El conflicto Rusia-Ucrania, a partir de lo sucedido la semana pasada, entró en una nueva e importante fase. Luego del repliegue de las tropas rusas de la provincia de Járkov, que Occidente tomó como un profundo revés para Rusia, la nación euroasiática respondió de manera contundente.
En este sentido, tanto la movilización parcial de los reservistas ordenada por Vladimir Putin como así también los referendos en los territorios ucranianos ocupados por Rusia, representan un punto de inflexión en el estallido bélico. En otras palabras, si hasta el momento era una “Operación Militar Especial”, ahora entramos, directamente, en la fase de Guerra.
Un claro ejemplo del cambio, en este sentido, fue la enmienda aprobada el pasado martes 20 de septiembre por la Duma Estatal de Rusia. Con ella, luego de muchos años, se volvió a incorporar al Código Penal ruso, los conceptos de “Movilización General”; “Ley Marcial” y el de “Período de Guerra”.
Los referendos, un factor clave
Luego de la movilización parcial ordenada por Rusia, las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk; así como las regiones de Jersón y Zaporiyia, anunciaron la realización de plebiscitos para integrarse al gigante euroasiático. La votación en esas regiones, a pesar de ser desconocida por gran parte de los países del mundo, durará hasta este martes.
Tras el tercer día de votación, los datos muestran una alta e importante participación electoral en las provincias que pretenden integrarse a Rusia. En Lugansk, según informó la Comisión Electoral Central (CEC), la participación hasta este domingo fue de un 76,09%. En tanto que en Donetsk, según destacaron las autoridades regionales, la participación llegó a un 77,13%; con más de 1.200.000 de votantes. Por su parte, en la región de Zaporiyia la participación hasta este domingo alcanzó al 51,55% del padrón; y en la provincia de Jersón, asimismo, a un 48,91%.
En este sentido, según marcan las normas internacionales, un plebiscito se considera válido si más del 50% del padrón ha ido a votar. Si bien la participación electoral en las regiones unionistas va a superar ampliamente ese número, Occidente advirtió que no va a reconocer los resultados.
“Los referendos de Rusia son una farsa; un falso pretexto para intentar anexarse partes de Ucrania por la fuerza; en flagrante violación del derecho internacional”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Por su parte, Volodimir Zelenski, le pidió al mundo “reaccionar con total justicia ante los pseudo-referendos”.
La incorporación de estas cuatro provincias, que son consideradas parte de lo que conocemos como Nueva Rusia (Novorossia), le permitiría a Rusia no solo sumar 113.000 km2 de territorio; sino que, a su vez, aumentar su población en 5 o 6 millones de personas. Sin embargo, lo más destacado es que, al incorporar estas provincias, cualquier ataque hacia ellas será un ataque directo a Moscú. Este hecho marca una nueva línea roja para una OTAN cada día más impotente frente al conflicto ruso-ucraniano.
Estado de situación de la guerra Rusia-Ucrania
La retirada de las tropas rusas en la provincia de Járkov dio lugar a todo tipo de especulaciones. Con rapidez, toda la maquinaria mediática afín a Estados Unidos y la OTAN habló de un cambio rotundo en el curso de la guerra; y de una contraofensiva ucraniana. Sin embargo, una victoria de Ucrania está muy lejos de ser una realidad efectiva. Por el contrario, todo parece indicar que el repliegue ruso en Járkov fue planeado.
Más allá de cualquier especulación, lo cierto es que Rusia controla el 20% del territorio ucraniano; un porcentaje que sólo irá creciendo con el correr de los meses. En tanto que, según datos del Ministerio de Defensa de Rusia, sus fuerzas armadas han perdido 5.937 efectivos; y más del 90% de los heridos han vuelto a servicio. Por el contrario, el Ejército de Ucrania ha sufrido, desde aquel 24 de febrero, la pérdida de más de 100 mil hombres en sus filas, entre heridos y muertos.
Y si en el aspecto militar la situación es favorable para Rusia, también lo es en las otras dimensiones de la guerra. El país gobernado por Putin, a pesar de los intentos de EEUU y la Unión Europea por hundir su economía, se ha sobrepuesto a las sanciones; está reactivando sus finanzas; encontrando mercados alternativos y profundizando lazos con los multipolarismos emergentes.