El viernes pasado se designó a María José Anaya como flamante directora del Instituto Superior de Formación y Capacitación Penitenciaria N° 6001 «Inspector General Baltasar Armando Iramain». Así, se convirtió en la primera mujer en estar al frente de la conocida como Escuela de Cadetes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
Anaya es prefecto del escalafón General. Tiene 40 años, es oriunda de Junín, y vive en La Plata desde que inició su carrera profesional. Ahora, estará a cargo de las 1733 personas que estudian en la Escuela de Cadetes.
«Esta designación es un avance para las mujeres después de tantos años», afirmó en diálogo con Télam. «Nombrar por primera vez en la dirección a una mujer tiene un significado social, de reconocimiento a nuestra capacidad, está buenísimo que pase», expresó.
En este contexto, María José Anaya explicó que su idea es «darle impronta y mirada más femenina en el trabajo en general». No obstante, reconoció que «los aspirantes vienen mucho más abiertos».
Una vida en el Servicio
La directora ingresó como estudiante a la Escuela de Cadetes en 2003. En 2005 obtuvo la tecnicatura superior en Seguridad y Tratamiento Penitenciario. Ya en ese momento abrió caminos, al ser la primera mujer en obtener el mayor orden de mérito en el egreso.
Desde allí cumplió funciones en la Escuela de Cadetes y tuvo diferentes roles. Fue instructora, jefa de la compañía femenina, jefa de sumario, secretaria docente, regente de formación y subdirectora de formación.
Su familia también se movía en el mismo ámbito. Sus padres son oficiales retirados del SPB y sus dos hermanas también pertenecen a la fuerza. Su esposo es oficial penitenciario y cumple funciones en la Unidad 26 del SPB.
Allá a lo lejos, su mamá Liliana Uhalt también fue una pionera. “Integró la primera promoción femenina en el año 1979″, mencionó Anaya a Télam. «En estos años la mujer ha logrado tener lugares que nunca podía acceder», comentó. Y concluyó que su nombramiento, «puede abrir puertas» ya que es «un avance que tiene que ver con la proyección de la mujer dentro de la fuerza».
Mujeres al poder
La Escuela de Cadetes del SPB tiene una matrícula de 1.733 alumnes, de los cuales 1.017 son mujeres y 716, hombres. Esta cifra aparece por primera vez en la historia de la institución provincial.
Es que la apertura de lugares al género femenino parece ser un continuo de los últimos meses. En abril de este año, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense designó la nueva Plana Mayor del SPB. De cinco personas que la integran, cuatro son mujeres por primera vez en la historia de la provincia.
Se trata de Norma Raquel Díaz (Directora General de Asistencia y Tratamiento); Andrea Fernández (Directora General de Recursos Humanos); Cristina Alejandra Córdoba (Directora General de Coordinación) y María Luján Arbe (Directora General de Institutos de Formación y Capacitación).
A su vez, a mediados de 2020 comenzó su función la nueva interventora del Servicio Penitenciario Federal. La subsecretaria de Asuntos Penitenciarios, ex jueza María Laura Garrigós de Rébori, también fue una de las mujeres que se abrió camino en lo penal en los últimos 40 años.
¿La Escuela de Cadetes se asegura la perspectiva de género?
No siempre la presencia de mujeres en altos cargos directivos va de la mano con el tratamiento con mirada de género de la realidad de las instituciones, pero ¿qué pasa con el SPB?
En diálogo con Télam, Anaya recordó que desde 2017 se dictan en la Escuela de Cadetes las materias Perspectiva de género y Diversidad. Ya en el primer cuadernillo al que acceden les estudiantes hay presentes conceptos como la definición de género y diversidad, lo que es la violencia por razones de género y cuáles son sus tipos.
En diferentes provincias del país se creó la Red de Mujeres Policías, que luchan contra la violencia de género dentro de la fuerza.
A nivel nacional también se realizan actividades destinadas a las personas privadas de su libertad. Por ejemplo, el pasado mes de julio finalizó el ciclo “Masculinidades y vínculos responsables”, que durante un año albergó a 80 asistentes.
Sin embargo, en un país en el que los números de violencia de género hacia mujeres y diversidades no parecen frenar, eso no es suficiente; se debe profundizar este camino de ampliación, más cuando muchas veces, los violentos forman parte de la institución provincial.