El diagnóstico que determinó su retinopatía del prematuro modificó la vida de Agustina Di Masi, que a partir de los 5 años perdió su vista por completo. Sin embargo, hace pocos años la llegada de Lady, su perra lazarillo, cambió su realidad y trajo consigo muchos beneficios para ella. Gracias a una gran colecta que realizó y a la Escuela de Perros Guía Argentinos, logró encontrar su compañía perfecta.
Su vocación periodística y su lado extrovertido impulsaron su firme deseo de hallar la mejor manera de desplazarse. De esta forma, la periodista y consultora psicológica de 24 años juntó los 12 mil dólares que necesitaba para llegar a su perro lazarillo y hoy transita con mayor independencia. En Nota al Pie, narró cómo cambió su vida con la llegada de Lady.
¿Qué significó para vos la llegada de Lady a tu vida?
La llegada de Lady fue un cambio muy grande. Más allá del guiado, de los momentos en los que caminamos y que ella me advierte objetos o escalones, el vínculo es muy fuerte. Es mucho más fuerte que con una mascota porque son perros que están todo el tiempo con uno. Además, la nobleza de saber que caminamos y ella va mirando por las dos, no solo por ella sola.
La verdad es impresionante y me cambió también en un montón de aspectos, más allá de la independencia que me da a la hora de salir a la calle y la seguridad en mi vida cotidiana porque está todo el tiempo conmigo.
¿Cuáles son tus sensaciones cuando estás junto a ella?
A mí me da una sensación de mucha más seguridad, independencia e incluso velocidad al caminar. Un tramo que podría hacer con bastón, con Lady lo hago en muchísimo menos tiempo y me siento mucho más segura porque ella marca los obstáculos aéreos como ramas o toldos y el bastón no. Entonces a mí me da mucha independencia y mucha más seguridad.
¿Cómo apareció Lady en tu vida?
Llegué a ella por medio de la Escuela de Perros Guía Argentinos y se hizo una colecta porque habitualmente llega a partir de colectas o donaciones por el precio, que es de 12 mil dólares. En mi caso, no hubo un Club de Leones sino una nota periodística en Infobae y mucha movida en redes sociales y así la gente se enteró, me ayudó y pude llegar al monto que necesitaba.
¿Cómo atravesaste todo ese proceso de conocimiento con ella?
El proceso fue raro porque primero a mí me habían dado un perro, estuve tres días con él y a Lady la tenía un compañero, pero él no funcionaba con Lady y yo con el otro perro tampoco. Así que, tres días después, nos lo cambiaron y la verdad que fue un shock muy grande porque ya hacía dos o tres semanas que estaba en el adaptativo recibiendo mucha información porque una tiene que cambiar el chip de cómo tratar a un animal. Entonces ya estaba muy colapsada y me quedaban pocos días para adaptarme a Lady.
Al principio la pasé bastante mal, pero la frase que siempre digo es que el vínculo lo generó 100 % ella. Yo hice poco porque estaba bastante mal, lloré del colapso y Lady estaba ahí, me daba besitos y jugaba conmigo. Ella siempre fue un diez. Después ya nos llevamos impecable.
A partir de su llegada y la confianza entre ambas, ¿qué le aportó Lady a tu movilidad y a tus desplazamientos?
Me brinda mucha independencia y mucha seguridad. Cuando reconoce un lugar al que va habitualmente y se le enseña ese recorrido, se le marca cuál es —ya sea un trabajo, un mercado, la casa de un familiar o de un amigo— lo reconoce. Te lleva directo hasta la puerta de ese lugar y lo hace con mucha seguridad y velocidad.
Si tenés que enumerar, ¿cuáles son los beneficios y los perjuicios de tener a Lady en tu vida?
Los beneficios son varios, como independencia, compañía y a mí me genera mucha seguridad. Yo con el bastón no sentía la seguridad que siento al salir con Lady. Yo salgo a la calle mucho más confiada que cuando no la tenía. Después están los problemas típicos de no poder entrar a un restaurante o un supermercado porque la ley es poco conocida.
¿Qué establece la Ley 26.858?
Es una ley nacional que establece el libre acceso, permanencia y deambulación con perros guía y de asistencia en cualquier lugar público y privado de acceso público sin importar que el lugar sea pet friendly o no. Se entiende que el perro es una asistencia y no una mascota, son perros que están súper adiestrados, tienen un chip del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) donde se cargan todas las vacunas. Están socializados, tienen conductas para estar en un restaurante y no pedir comida.
¿Qué sucede cuando nombrás esta ley para ingresar a diferentes sitios?
Como no hay mucha difusión del tema, a veces es muy difícil el ingreso porque hay que explicarlo. Hay mucha gente que lo entiende y te dice “Sí, tenés razón, te pido disculpas” pero hay un montón que no, y se genera una situación bastante incómoda porque suelen compararlo con una mascota. Lo que me dicen es “Acá no somos pet friendly” o “No aceptamos mascotas” y yo “Bueno okey, pero Lady no es una mascota”. En mi experiencia, son más las veces que me niegan el acceso que las que me lo permiten.
¿Qué le dirías a quien espera por su perro guía y cómo le explicarías a alguien más qué significa Lady para vos?
Le diría que persevere, aunque el proceso a veces es lento y parece interminable, cuando llega está buenísimo. Es un cambio enorme. Mi consejo es que sigan porque llega y te cambia todo. Por otro lado, es complicado de explicar porque es difícil dimensionar el cambio que Lady generó en mí.
Los perros me encantan y el vínculo que se genera con ellos es muy fuerte porque me advierte cosas que si yo fuera con el bastón no podría reconocer. Eso me emociona porque es increíble y por eso no sé si es fácil de dimensionar porque son cosas que una persona puede hacer en la vida cotidiana.