El decreto 144/2022 publicado esta semana regula la creación de espacios de cuidados para infantes de hasta tres años en los establecimientos laborales donde se desempeñen más de 100 trabajadores. Así lo celebró en su cuenta de Twitter la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de Nación, Elizabeth Gómez Alcorta: “Se trata de un paso fundamental para garantizar la inserción laboral de las mujeres; y una organización social de los cuidados más justa entre los géneros”. Por su parte, Mercedes D´Alessandro, directora del área Igualdad y Género del Ministerio de Economía, afirmó a Télam que es un “logro del feminismo” la obtención del derecho de tener un espacio de cuidado para infantes.
Pero, ¿por qué es importante esta medida? ¿Cómo colabora en el armado de una organización social más justa entre los géneros? ¿De qué manera el feminismo tuvo que ver en este logro?
Para comprender el valor de esta nueva reglamentación, Nota al Pie dialogó con Lucía Cavallero, socióloga e investigadora de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA); cooautora del libro Una lectura feminista de la deuda. ¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!
¿Qué te parece esta medida que habilita espacios de cuidado para infantes?
Me parece que es una medida que representa un avance muy importante de un derecho; que estaba especificado en la Ley de Contrato de Trabajo del año 1974, pero que recién ahora se reglamenta. Eso es inescindible de pensar cómo esta discusión se abrió desde los movimientos feministas y se puso en primer lugar la agenda de los cuidados; y, en este caso, también con la tarea del Ministerio de Mujeres (Géneros y Diversidad) de Nación. Me parece un avance importante que también marca que muchas veces esos derechos son letra muerta hasta que no se den estas condiciones virtuosas entre movimiento y decisión política.
¿De qué manera esta política podría ayudar a la vida de las mujeres?
Lo que establece el decreto es una obligación a todos los establecimientos en donde trabajan cien o más personas, de proveer espacios para dejar a los infantes de entre 45 días y tres años. Esto se puede operativizar de varias maneras. Puede ser que el empleador subcontrate el servicio; puede ser que los empleadores se junten con otros cuando estén a menos de dos kilómetros o que se pague una suma en concepto de reintegro de esos gastos. En ese sentido, es importante pensar que ya hay muchos convenios colectivos donde está previsto el reintegro, pero esta reglamentación lo que establece es que ese reintegro no puede ser menor al 40% del salario de una trabajadora de casa particular.
Por otro lado, pensemos que en la redacción original hablaba de “cien mujeres”, y claramente hablar de “cien personas” hace que también se avance en un sentido de socializar, compartir las tareas de cuidado entre hombres y mujeres.
Según el INDEC, la tasa de desocupación es más elevada en las mujeres. ¿Por qué crees que se da esta situación?
La mayor tasa de desocupación en las mujeres por supuesto que también está relacionada con la sobrecarga de tareas de cuidados que sufren a diario. Las mujeres todavía son quienes realizan más del 76% de las tareas no remuneradas de cuidado en el ámbito doméstico. Esta cuestión, por un lado, impide muchas veces tener tiempo disponible para participar en el mercado laboral; y por otro lado, lleva a que los propios empleadores sean incluso quienes prefieran no contratar mujeres, porque justamente se las asocia con las licencias por embarazo o con la mayor carga de trabajo de cuidados. Por eso se trata de una medida que está relacionada con toda la realidad laboral de las mujeres.
Además de la medida que habilita espacios para infantes, ¿qué otro tipo de políticas serían necesarias para garantizar una equidad de género?
En el sentido de cuidados, ya producto de esta misma ley, quedan afuera los trabajadores y trabajadoras que prestan servicios en establecimientos que no llegan al mínimo de personas previstos en el decreto. Entonces, es necesario que se avance con políticas de cuidado más integrales, que abarquen a todas las realidades laborales y no solamente hasta los tres años.
En esta línea, es importante que se avance en la promesa que hizo el presidente de la nación, que dijo que se iba a impulsar un sistema integral de cuidados; que es una ley que se viene discutiendo ya hace dos años, impulsada por el Ministerio (de Mujeres, Géneros y Diversidad) pero que claramente es producto del proceso político de los feminismos.
Hace falta avanzar en mayores servicios públicos para garantizar el acceso a los servicios de cuidado, avanzar en la infraestructura de cuidado también y en la discusión de cómo se podrían remunerar esas tareas. No solamente las tareas que se realizan en el hogar, sino también las que realizan las trabajadoras comunitarias, que son muy importantes y hacen muchos servicios de cuidados.