Brisa y Alfonso son la primera pareja de ciervo de los pantanos que da inicio a su reintroducción en el Parque Nacional El Impenetrable, Chaco. Allí la especie está extinta hace un siglo. En el futuro, se incorporarán más ejemplares para que cumplan su rol ecológico, contribuyendo a la salud y al buen funcionamiento del ecosistema. Se trata del ciervo más grande de Sudamérica.
Este proyecto es posible gracias al trabajo conjunto del Gobierno de Chaco, la Administración de Parques Nacionales y Fundación Rewilding Argentina. También se encuentran trabajando en la reintroducción del yaguareté.
Los primeros exploradores que navegaron el río Teuco o Bermejo describieron en sus crónicas la abundancia de este maravilloso ciervo. Sin embargo, la caza deportiva, la pérdida de hábitat para actividades productivas y las enfermedades importadas por el ganado lo llevaron a la extinción hace unos cien años.
Nota al Pie conversó con Gerardo Cerón para conocer cómo es el arduo proceso de luchar contra se desaparición mediante la reintroducción de diferentes animales. Es doctor en Biología y coordinador de Conservación en la Fundación Rewilding Argentina. Trabaja en la reintroducción de especies extintas y en el monitoreo satelital de especies claves.
La historia de Brisa y Alfonso
“Brisa y Alfonso son animales que fueron rescatados, provienen del cautiverio. Brisa apareció luego de los incendios, la madre la había abandonado y se la terminó de criar en el Centro de Rescate Aguará, en Paso de la Patria, en Corrientes. Alfonso fue decomisado de unas personas que lo tenían en el patio de la casa como una mascota y también había sido llevado a Aguará. Luego fue trasladado al Parque Nacional Iberá y desde ahí vino al Impenetrable”, comenzó el relato Cerón.
Las causas de su extinción
La desaparición de los ciervos de los pantanos del Impenetrable se debe a varias causas probables. Una de ellas es la cacería, ya que su carne y su cuero son muy buscados.
Otra es el desplazamiento de la especie por parte del avance de la ganadería, que además trajo enfermedades que eran exóticas para los ciervos, lo que hizo diezmar poblaciones enteras.
El proceso de reintroducción por dentro
Cerón definió a los procesos de reintroducción de especies como muy complejos y que abarcan distintos aspectos. En primer lugar, se debe contar con registros de que la especie habitó esa zona. “Esto en general lo proporcionan historiadores, misioneros, el ejército, naturalistas, exploradores, quienes iban registrando lo que veían en las zonas más salvajes del país”, explicó el biólogo.
A continuación, se debe verificar si está la vegetación de la que se alimenta el ciervo y si hay cantidad suficiente. “Dentro de un parque nacional la ganadería y la caza son muy bajas o nulas, con lo cual se reducen la transmisión de enfermedades y la presencia de perros. Por lo tanto, es factible traerlo de regreso”, detalló Cerón.
El siguiente paso es ver de dónde se traen los ejemplares a reintroducir. “En este caso, provienen de los Esteros del Iberá, donde están en mayor cantidad. Sacar unos pocos individuos de una población de más de 10.000 ejemplares, no le hace ningún daño a esa población fuente”, explicó.
Una vez liberados, se los suelta con un collar con GPS para hacer un seguimiento de sus desplazamientos y con VHF para poder acercarse en el momento. “Vamos haciendo todo un monitoreo que, al principio muy intenso, y después se va espaciando a medida que vemos que están superando todas las pruebas y que se pueden adaptar bien al ambiente”, comentó.
La elección de los ejemplares a reintroducir
Idealmente se busca trabajar con especies silvestres, ya que saben cómo alimentarse, cómo evadir a los depredadores, cómo aparearse, es decir, tienen las habilidades sociales necesarias. Aunque Brisa y Alfonso provienen del cautiverio.
Al capturarlos se les realiza un control sanitario para verificar que no tengan ninguna enfermedad peligrosa. Luego se los traslada al recinto de pre suelta, donde los animales se adaptan al nuevo ambiente. En el caso de los ciervos de los pantanos, el recinto es grande, de una hectárea aproximadamente. Posee una parte seca, donde les gusta dormir, y una parte inundable para que se alimenten y paseen durante el día.
Por otra parte, los animales de cautiverio poseen una ventaja: su fácil manejo por estar acostumbrados a las personas. “Podemos ir aprendiendo distintas técnicas, como, por ejemplo, para presentarles nuevos alimentos. Podemos probar los recintos, ver que no tengan defectos, hacer ajustes de último momento en el traslado”, explicó el doctor en Biología. “Así, de esta forma, cuando uno trabaja con animales silvestres que son mucho más complejos, ya todos esos detalles están pulidos y podemos hacerlo de la mejor manera posible”, agregó.
Variabilidad genética y endogamia
En toda población inicial, como son pocos individuos, suelen aparearse entre sí, lo que se denomina endogamia. “Esto, si el núcleo inicial estaba formado por muy pocos ejemplares, puede ser un problema. Por eso, lo que se hace es llevar la mayor cantidad de ejemplares posibles para tener una buena representación genética del núcleo fundador”, explicó.
“Otra de las opciones es hacer un estudio genético cada 3 o 5 años para ver si la variabilidad genética está baja. Si es así se traen nuevos individuos para liberar y así, al reproducirse, va aumentando la variabilidad genética de la población”, añadió.
La reintroducción de especies, además de sus funciones biológicas, tiene algo muy importante: estas especies son emblemáticas, son parte del folklore de los lugares donde habitan. Al perderse, se pierden la cultura, las tradiciones y las canciones.
Con sus regresos se genera orgullo en los pobladores locales, quienes recuperan su identidad. La reintroducción de especies en el Parque Nacional El Impenetrable es una forma de devolverle la esperanza al futuro.