Yeah! es una Fundación que construye puentes entre las personas que necesitan ayuda y las que están dispuestas a hacer algo por un mundo mejor. «Somos lo que hacemos» es uno de sus principales lemas.
Esta ONG con sede en Capital Federal creó la campaña «Chaco Existe» mediante la cual envían camiones llenos de donaciones hacia Chaco. Hasta el momento llevan realizadas 8 campañas que implicaron más de 20 camiones y más de 20 viajes de trabajo de campo.
La campaña surgió a raíz de un pedido de ayuda para un merendero ubicado en El Sauzalito, corazón del Impenetrable chaqueño. Transcurría el año 2017 cuando una señora que brindaba meriendas para los niños, les solicitó ayuda con los alimentos. En respuesta a ese pedido, comenzaron a juntar donaciones.
En esa primera edición lograron llenar un camión entero con comida, pero luego se dieron cuenta de que lo habían llenado con humanidad, con fe y con esperanza para un pueblo que estaba sumergido en el olvido. Cuando fueron a entregar personalmente lo recaudado, tomaron conciencia de que esa sería la primera campaña de muchas más que iban a necesitar realizar.
Notal al Pie se puso en contacto con Verónica Pages, quien junto a su marido Marcelo Quirici, lideran esta ONG que busca, ante todo, sembrar humanidad y crear puentes de solidaridad entre las personas.
La realidad del olvido
«No estábamos preparados para afrontar esa realidad», comenzó a relatar Verónica. No sabían con qué iban a encontrarse y lo que vieron cuando llegaron por primera vez los impactó muchísimo. En El Sauzalito vive una comunidad originaria, integrada en un 90% por wichis y un 10% por «blancos» o «criollos» como ellos los llaman. Las condiciones de las viviendas eran muy precarias. Los niños solían dormir en el suelo porque faltaban colchones y las casillas estaban hechas con plásticos y palos. Los alimentos eran muy escasos y en muchos casos, la comida que servían en la escuela era lo único que ingerían en el día los niños.
El nivel nutricional con el que se encontraron, en particular de los más pequeños, era preocupante. No sólo era grave el nivel de desnutrición infantil, sino que también lo padecían las embarazadas. En su gran mayoría mamás adolescentes, que tienen su primer hijo a los 14 o 15 años. Las gestaciones terminan complicándose por la situación de desnutrición.
También notaron que la deserción escolar era muy alta. Como para muchos alumnos la comida que servían era la única del día, cuando disminuían las partidas alimentarias dejaban de asistir a la escuela. Las grandes distancias y los caminos de tierra sin mantenimiento también contribuyen a la deserción.
Apadrinar la nutrición
En el camino de regreso de ese primer viaje las emociones estaban a flor de piel. Impactados por la realidad que dolía, por el olvido y el abandono de tantos años, comenzaron a pensar de qué manera podían ayudarlos. Así surgió el Programa Padrinazgo, donde cualquier persona puede apadrinar a un niño y de esta manera acompañar su crecimiento y desarrollo. A través de un aporte económico mensual, se garantizan los alimentos para toda la familia del niño apadrinado.
El objetivo de este programa es asegurarles una adecuada alimentación que incluye carne, verduras y alimentos no perecederos. Por otro lado, para poder formar parte, cada familia debe comprometerse a que sus hijos asistan a la escuela. Para eso, deben mostrar el boletín o acreditar que están cumpliendo con la escolaridad. Esto se debe a que el apadrinamiento no sólo está relacionado con la nutrición, sino también con la educación y la salud.
Actualmente hay 350 niños apadrinados y el programa continúa creciendo. Se espera poder conseguir padrinos y madrinas para más de 500 niños que aún no los poseen. El aporte mensual mínimo es de $1500 y el máximo es lo que cada uno quiera aportar.
También, se pueden enviar cajas en cada viaje que realiza la Fundación, con cartas, regalos y sorpresas pensadas específicamente en el niño apadrinado. Saber que en algún lugar hay alguien pensando en ellos, que se preocupan por que estén bien, que les hacen regalos, es una caricia al alma en el medio de las condiciones adversas que se viven en el Impenetrable chaqueño.
Comedores y huertas propias
Además, del Programa de Padrinazgo, desde Yeah! lograron que se abran 10 comedores que brindan diariamente almuerzo y merienda. Pueden acceder todos los niños, estén o no apadrinados. Esto se debió fundamentalmente en respuesta al cierre de las escuelas por la pandemia. Como los niños se alimentaban en los establecimientos educativos, al cerrar se quedaron sin comida.
Los comedores son atendidos por cocineras voluntarias de la Fundación. Hay leñeros que garantizan la leña para que se pueda cocinar. Con estos equipos de trabajo que se armaron, Verónica comentó que «se refleja el compromiso que están tomando por amor a sus hijos y a su comunidad».
Además, comenzaron a instalar huertas que son trabajadas por la propia gente que asiste al comedor y por las cocineras. El objetivo es poder lograr que las familias sean autosustentables, que puedan vivir con lo que obtienen de la venta de sus artesanías y de los alimentos cosechados en las huertas, que ya están dando sus primeros brotes.
Para poder continuar garantizando el funcionamiento se necesitan donaciones de alimentos, semillas y herramientas como palas y carretillas. Al colaborar monetariamente, la Fundación realiza la compra de la comida y herramientas directamente en mayoristas locales, con lo que se evitan gastos de traslados y disminuyen los precios al comprar en cantidad.
Educación en pandemia
Continuando la charla, llegó el momento de hablar de algo tan cotidiano en las ciudades, el acceso a la virtualidad. Verónica explicó que hablar de internet y computadoras es muy complejo en el Impenetrable. Principalmente porque hay muchísimas necesidades básicas insatisfechas. Ante niños que duermen en el piso porque no tienen colchón, pensar en internet es algo imposible. Además, la única antena de está ubicada en el hospital local.
Desde Yeah! tienen contacto con los directivos de las escuelas. Una de ellas está con serios problemas de infraestructura y están trabajando en conjunto para realizar los arreglos correspondientes. También se encargan de coordinar lo relacionado a la alimentación para garantizar la comida cuando las partidas alimentarias sean bajas o inexistentes.
En este sentido, Verónica remarcó que debido al cierre de las escuelas por la pandemia, se abrieron más comedores porque «sin alimentación los niños no pueden pensar y desarrollar sus habilidades cognitivas». Una vez que regresen a las aulas, el objetivo es que tengan asegurado el desayuno y el almuerzo.
Artesanos y artesanas del Impenetrable
En la comunidad, en su mayoría wichí, la destreza para las artesanías es única. La fundadora de la ONG comentó que «son excelentes artesanos y artesanas y lo que necesitan es comenzar a creer y tener fe en sus trabajos». Desde la Fundación intentan darles un espacio, brindándoles las herramientas y los materiales necesarios para que puedan llevar adelante sus oficios y poder vivir dignamente de ellos.
Las mujeres por lo general se dedican a confeccionar artículos con chaguar. Esta es una técnica ancestral, en donde obtienen un hilo, que puede ser tejido, a partir del chaguar, una planta que crece en el monte. Confeccionan diferentes productos, como morrales o carteras, que se llaman yicas, como también cestos y centros de mesa. Para poder facilitarles la recolección del chaguar, pusieron a disposición una camioneta para ir a buscarla.
Los hombres suelen trabajar en el monte y se destacan en la carpintería. Obtienen la madera de árboles como el quebracho y el palo santo. Realizan esculturas de diversos animales, todas talladas a mano.
Para poder llevar adelante estos oficios, se necesitan donaciones de materiales y herramientas. Por ejemplo agujas de crochet y lanas que mezclan con chaguar, como así también aportes para la nafta de la camioneta con la que buscan dicha planta. Incluso guantes de trabajo y machetes para cortarla. En el caso de los artesanos de la madera, se puede colaborar con sierras, martillos, entre otros elementos.
Situación crítica del hospital local
La situación actual del hospital de El Sauzalito es alarmante. Se trata de una especie de sala de primeros auxilios donde ni siquiera hay un laboratorio de análisis clínicos básicos. Además, tampoco cuenta con especialistas. Por lo tanto si un niño se enferma, al no contar con pediatra, debe ser trasladado al hospital más cercano. Pero en el monte chaqueño la cercanía es muy lejos y el hospital más cercano está ubicado en Casteli, a 300 km atravesando puro monte, con caminos que muchas veces son inaccesibles por la falta de mantenimiento.
En el último viaje que realizaron, se sumó al equipo una médica pediatra de la Fundación Stamboulian. Su trabajo consistió en tomar todos los parámetros necesarios para evaluar la desnutrición infantil. Verónica aclaró que si bien la situación nutricional de los niños mejoró considerablemente respecto de 4 años hasta ahora porque en muchos casos tienen garantizado el alimento (ya sea por estar apadrinado como por asistir a un comedor) tomar estos datos sirve para tener un diagnóstico general de lo que está sucediendo.
Además, al viajar con médicos, entre sus objetivos se encuentran el de poder colaborar con los médicos locales, poder capacitarlos para mejorar la atención y poder equipar al hospital.
Para poder colaborar apadrinando un niño, siendo voluntario o realizar una donación, comunicarse mediante:
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