Durante 2004 EEUU estaba aún recuperándose del ataque al World Trade Center, y las políticas de defensa eran parte de una fuerte discusión. Dentro de ese contexto, en Marvel crearon un evento llamado “Secret War” (Guerra Secreta) para abordar el tema. El equipo creativo estuvo compuesto por Brian Michael Bendis en el guion, y Gabrielle Dell’Otto ilustrando.
Los cómics, desde siempre, han buscado reflejar las problemáticas sociales contemporáneas. En su momento, con la aparición de la carrera espacial, las temáticas dieron un giro de la fantasía a la ciencia. La misma Wonder Woman sufrió los cambios generacionales, e incluso fue “enviada a la cocina” como la simple “novia” de Steve Trevor. En los 80’s el panorama se volvió más complejo.
Con la llegada del punto más álgido de la guerra fría, y el miedo a la guerra nuclear, los autores se animaron a más. Alan Moore y Frank Miller comenzaron a abordar cuestiones políticas y sociales. Maus de Spiegelman daba un testimonio casi en primera persona del holocausto Nazi. Para el momento del atentado a las torres gemelas, el noveno arte no se quedó callado.
La mejor defensa es una buena ofensiva
Nick Fury, director de S.H.I.E.L.D. descubre algo perturbador. Varios villanos están utilizando una tecnología que es impagable para ellos. Incluso los robos que realizan no se acercan siquiera a cubrir una cuota del valor del equipamiento que utilizan. La investigación da como resultado que quien está financiando a estas personas es Lucía Von Bardas, presidente electa de Latveria.
La nación, otrora regida por Dr. Doom, siempre tuvo relaciones complicadas con USA. Cuando Fury informa a la Casa Blanca del asunto, el presidente decide que no debe hacerse nada. El director de S.H.I.E.L.D. decide tomar el asunto en sus manos, y recluta un grupo de héroes de New York para realizar un golpe de estado en Latveria. El objetivo, hacer un ejemplo de Lucía Von Bardas.
Un año después de esos eventos, cada uno de los héroes reclutados por Fury comienzan a ser víctimas de ataques. Lo interesante, es que ninguno recuerda la misión que realizaron con el director de S.H.I.E.L.D. Luke Cage, Spider-Man, Daredevil, Wolverine y el mismo Captain America deberán enfrentar una situación que desconocen.
Terrorismo doméstico
Bendis toma un concepto tan esencial para los norteamericanos como el patriotismo; y lo deforma atrozmente.. Nick Fury es un patriota declarado, pero ve que incluso el gobierno elegido por el pueblo hace las cosas mal, por lo tanto: elige mal. Esto hace que, como cualquier vigilante, tome la justicia por mano propia.
La diferencia con cualquier héroe enmascarado es que Fury es un funcionario gubernamental, y sus actos, una declaración de guerra. En aquel entonces, luego del ataque al World Trade Center, se dieron a conocer varias historias. Entre las narrativas, se decía que Bin Laden era en realidad, un hombre entrenado por la CIA. Lo que haría que el mismo gobierno sea responsable.
Este es, sutilmente, el rol de Fury en la historia. Además, en la escena en donde el Director de S.H.I.E.L.D. informa al presidente, se da a entender que éste ya tenía conocimiento de la situación con Von Bardas. Esto sugiere que la misma Casa Blanca estaría, en parte, responsabilizada por los ataques de los villanos tecnificados.
Las capas bajo la acción
De forma superficial, es una sencilla historia de espionaje, pero al ver un poco más allá, y conocer el contexto, es algo mucho más terrible, y con muchas capas. La idea de Fury de patriotismo, contrasta directamente con la de Captain America, quien es uno de los arrastrados al operativo clandestino.
Sin embargo, la revelación del lavado de memoria a los participantes, es de lo más fuerte de la historia. A todos les han borrado la memoria, pero el más afectado, es Wolverine. El mutante más famoso, tiene como centro de su drama personal, el haber perdido la memoria en múltiples ocasiones como consecuencia de experimentos que se realizaron con él.
Bendis en este arco sugiere un patriotismo deforme que lleva a actos de guerra y venganza desmedida. El lavado de cabeza a operativos gubernamentales, y los negociados con ataques en territorio doméstico son varios de los aspectos que integran la narrativa. Esto sucedía con los organismos gubernamentales, acompañando la sospecha política sobre el ataque de 2001.
Los frescos en papel
Gabriele Dell’Otto, no es un simple dibujante, este italiano va más allá, y recordando a Alex Ross, es un pintor. El arte que ilustra los 5 números de este evento son pinturas con intención realista que buscan capturar la esencia del relato lo más cercano a la realidad posible. La elección de Dell’Otto no es una casualidad.
El artista comenzó como portadista en los años 90’s y se le dio la oportunidad de participar en este evento, retratando cada acción, gesto y variación. Fue un trabajo duro, pero Dell’Otto estuvo a la altura, consiguiendo plasmar a cada personaje tal cual es en esencia. Inclusive a los Cuatro Fantásticos y los X-Men, que tienen una pequeña participación en la historia.
El arte imita a la vida, y los cómics buscan llevar a sus mundos imaginarios las problemáticas del contexto en que se crean; Guerra Secreta es un gran ejemplo de esto. También, funciona como aperitivo para el macro evento que llegaría dos años después: Guerra Civil.
En Argentina Secret War llegó en el tomo 29 de la Colección de Novelas Gráficas de Marvel de Editorial Salvat.