Alberto Fernández habló el jueves pasado en la reunión de presidentes en la IX Cumbre de las Américas. Cuestionó el rol estadounidense en la región y responsabilizó al país de la situación que atraviesa América Latina. Las exclusiones, las lógicas financieras, militares y económicas obsoletas, el injerencismo, y el reordenamiento geopolítico, fueron los puntos centrales del discurso del titular de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Las ausencias que interpelan
“Lamento que no hayamos podido estar presentes todos los que debíamos estar, en este ámbito tan propicio para el debate”, indicó el presidente argentino al inicio de su discurso en la reunión de mandatarios. Reconociendo las exclusiones arbitrarias que sufrieron varios países que componen el bloque latinoamericano, Alberto Fernández denunció la decisión de la administración estadounidense. En contrapunto, realzó la voluntad de la CELAC: “Allí convivimos en la diversidad y nos respetamos. Tenemos miradas distintas, pero compartimos preocupaciones semejantes en este presente tan complejo”.
“Quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un ‘derecho de admisión’ sobre los países miembros del continente”. Fernández, en clara coordinación con el posicionamiento del conjunto de la CELAC, expuso la lógica unilateral que caracteriza a la Casa Blanca para ordenar los asuntos globales y latinoamericanos. En ese sentido, destacó el principio de diálogo en la diversidad como única y superadora alternativa para el rumbo del continente americano.
Tiempos de asociación estratégica
La columna vertebral del discurso de Fernández estuvo signada por la contradicción geopolítica entre el Multipolarismo y el Unipolarismo: “El mundo central ha fijado reglas financieras evidentemente inequitativas”. Haciendo referencia al lugar de subordinación periférica al que Estados Unidos ha sometido a las naciones sudamericanas, Alberto recordó el bloqueo “de más de seis décadas” que sufre el pueblo cubano y la situación similar que padece Venezuela, profundizada durante la pandemia.
En consonancia con los planteos multipolares de China y Rusia, Argentina rechazó las lógicas propias de los tiempos bipolares de la Guerra Fría y unipolares donde Norteamérica consolidó su hegemonía. La deuda externa, la informalidad y la pobreza en las que está sumida Latinoamérica desde el Río Bravo hasta la Antártida fueron los problemas que el presidente argentino señaló como fundamentales. Rescatando la tradición humanista y de Derechos Humanos que caracteriza a Argentina, repudió la invasión rusa sobre Ucrania y convocó a “ponerle fin a la catástrofe bélica”, responsabilidad del Norte Global.
“Estoy convencido de que estamos frente a la oportunidad de plantearnos el desarrollo de una verdadera Asociación Estratégica Común”, señaló Alberto como salida a la situación actual. El equilibrio de fuerzas en un diálogo armónico que garantice la justicia social es el planteo medular de la Tercera Posición Estratégica que asume el Multipolarismo. “Unidos o dominados” sintetizó Fernández como dilema para el continente.
¿Guiño a Biden?
Si bien el discurso argentino tuvo una impronta de crítica generalizada, también se pueden hacer otras lecturas políticas. A fin de cuentas, la mayoría de los vicios que señaló Alberto tuvieron como responsable a Donald Trump y su política injerencista en “el patio trasero”. En efecto, se refirió al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a la Organización de Estados Americanos (OEA) como instituciones centrales que funcionan con lógicas obsoletas.
En relación al BID, el presidente argentino rechazó la conducción de la banca por parte del norteamericano Maurice Claver-Carone, consagrado en septiembre de 2020. “La Banca de Desarrollo Regional, sin más demoras, tiene que volver en su gobernanza a América Latina y el Caribe”. La discusión sobre la orientación del financiamiento es fundamental para los países sudamericanos y la designación de Claver-Carone expresa un retroceso.
Asimismo, el mandatario de la CELAC responsabilizó a la OEA por el golpe de Estado en Bolivia realizado en 2019 y la definió como el gendarme de los intereses norteamericanos en la región. “Si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen”, destacó Alberto.
Del mismo modo, el irresponsable endeudamiento externo legitimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la discontinuidad del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba propiciado por el Papa Francisco, fueron encuadrados por Fernández como responsabilidad de la gestión del republicano Trump. La convocatoria a Joe Biden a la cumbre regional que se realizará en noviembre próximo refuerza la hipótesis de integrar a Estados Unidos a un nuevo rumbo con propiedades multipolares, porque, como sentenció Alberto: “en la CELAC convivimos con las diferencias”.