El Festival Nacional de Folklore de Cosquín presenta hasta el 30 de enero la muestra itinerante y gratuita “Tierra que anda». La misma es un tributo a Atahualpa Yupanqui, referente de la cultura popular argentina, en el marco del 30º aniversario de su fallecimiento.
La inauguración oficial de la exposición se concretará el 21 de enero y contará con la presencia de Roberto “Kolla” Chavero, hijo de Don Ata, cuya figura está ligada con el tradicional festival argentino.
La muestra está inspirada en los tres misterios con los que Yupanqui enmarcaba a la música de raíz folklórica: la selva, la pampa y la montaña. Además, la exposición se podrá apreciar en la Escuela Pte. Roca, ubicada en el barrio San Martín de la ciudad cordobesa.
Una herencia cultural que trasciende el género folclórico
“Tierra que anda” da a conocer la vida y obra de Yupanqui, y está dirigida tanto a los amantes de su legado, como a jóvenes que recién se inician en el universo yupanquiano.
La propuesta invita a recorrer su herencia musical, su obra literaria, su costado humano comprometido con la naturaleza y la unión con su compañera, la gran pianista y compositora Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick “Nenette”.
La exposición comprende selección de objetos personales permite ubicar en tiempo y lugares a Yupanqui, quien continúa siendo un faro que trasciende el género folclórico.
El padre del folclore
Atahualpa Yupanqui, en quechua, el que viene de lejanas tierras para decir algo, nació en el Campo de la Cruz, en José de la Peña, partido de Pergamino el 31 de enero de 1908. Su nombre real fue Héctor Roberto Chavero.
El artista es el mayor referente de la música folklórica argentina. Autor, compositor, guitarrista, cantor, recopilador. Se interiorizó en las ancestrales culturas aborígenes. A partir de 1950 comenzó a viajar a Europa y llegó a compartir escenario en París con Edith Piaf.
Sus obras y actuaciones fueron reconocidas con amplitud en Argentina, Latinoamérica, Europa, Medio Oriente y Japón. A partir de 1967 se instaló en París y recién en la década del ‘80 decidió vivir una temporada en nuestro país y otra en Europa.
Entre sus libros se destacan: “Piedra sola” (1940), “Aires indios” (1943), “Cerro Bayo” (1953), “Guitarra” (1960), “El canto del viento” (1965), “El payador perseguido” (1972) y “La Capataza” (1992).
Su obra musical comprende 325 canciones, muchas de las cuales fueron compuestas junto a su esposa, quien usó el seudónimo Pablo del Cerro, ya que ella misma consideraba en esos tiempos que el mundo del folclore no estaba preparado para que una mujer sea autora de las canciones.
Luego de su primera presentación en Cosquín, la muestra promete recorrer otros caminos de la mano de la Fundación Atahualpa Yupanqui y la Asociación Civil por la Música.