
El Gobierno nacional continúa profundiza su plan motosierra y avanza con el achique de organismos estatales. Este lunes dio un nuevo golpe al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que ya había sufrido una reducción del 25% de su personal, con la disolución de uno de sus servicios estratégicos. La medida tendrá impacto directo en empresas e instituciones de la provincia de Buenos Aires.
La decisión quedó formalizada mediante la Resolución 198/25, firmada por el presidente del organismo, Miguel Ángel Romero, y el director de Planeamiento y Comercialización, Daniel José Loiacono. El documento establece la eliminación del Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC), un área que el INTI mantenía desde 1985, y otorgó a las empresas con convenios vigentes un plazo de 30 días para buscar alternativas.
“Declárase disuelto el Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC) creado por la Resolución del CONSEJO DIRECTIVO del INTI N° 106/85 y modificada por su similar N° 16/05, y dispónese la finalización de todas las actividades, programas, convenios y reconocimientos vinculados a su funcionamiento”, determina el primer artículo del documento.
El SAC brindaba calibración y verificación de instrumentos de medición, como termómetros, balanzas y equipos de laboratorio, a compañías de múltiples sectores y a centros de investigación. Su función era clave para garantizar estándares fiables en procesos industriales, logísticos y científicos. Sin embargo, el Gobierno justificó la decisión señalando una supuesta “superposición” con el Organismo Argentino de Acreditación (OAA), encargado también de certificar mediciones.
La diferencia central es que, a contramano del INTI -dependiente del Estado-, el OAA es una asociación civil sin fines de lucro creada en 1995 que se financia de manera autónoma. Con la disolución del SAC, el organismo privado pasará a monopolizar los servicios de acreditación para laboratorios e industrias. En la provincia de Buenos Aires, esto afectará a unas 25 instituciones, entre ellas empresas como Andreani y universidades como la UTN de Pacheco, que utilizaban el servicio del INTI.
Cabe mencionar que productos calibrados en Argentina, con sello INTI, eran exportados y utilizados por industrias de primer nivel en Europa, América del Norte y Asia. Este reconocimiento global confirma que la institución nacional, cuando cuenta con recursos y mantenimiento, puede operar con estándares de excelencia mundial, generando confianza tanto dentro como fuera del país.
Sin embargo, esta medida se suma a una serie de recortes que dejan al INTI cada vez más debilitado. Aunque el Gobierno de Javier Milei intentó eliminar el organismo a través de un decreto, el Congreso bloqueó la iniciativa. Pese a ello, el desfinanciamiento avanza: entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, el instituto perdió más de 750 puestos de trabajo, equivalentes al 25% de su planta total. Además, su presupuesto actual es un 48% menor que el de hace dos años.
Mientras se profundiza el ajuste y el desmantelamiento de áreas técnicas y científicas del Estado, crece la preocupación en sectores productivos, académicos y laborales por el impacto de estas decisiones en la calidad industrial, la competitividad y el desarrollo tecnológico del país.

