Cada 2 de abril es un día que toca las fibras de la identidad de toda la sociedad argentina; pero, sobre todo, es una fecha especial para los ex combatientes de la Guerra de Malvinas, sus familias y las de los caídos en combate. En este marco, hay espacios que recuperan la historia para contribuir al debate sobre el significado de estos territorios australes para el país. Uno de ellos es la Casa Malvinas, ubicada en el Centro de Veteranos de Guerra de Morón (Quintana 462, Castelar), en el Oeste del Gran Buenos Aires.
Para saber más sobre el espacio, así como sobre los sentimientos a 40 años de la guerra, Nota al Pie dialogó con los veteranos Omar Martínez, Daniel Ucci, Juan Dimario y Reynaldo Arce; y con una de las impulsoras de Casa Malvinas, Gabriela Pascual.
Con respecto al surgimiento del sitio de memoria, Dimario contó que “siempre estuvo la idea, siempre estuvo las ganas de hacer algo tipo museo, o una muestra de lo que teníamos de Malvinas”; y relató: “Acumulamos objetos y recurrimos a Gabi para que nos ayude a armar lo que es la Casa Malvinas, darle una forma”.
“Lo que queremos es contar esta historia, nosotros decimos que somos como historias vivientes de un hecho muy importante en la historia de Argentina”, explicó el también secretario del Centro de Veteranos. En este sentido, la Casa que se inauguró el 19 de noviembre de 2021, “está abierta a la comunidad para poder contar y que se informen en primera persona de qué es lo que vivió cada soldado, cada conscripto en su lugar”.
¿Qué significado tiene el 2 de abril para un veterano?
A cuatro décadas de la Guerra de Malvinas, surge la misma pregunta de siempre: ¿qué significa esta fecha para quienes estuvieron allá? Ante este interrogante, el vicepresidente del Centro de Veteranos, Omar Martínez, remarcó que el 40° aniversario trae consigo una especie de resumen de lo que fueron los años posteriores al combate.
“El que vuelve de una guerra ya vive la posguerra, y se pasaron por muchos estados, desde la desmalvinización, desde el querer dejar todo atrás”, recordó; y agregó: “Pero es algo que te queda internamente, y algunos compañeros ya desde el principio querían que se sepa, que se conozca, y a la vez el reconocimiento del Estado, porque la gente siempre nos reconocía”.
En el mismo sentido, el tesorero del Centro de Veteranos, Daniel Ucci, comentó que pasó “mucho tiempo y a la vez pareciera que no fue tampoco tanto”. Asimismo, remarcó que es “muy importante que se esté visualizando mucho, por parte del gobierno, de todas las entidades que se preocupan, mientras que como decía Omar, en otras épocas estaba todo muy callado”.
Para los veteranos también hay otra cuestión que tiene que ver con el regreso a Malvinas. Mientras algunos prefieren no ir, otros lo toman como una visita sanadora. “Conocí ahí realmente Malvinas, porque en el 82 conocí una guerra”, comentó Omar Martínez, quien volvió en 2014; y detalló que al llegar al lugar se siente algo especial “que creo que no solamente por haber estado en la guerra, yo creo que un argentino que llega a Malvinas lo siente”.
Por su parte, tanto Ucci como el presidente del Centro de Veteranos, Reynaldo Arce, se encuentran entre quienes prefieren no volver. “El tema es cómo te va a pegar ir. Yo la verdad tengo mis dudas entonces no voy”, comentó el primero.
Volver de la guerra para contar lo vivido
Si bien ahora hay un espacio que reconstruye la memoria de manera colectiva, el Centro de Veteranos moronense realiza charlas en escuelas desde 2004. Al respecto, Dimario comentó: “Vamos a colegios, actos, colegios que vienen acá, de la facultad también, de algunas agrupaciones, centros de jubilados”.
Fue en una de esas visitas a la Escuela N°11 de Morón, que conocieron, en 2006, a Gabriela Pascual. En la institución educativa comenzaron a trabajar con la historia de uno de los Héroes, Mario García Cañete, ya que su madre vivía cerca del colegio.
“Siempre todos los años venían, en el 2012 la escuela presentó el proyecto en el Concejo Deliberante para que ellos fueran declarados ciudadanos ilustres”, contó Pascual sobre los veteranos; y agregó que “Siempre tuvimos un vínculo de confianza”. Vínculo que hoy se ve plasmado, por ejemplo, en la Casa Malvinas.
“Son esas cosas que pasan porque tienen que pasar”, sintetizó Pascual. Durante la pandemia, ella había comenzado, junto a Natalia Demarchi y Stella Vergari (otras dos docentes que integran el espacio al igual que Carlos Fasciolo y Graciela Peris), un proyecto para homenajear a las Madres de Malvinas. Mientras esa idea aún está en proceso de materializarse, la propuesta de los ex combatientes es una forma de seguir haciendo memoria.
A su vez, Martínez se refirió al acercamiento de la comunidad. “Prácticamente cuando arranca la Casa Malvinas ya había un montón de gente interesada”, recordó; y aseguró: “Quedamos satisfechos nosotros y la gente también queda muy contenta y se va con un buen recuerdo”.
“Para nosotros eso es un aliciente de decir esto sigue y se sigue conociendo”, expresó Martínez; y remarcó que “el reclamo no se tiene que dejar de hacer porque también el reclamo frena el avance”.
El recorrido por Casa Malvinas
El espacio de la memoria está dividido en varias partes. La primera tiene que ver con pensar la soberanía, por lo que allí se presentan datos geográficos e históricos sobre los territorios atlánticos.
Además, en una de las paredes hay un cofre con piedras y tierra de las Islas y un espejo. “La idea es invitar al visitante a identificarse. Sobre todo para los niños más pequeños, que por ahí lo ven más lejos. Pensarnos a nosotros mismos a partir de Malvinas”, explicó Pascual.
La segunda parte presenta un acercamiento a los veteranos de Morón antes de ir a la guerra. En este sentido, hay fotos de algunos de ellos junto a elementos como libros, juguetes o discos característicos de sus primeros años de vida. En palabras de la profesora de historia, “son cosas que recrean infancias y juventudes”.
El tercer momento que se vive en la Casa Malvinas es la guerra propiamente dicha, a través de la reivindicación de la figura del soldado conscripto, ya sea que haya hecho el servicio militar obligatorio en la Fuerza Aérea, en la Marina o en el Ejército.
“Por un lado recreamos cómo fue para un soldado conscripto estar en el ejército durante los 74 días de la guerra; y si no, a bordo del Crucero Belgrano”, explicó Pascual. En esta parte del recorrido, comentó que allí había moronenses entre quienes se encontraba Juan Dimario, sobreviviente del hundimiento.
Por otro lado, el espacio propone pensar el ejército a través de elementos que se relacionan con quienes combatieron en las Islas. En una vitrina hay tres de ellos que estuvieron en Malvinas durante la guerra: una zapatilla, un cubrecasco y la chapita de un soldado caído. “Lo demás lo fueron recuperando ellos para invitar al otro a pensar”, contó la profesora de historia.
El recorrido finaliza con una invitación a pensar lo que fue la posguerra para las familias de los caídos, así como para los veteranos. “Es un episodio casi tan crudo como la guerra, porque los muchachos cuentan que, cuando volvieron, para los militares ellos no eran militares, para los civiles ellos eran militares”, recordó Pascual.
De igual forma, Arce comentó: “La pasé muy mal cuando volví, y la pasamos muy mal todos los que estamos acá”. En este sentido, tanto familiares como sobrevivientes tuvieron que reconstruir su vida. El espacio que cuenta con relatos, imágenes, objetos y documentos forma parte de esa reconstrucción.
La Casa Malvinas está abierta al público los jueves de 10 a 14 horas; mientras que para el resto de los días se pueden solicitar visitas por medio de un mensaje al Facebook CentrodeVeteranosdeGuerradeMoron, o del mail casamalvinasmoron@gmail.com.