Originalmente publicado en 6 capítulos en la revista Fierro, Putrefacción no es una historia del montón. Con la pluma de Damián Fraticelli y los lápices de Ezequiel Couselo, esta obra marca la primera colaboración de les artistas.
La propuesta crea una analogía del manejo del mundo en el microcosmos de la heladera. Definitivamente, es una historia con los huevos bien protagonistas.
El final del anterior párrafo, lejos de ser soez, cumple una función por completo opuesta al espíritu de la obra. De forma literal, el protagonista de la obra es un huevo.
Al entrar en las páginas, les lectores se encontrarán con una metáfora del mundo mismo, la visión de algunos, y cómo todo se pudre. La propuesta es poder ver más allá de lo que pasa dentro de la heladera.
Lo que sea por un amigo
Es un día de calor, alguien desenchufó la heladera y la dejó abierta. Tras la puerta entornada, se descubre un microcosmos de alimentos que luchan por sobrevivir el día a día.
Un huevo se dirige a la cárcel de la ciudad a ver a Rogelio, otro huevo y amigo que ha sido encerrado acusado de asesinar y desplumar. Rogelio dice ser inocente, acusa que todo es una trampa y culpa del hielo.
Rogelio se encuentra con la cáscara rota, da a su amigo un ticket, y le dice que llame a su pareja- Ella le ayudará a esclarecer todo. Así, nuestro huevo comienza a investigar qué hay de cierto en lo que Rogelio dice.
De pronto, comienza a ser perseguido por un salame, un chorizo y un nabo, miembros de alguna fuerza que no se identifica.
El huevo tuvo una historia con la pareja de Rogelio, y ella ahora tiene la suya. Los secretos e intrigas de cada uno de los implicados llevarán al huevo por sinuosos caminos en su búsqueda de la verdad.
Mientras tanto, con la heladera desenchufada y la puerta abierta, la cadena de frío no parece recuperarse, y todos comienzan a oler la fetidez de la putrefacción.
El cuerpo del delito como herramienta
La pluma de Damián Fraticelli, seguramente recuperada del pollo asesinado en la historia, es astuta y certera en las analogías que plantea. Putrefacción propone un relato que en primera instancia, sorprende por la temática de la comida como protagonista.
Sin embargo, la diversión de los huevos parlantes se evapora ante el testimonio de una historia negra clásica que va más allá de un simple cuento. Aquí, una mano divina ha dejado la heladera abierta y desenchufada un día de mucho calor, brindando así el clima propicio para los acontecimientos.
El hielo, representante físico del frío, algo esencial para mantener los alimentos, es tratado como la moneda de mayor valor. Los personajes se vinculan con la política y distribución del hielo, y esto desata el drama.
Fraticelli narra una analogía de las políticas públicas y el trato a quienes intentan implementarlas. Cuenta a las y los lectores las implicaciones que vienen aparejadas con el ascenso al poder, y sus consecuencias.
Utilizará diferentes organizaciones. Facciones extremistas que buscan derrocar a un gobierno claramente corrupto. Rogelio, es la figura del idealista que decide dedicarse a la política, y tiene las respuestas a groso modo.
Sin embargo, el camino lo ensucia, y se pervierte su accionar, al punto de perder la consciencia de cómo utilizar la riqueza acumulada. Fraticelli toma elementos completamente cotidianos y plantea cuestionamientos muy interesantes.
Putrefacción y un thriller negro como una heladera sin luz
No se puede hablar de una historia negra sin los aspectos visuales característicos. Ezequiel Couselo brinda el clima y estampa el sello en las viñetas, convirtiendo simples verduras, hortalizas y embutidos en personajes serios.
Las perspectivas exageradas, como los planos cenitales de la jaula de Rogelio son excelentes muestras de cómo el lápiz se entendía con el guión. Los altos contrastes y la ausencia de grises generan una estética cruda. Pero las texturas brindan incluso la sensación de la fetidez del ambiente.
La aparición de las moscas super detalladas que se meten en este mundo lleno de Putrefacción cierran el trato de lo grotesco de la historia, emulando fuerzas del infierno mismo. El diálogo entre escritor y dibujante es cercano, y cómplice. Justo lo que una obra así necesita.
El cierre de la obra es maravilloso, y permite a quien haya osado entrar en la historia plantearse lo que acaba de presenciar. Inclusive el detalle de crear el misterio en base a un antiguo cuestionamiento que aún aqueja las mentes curiosas.
El drama, la tragedia, el amor y la traición, son moneda común en este relato, que quedarán en la mente, una vez saquemos la cabeza de la heladera.
Ediciones
Editada originalmente en la revista Fierro, cada uno de los seis números se titulan como los estadíos de la Putrefacción. En 2017, la historia se recopiló en un tomo integral como tomo #3 de la colección “ReLecturas” de la editorial Historieteca.