Un 9 de enero de 1927 en la estancia El Curundรบ, ubicada en la Isla Grande de Choele Choel, dentro de la regiรณn del Valle Medio de Rรญo Negro, nacรญa Rodolfo Walsh. El hombre de los mil y un oficios, y las mรบltiples personalidades: investigador, periodista, escritor, militante; Rodolfo Walsh, Daniel Hernรกndez (su seudรณnimo), Esteban (su identidad clandestina); pero, por sobre todas las cosas, un hombre comprometido con la transformaciรณn polรญtica de su รฉpoca.
Un crรญtico acรฉrrimo de la intelectualidad desentendida del compromiso militante que otorga el saber y no actuar para cambiar la realidad. Convirtรญo su palabra en acciรณn transformadora, al punto de entregar su vida, tal como lo anticipara en su inmortal Carta Abierta del 24 de marzo de 1977: โSin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumรญ hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difรญcilesโ; antes de ser desaparecido por el grupo de tareas de la ESMA a cargo de Velazco, el Tigre Acosta y Alfredo Astiz.
Desde Nota al Pie homenajeamos a Rodolfo Walsh con el nombre de nuestro medio de comunicaciรณn y, como no podรญa ser de otra manera, con girones de su obra y su vida en la voz de su escritura.
โHe vivido perpetuando en castellano el linaje esencial de los imbรฉciles, el cromosoma especรญfico de la estupidez. En mรกs de un sentido estoy peor que cuando empecรฉ. Tengo un traje y un par de zapatos como entonces y doce aรฑos mรกs. En ese tiempo he traducido para la Casa ciento treinta libros de 80.000 palabras a seis letras por palabra. Son sesenta millones de golpes en las teclas. Ahora comprendo que el teclado estรฉ gastado, cada tecla hundida,cada letra borrada. Sesenta millones de golpes son demasiados, aรบn para una buena Remington. Me miro los dedos con asombroโ.
Fragmento de nota al pie de โNota al Pieโ, de Rodolfo Walsh.
Rodolfo Walsh en la voz de Rodolfo Walsh
ยซMe llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme: pensaba que no me servirรญa, por ejemplo, para ser presidente de la Repรบblica. Mucho despuรฉs descubrรญ que podรญa pronunciarse como dos yambos aliterados (RodรณlFowรณlsh) y eso me gustรณ.
Nacรญ en Choele-Choel que quiere decir โcorazรณn de paloโ. Me ha sido reprochado por varias mujeres.
Mi vocaciรณn se despertรณ tempranamente: a los ocho aรฑos decidรญ ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumpliรณ fue mi hermano. Supongo que a partir de ahรญ me quedรฉ sin vocaciรณn y tuve muchos oficios. El mรกs espectacular: limpiador de ventanas; el mรกs humillante: lavacopas; el mรกs burguรฉs: comerciante de antigรผedades; el mรกs secreto: criptรณgrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos de Rรญo Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabรญa bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje fรญsico sigue pareciรฉndome casi mitolรณgico. Hablaba con los caballos. Uno lo matรณ, en 1945, y otro nos dejรณ como รบnica herencia. รste se llamaba โMar Negroโ, y marcaba diecisรฉis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero รฉsta ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires.
Tengo una hermana monja y dos hijas laicasยป.
Estilete literario
ยซMi madre viviรณ en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su implacable resistencia resultรณ mรกs valerosa, y durable, que mi padre. El mayor disgusto que le causo es no haber terminado mi profesorado en letras.
Mis primeros esfuerzos literarios fueron satรญricos, cuartetas alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisiete dejรฉ el Nacional y entrรฉ en una oficina, la inspiraciรณn seguรญa viva, pero habรญa perfeccionado el mรฉtodo habรญa perfeccionado sigilosos acrรณsticos.
La idea mรกs perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke: Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi noviazgo con una muchacha que escribรญa incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante cinco aรฑos.
Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el gรฉnero policial del que hoy abomino. Lo hice en un mes sin pensar en la literatura, aunque sรญ en la diversiรณn y el dineroยป.
El periodismo es libre o es una farsa
ยซMe callรฉ durante cuatro aรฑos mรกs, porque no me consideraba a la altura de nadie. Operaciรณn masacre cambiรณ mi vida. Haciรฉndola, comprendรญ que, ademรกs de mis perplejidades รญntimas, existรญa un amenazante mundo exterior.Me fui a Cuba, asistรญ al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces รฉpico, a veces fastidioso. Volvรญ, completรฉ un nuevo silencio de seis aรฑos.
En 1964 decidรญ que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que mรกs me convenรญa. Pero no veo en eso una determinaciรณn mรญstica. En realidad, he sido traรญdo y llevado por los tiempos; podrรญa haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.
En la hipรณtesis de seguir escribiendo, lo que mรกs necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento, he tardado quince aรฑos en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiraciรณn de un texto; sรฉ que me falta mucho para poder decir instantรกneamente lo que quiero en su forma รณptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a travรฉs de la propia estupidezโ.
Los fragmentos utilizados para la construcciรณn de esta nota fueron tomados del libro โEse hombre y otros papeles personalesโ, publicado por la editorial Seix Barral en 1996. La ediciรณn de esa obra estuvo a cargo de Daniel Link. El libro constituye la restituciรณn de parte de la obra de Rodolfo Walsh robada por las fuerzas de tareas en marzo de 1977. Esta reconstrucciรณn fragmentaria de papeles y manuscritos permiten recuperar gran parte de su pensamiento y la sagaz mirada que Ese Hombre tenรญa sobre la polรญtica, el periodismo, la ficciรณn y la vida.