Oriundo de Buenos Aires, Pablo Aon tiene un largo camino recorrido en cuanto al rescate y rehabilitación de estas especies. Trabajó en la Reserva Ribera Norte en San Isidro (Provincia de Buenos Aires) y en el ex Zoológico de Buenos Aires.
Luego de recibirse de Veterinario en la Universidad de Buenos Aires, decidió radicarse en Tucumán. Allí trabajó en la Reserva Experimental Horco Molle. También ha participado del proyecto de reintroducción de especies de la Fundación Rewilding Argentina, ubicada en Corrientes.
Actualmente trabaja en el Centro de rescate de la Dirección de Flora, Fauna silvestre y Suelos, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo, de la provincia de Tucumán. Este espacio surgió debido a la demanda de atención de los animales silvestres que son encontrados por las personas con diferentes heridas y necesidades.
Centro de rescate
El Centro de Rescate está ubicado en el centro de Tucumán, a unos 25 km de la capital provincial, es decir, de un lugar muy poblado. Es una zona de yungueña llamada El Cadillal, donde hay una transición entre yungas y monte chaqueño. Se encuentra bastante bien conservada, y además cerca de allí hay un Parque Provincial.
El Dr. Aon describe a la fauna de la región chaqueña y de yungas como muy diversa. Entre las aves que llegan al Centro se encuentran paseriformes como el rey del bosque, cardenal común, pepiteros, jilgueros y aves rapaces como taguató, carancho, halconcitos colorados y halconcitos gris.
Dentro de las aves acuáticas suelen recibir pollonas, gallaretas y garzas. Una de las aves que tiene características muy particulares es el kakuy o urutaú, que puede pasar mucho tiempo posado en un árbol y camuflarse como si fuese una rama.
Al estar en una zona periurbana, llegan también comadrejas y armadillos. De éstos últimos existen 6 especies y las que más reciben son el tatú bola o quirquincho y el quirquincho chico o pichi llorón. Dentro de los reptiles que rescatan se encuentra el caraguay o lagarto colorado, que se ayuda de su lengua bífida para cazar animales.
Los motivos por los cuales las personas se comunican con el Centro de Rescate son porque encuentran animales accidentados o porque aparecen en zonas periurbanas. Son los mismos vecinos de la ciudad y alrededores quienes dan aviso de los animales encontrados.
También llegan por decomisos de fauna (principalmente paseriformes y psitácidos como loros y cotorras) o porque tuvieron algún conflicto como ataques de perros, heridas por gomeras y accidentes de tránsito.
Otra de las razones es por quemaduras en las épocas de incendios, que el año pasado fueron muy importantes. En definitiva, el Dr. Aon explicó que “los animales llegan al centro de rescate como consecuencia de actividades humanas”.
Tapir
En su recorrido laboral tuvo contacto con muchas especies, de las cuales la que más le llama la atención es el tapir, que en Tucumán se encuentra extinto. Mientras trabajaba en el Centro de Rescate de Horco Molle, ubicado en la misma provincia, formó parte del proyecto de reintroducción para que vuelva a habitar áreas protegidas de las yungas.
Es el mamífero terrestre más grande de la Argentina y tiene un rol particular en los ambientes, por lo que según explicó el joven veterinario, son arquitectos de los paisajes. “Debido a su alimentación herbívora van seleccionando hierbas y renovales de árboles y así modifican el ambiente, llevando también semillas de un lugar a otro”. En Corrientes también se encuentra extinto, siendo su distribución actual la zona chaqueña.
Armadillos
Los armadillos son otros de los animales que más le fascina al Doctor. Lamenta el hecho de que tienen un contacto muy estrecho con las personas, que hasta incluso los tienen como mascota. En la región chaqueña se lo consume por su carne.
En el último tiempo, con la expansión de las prácticas ganaderas, comenzaron a aparecer en los centros de rescate mayor cantidad de crías y adultos, mordidos o lastimados, incluso derivados de otras provincias.
Especies no tan comunes
También han recibido especies que no son tan comunes para la provincia como la mulita 9 bandas o el cabasú chaqueño. Algunos de estos animales son insectívoros estrictos (sólo se alimentan de insectos) y otros son omnívoros (comen tanto hierbas como carnes) como el peludo y el pichi llorón. Poseen hábitos nocturnos y viven en cuevas.
Una particularidad de la mulita es que tiene muchas crías del mismo sexo, son como gemelos pudiendo tener 2, 4 u 8 “clones”. En cambio, los demás armadillos tienen pocas crías. Las madres brindan muchos cuidados. Tienen un caparazón que los protege.
Además comentó que estos animales son los que “más lo representan”, por los hábitos nocturnos, por su alimentación, por la medicina veterinaria que se aplica en ellos.
Entre los humanos y los animales
Respecto a la relación de las personas con los animales, en particular con la fauna silvestre, notó que al principio de la pandemia al relajarse, muchos comenzaron a notar la presencia de la fauna que hoy mismo sigue estando. “Es cuestión de mirar al cielo un rato y se puede ver un taguató, un halconcito volando” explicó.
Esta relación entre personas y fauna va cambiando muy de a poco. Si bien muchos de los accidentes son ocasionados por la gente, también hay muchos que llaman para que sean rescatados.
Según el veterinario, hubo un momento donde la gente abrió los ojos y empezó a ver otras cosas, pero los animales siguen teniendo riesgos, el año pasado fue muy fuerte con los incendios. Esperanzado, terminó la entrevista diciendo que “hay que seguir trabajando con todas aquellas personas que quieren conservar la fauna y darla a conocer es un primer paso”.