Durante años, Hollywood intentó adaptar la serie de novelas gráficas escritas por el británico Neil Gaiman, The Sandman, a una película o serie. Sin embargo, ningún proyecto se presentó frente a las cámaras. Las excusas eran siempre las mismas: “La obra es demasiado rara”; “Es una historia compleja”; “Es inadaptable”.
Pese a esto, Gaiman se mantuvo firme e insistió en que una adaptación cinematográfica de su historia de fantasía oscura no solo era posible, sino que tampoco necesitaba hacer alteraciones importantes en su texto para realizarse. Eventualmente, encontró ideas afines en los guionistas/productores David S. Goyer y Allan Heinberg. Juntos, encabezaron la serie Sandman, que se estrenó el 5 de agosto en Netflix.
La serie, que presenta diez episodios que oscilan entre los 37 y 54 minutos, fue producida por Warner Bros. Television. Es una adaptación fiel de un cómic que muchos aprecian. Retuvo gran parte de las fortalezas del material original y con pocos elementos que puedan ser considerados debilidades.
Es un gran mérito de la producción que la serie pueda traducir la historia lírica laberíntica del cómic a la pantalla de una manera orgánica. Aunque los efectos visuales a veces son impresionantes, no es únicamente la construcción del mundo o los paisajes fantásticos los que tienen la tarea de hacer que la historia funcione en un nuevo medio. En este caso, también es tarea de los propios actores.
La serie adapta Preludes & Nocturnes y The Doll’s House
Sandman está protagonizada por el dos veces nominado al premio Tony, Tom Sturridge. Su personaje es Dream, también conocido como Morpheus, un ser divino que gobierna los sueños nocturnos de los humanos. La serie comienza como lo hace el cómic, con Morpheus siendo encarcelado por un mago mortal (Charles Dance) que estaba tratando de capturar a la hermana de Dream, Death, y terminó con el dios equivocado en su sótano.
El programa establece su tono fantástico en un primer episodio, que cubre más de un siglo de tiempo, mientras una enfermedad del sueño plaga el mundo porque Dream permanece en cautiverio. Eventualmente escapa, pero se enfrenta de inmediato a una serie de preocupaciones apremiantes.
La temporada ofrece una adaptación bastante directa de las dos primeras novelas gráficas de la serie The Sandman: Preludes & Nocturnes y The Doll’s House. Se toman algunas libertades para unir una serie de historias, que están un poco menos conectadas en el cómic, y hacer una narración unificada. Pero la estructura básica de la historieta permanece intacta, con las aventuras de Dream llevándolo a lugares tan exóticos como Florida y tan aterradores como Infierno.
“Sandman” descansa en la perfomance de gran parte de su elenco
En los cómics, si bien Dream es antropomórfico, queda claro que no es un humano. Sus ojos ennegrecidos, con pupilas que parecen estrellas, acentúan su apariencia como algo ajeno a la humanidad.
En el programa, Dream es menos abstracto. Sin embargo, se comporta con una especie de distanciamiento etéreo que llega al núcleo del personaje. No es difícil verlo como un ser que no es humano, pero que se vuelve más como tal a lo largo de la historia. Si la performance de Sturridge no funcionara, la serie tampoco lo haría.
Otras actuaciones destacadas del elenco incluyen las de Kirby Howell-Baptiste como Death; David Thewlis como John Dee, un hombre enfermo con oscuras ambiciones que se apodera del mágico rubí onírico de Dream; y Ferdinand Kingsley como Hob Gadling, un humano a quien Death le otorga la inmortalidad y, a lo largo de las décadas, desarrolla una amistad única con Dream.
Aunque los episodios varían un poco en calidad, nunca lo hacen al punto de dañar la producción. Quizás el arco de Rose Walker/Dream Vortex que cierra la temporada termina siendo el más débil del programa, ya que los episodios que comprenden este arco sufren algunas inconsistencias tonales.
También hay algunos roles que no tienen suficiente tiempo de pantalla para ser tan efectivos como lo son en las novelas gráficas. Las apariciones de otros dos miembros de la familia Endless, Desire y Despair, son tan breves que casi se consideran cameos. Y, mientras Gwendoline Christie como Lucifer ofrece un personaje convincente, nunca coincide con su homólogo de cómic diabólicamente encantador.
El futuro de «Sandman»
No hay duda de que una segunda temporada, no anunciada hasta ahora, podría ayudar a profundizar y enriquecer algunos personajes que no se sintieron completamente formados durante la primera entrega y que aún tienen papeles importantes que desempeñar.
Según la cantidad de ganchos intrigantes que Heinberg y Gaiman plantaron durante estos diez episodios que provocan desarrollos futuros, sin mencionar una escena final increíble, está claro que todos los involucrados esperan tener la oportunidad de expandir aún más este mundo. Es un buen sueño, y si esta primera temporada de Sandman demuestra algo, es que incluso los sueños que parecen imposibles a veces pueden hacerse realidad.