El 26 de junio fue declarado como el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. Si bien existen distintas posturas respecto a cómo abordar el consumo problemático, que van desde el prohibicionismo hasta el regulacionismo, hoy es indiscutible la importancia de visibilizar los debates en torno a las adicciones.
“Una adicción puede tener distintos significados”, explica Roberto Urdinola, psicoanalista con experiencia en la temática. Y agrega que: “la adicción es es algo que queda ‘adherido’”. Por otro lado, advierte que al hacer una operación sobre la palabra, al diseccionarla, ‘a’- ‘dicción’, significa sin palabra. En ese sentido, marca que es una problemática que les adictes suelen tener: la dificultad para comunicar.
Con respecto a las adicciones, Urdinola plantea que existen dos dimensiones de la problemática: una individual y otra sociocultural. Con respecto a la primera, está asociada a una lectura más subjetiva de la patología que tiene que ver con componentes particulares de la persona que padece una adicción.
Desde una perspectiva más sociológica, afirma que las adicciones están determinadas por la época. “A lo largo de la historia, los consumos se circunscribieron a determinados grupos. Por ejemplo, en el siglo 20 estaba asociado a los grupos de artistas. Pero con el correr del tiempo la cuestión se hizo más democrática, por decirlo de alguna manera”, explica el psicólogo.
Hoy en día, el consumo problemático está mucho más vinculado con lo inmediato; algo que se ha visto exacerbado en los últimos tiempos a partir del sentido de urgencia impuesto por la tecnología. “El consumo de drogas no es como cualquier otra cosa que te puede dar placer que lleva su tiempo. Acá lo que se busca es una inmediatez que haga sentir cosas corporalmente, que tenga efectos inmediatos. La adicción toma todo el tiempo”, comenta Urdinola.
Consumo y pandemia
En una encuesta realizada en el 2015 a alumnos de escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires, el 66% afirmó haber consumido drogas legales, tales como alcohol y tabaco. El 23% declaró haber consumido drogas ilegales, prevaleciendo el consumo de marihuana.
Sin embargo, un estudio elaborado por SEDRONAR (Secretaría de Políticas Integrales de la Nación Argentina) demostró que a partir del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, se dieron modificaciones en las prácticas y en los significados relacionados a los consumos de sustancias. El informe presentado en abril de este año, muestra que el consumo de alcohol entre jóvenes disminuyó debido a la falta de encuentros sociales; mientras que entre les adultes aumentó. Este incremento estuvo asociado a “‘bajar” el día o reducir el estrés: se incorporó a momentos del día en los que antes no se consumía, aumentando así la cantidad ingerida y la frecuencia”.
Con respecto al consumo de cannabis, para algunes jóvenes, especialmente quienes conviven con sus familias, hubo una disminución por la falta de eventos sociales; para otres se mantuvo igual, actuando como “recurso o ‘ayuda’ para sobrellevar el malestar producto del ASPO”; mientras que otro sector aumentó su consumo para “sobrellevar situaciones de malestar vinculadas al ASPO, ubicando el consumo como forma de tratar de relajarse”.
Por último, el informe da cuenta de que las desigualdades de género atraviesan todos los aspectos de la vida. Las mujeres adultas fueron quienes dijeron, particularmente, “haber consumido medicamentos de forma autoadministrada, refiriendo encontrarse sobrecargadas por ver multiplicadas la cantidad e intensidad de las tareas de cuidado a partir del período de ASPO”.
Guerra o prevención, esa es la cuestión
“Lo que determina una adicción es el exceso, cuando pasa a ser una necesidad”, comenta el psicólogo. Sin embargo, insiste en el componente sociocultural y agrega: “si vos en los 90 fumabas un porro y, más o menos que ya eras un adicto… Hoy en día el consumo de marihuana es algo social. ¿Quién no fuma un porro? El tema es cómo lo manejas”.
En ese sentido, Urdinola se inclina por una postura en contra del prohibicionismo. “Se discutió y se sigue discutiendo la guerra contra la droga. Esto ha fracasado totalmente. Si ves, por ejemplo, en otros países como Holanda donde hay cierta facilitación del consumo, los índices han bajado. Se ha comprobado en el caso de Europa es que, cuando no se lo plantea en términos de guerra, sino como prevención del daño, los casos disminuyen. A la hora de plantear una política es importante pensar cómo hacerlo: si en términos de guerra o de disminuir el daño”, concluye.