El Sumo Pontífice de la Iglesia Católica manifestó el pasado jueves en una entrevista al diario oficial del Vaticano, L´ Osservatore Romano, su admiración a les migrantes que huyen de conflictos bélicos con sus hijes; lo que fue replicada en portales oficiales de la Santa Sede.
Asimismo, Jorge Bergoglio, marcó en la publicación un paralelismo entre les migrantes de hoy y figuras de la tradición católica como la Virgen María y San José, padres de Jesús. Según la Biblia, huyeron a Egipto desde Israel para salvar a su hijo de la muerte.
Para la Iglesia Católica el 2021 fue declarado Año especial de San José, y concluyó el pasado 8 de diciembre. Por esta razón, Francisco demostró su fervor por el Santo que representa el ejemplo de paternidad y amor por la familia.
Voz de respaldo
“Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes, porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia”, dijo el Papa.
Además, sostuvo que les migrantes “viven situaciones de dolor, de injusticia y que nadie toma en serio o se ignoran deliberadamente”. En este sentido, prometió que en la medida de lo posible, seguirá dándoles voz y no les olvidará.
“Pienso en muchos padres, muchas madres, muchas familias que huyen de las guerras, que son empujadas hacia las fronteras de Europa y no sólo, y que viven en situaciones de dolor, de injusticia y que nadie las toma en serio”, aseveró.
Por otro lado, manifestó su preocupación por las personas que perdieron su trabajo durante la emergencia del COVID-19; y aseguró que se acuerda “de esas familias, de esos padres y de esas madres que están viviendo una particular dificultad, agravada sobre todo a causa de la pandemia”.
Una mirada diferente
Esta no es la primera vez que la máxima autoridad de la Iglesia Católica se expresa sobre la situación de las personas refugiadas. Ya el año pasado, el portal de noticias digital Aci Prensa, publicó que el Papa Francisco pidió no mirar a personas migrantes como un número, sino encontrarse con elles como seres humanos.
A su vez, el insistió en que el debate sobre la migración no es realmente sobre los migrantes; y que “se trata más bien de todos nosotros del pasado, del presente y del futuro de nuestras sociedades”.
Además, el Papa Francisco pidió no dejarse sorprender por el número de migrantes refugiades e hizo un llamado a la solidaridad a través de la escucha de sus historias y del buen trato.
“Requiere mucha sensibilidad humana, justicia y fraternidad. Tenemos que evitar una tentación muy común hoy en día, descartar todo lo que resulta molesto. Esa es precisamente la cultura del descarte que tantas veces he denunciado”, explicó.
El papel de la migración
Frente a la exclusión, el Pontífice invitó a preguntarse: “¿Qué beneficios aportan los migrantes a las comunidades que los acogen y cómo las enriquecen?”, y él ofreció la respuesta.
Por un lado, “en los mercados de los países de ingresos medio-altos, la mano de obra migrante es muy demandada. Por otro lado, los migrantes suelen ser rechazados y sometidos a actitudes resentidas por muchas de sus comunidades de acogida”, comentó.
Para Francisco es lamentable que quienes huyeron de sus países sean utilizades cada vez más como moneda de cambio, peones en el tablero de ajedrez y víctimas de rivalidades políticas. “Como todos sabemos, la decisión de emigrar, de abandonar la tierra natal o el territorio de origen, es sin duda una de las más difíciles de la vida”, aseguró.
En ese sentido, advirtió que la falta básica de respeto humano en las fronteras minimiza a todes. “Más allá de los aspectos políticos y jurídicos de las situaciones irregulares, nunca debemos perder de vista el rostro humano de la migración”, sostuvo; y concluyó: “Por encima de las divisiones geográficas de las fronteras, formamos parte de una única familia humana”.