Como consecuencia del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, a nivel mundial existe tanto una crisis energética, como una crisis alimentaria. La destrucción que causa la guerra y las sanciones económicas impuestas impactan en el mapa energético global. De hecho, los precios del gas y el petróleo se elevaron casi un 30%. Además, se redujo el suministro de Gazprom, principal empresa energética rusa, mientras que la Unión Europea (UE) plantea un esquema gradual de cierre de importaciones.
La dependencia histórica en materia de energía hacia Rusia golpea de cerca a Europa y Argentina. En primer lugar, el bloqueo iniciado por 27 países europeos afecta su propia importación y causa el cierre de los suministros. Asimismo, el precio del gas natural alcanzó los costos más elevados desde 2008 y el petróleo subió más del 30% desde el primer trimestre del 2022.
En segundo lugar, en el caso de Argentina, esta crisis energética mundial impacta con problemas de divisas y escasez en inversiones. De este modo, el director del Instituto Energía Argentina, Javier Zulato, reconoció que puede desatarse una crisis “sin precedentes”.
Impacto energético en el mundo
Desde la UE imponen sanciones económicas a Rusia para desalentar su inversión en la guerra y evitar pagar en rublos (moneda rusa). Tras impartir el cese de compra de petróleo, se redujo en forma considerable el abastecimiento, ya que Europa es el mayor comprador de crudo ruso.
La Revisión Estadística de Energía Mundial de BP, confirmó que en 2020, el 53% de la producción de Rusia iba hacia suelo europeo. Esto representó 138 millones de toneladas sobre un total de 260. De forma inmediata, impactó en Alemania, Hungría, Eslovaquia y República Checa. La importación de Europa era de 3,8 millones de barriles de petróleo diarios.
En este escenario, el presidente ruso, Vladímir Putin, acusó a los países europeos de haber causado esta crisis energética por las sanciones impartidas hacia el Kremlin. No obstante, hace algunas semanas, Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció el cierre progresivo de la importación de petróleo.
Europa afectada por el corte del suministro ruso
La compra de gas natural es otro negocio fuerte entre la UE y Rusia. De este modo, además de abonar 450 millones de dólares a diario por el petróleo, desembolsan otros 400 millones en gas. Ahora bien, por las dificultades que implica hallar fuentes alternas, Europa no parece dispuesta a resignar su suministro, pero el Gobierno ruso tomó represalias.
A través de Gazprom, se redujo la venta de gas natural a diversos países europeos. En este sentido, Alemania fue el primer afectado. Desde el Kremlin cortaron el suministro a Bulgaria y Polonia por no abonar con rublos. Asimismo, la compañía también finalizó su negocio con GasTerra y desabasteció a Países Bajos.
Sin embargo, esto se transformó en una gran estrategia para Estados Unidos. Los norteamericanos duplicaron su venta de gas natural. Antes de la guerra, exportaron 2.250 millones de metros cúbicos de GNL (gas natural licuado) y, luego del inicio del conflicto, se disparó a 4.400 millones.
Consecuencias en Argentina
Sumado a la crisis inflacionaria que sufre Argentina y a la fuerte falta de divisas que atraviesa, el impacto de la guerra y las sanciones también trae consecuencias. En primer lugar, la reducción en la oferta internacional genera desabastecimiento. Asimismo, la falta de inversiones también golpea a la producción energética nacional.
De este modo, tras una gira por España, Alemania y Francia, el Gobierno anunció un pedido de refuerzos en materia de inversión en Vaca Muerta. La secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco, certificó que “Argentina podría ser proveedora de gas al mundo”.
Esto se debe a que, por primera vez en una década, nueve operadoras europeas realizaron tareas de completación de pozos. Sin embargo, Zulato advirtió en Radio Mitre que “Argentina puede vivir una de las peores crisis energéticas de su historia” y remarcó que “no tenemos reglas claras para la inversión”.