene desde el norte del continente africano. Matteo Piantedossi, quien se encuentra a cargo del Ministerio del Interior, anunció por su parte que se buscará cesar con la acción de las ONGS que rescatan personas en el Mediterráneo.