
Gaza fue nuevamente el epicentro de las miradas internacionales tras el anuncio del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, confirmado el 9 de octubre de 2025. La aceptación de la primera fase del plan de paz impulsado por el gobierno de Donald Trump marcó un giro inesperado en un conflicto que lleva más de dos años de violencia, bloqueo y crisis humanitaria.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó la jornada como “un gran día para Israel” y agradeció al expresidente estadounidense por su “dedicación a esta sagrada misión de liberar a los rehenes y expandir la paz”.
Por su parte, Hamás llamó a los países garantes del acuerdo —entre ellos Qatar, Egipto y Turquía— a asegurar que Israel cumpla con lo pactado. “Los sacrificios de nuestro pueblo no serán en vano. Nos mantendremos fieles a nuestra promesa: nunca abandonaremos nuestros derechos nacionales hasta alcanzar la libertad y la autodeterminación”, sostuvo la organización en un comunicado oficial.
La ONU y las potencias mundiales celebran el pacto
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió aprovechar “esta oportunidad trascendental” para avanzar hacia una solución de dos Estados y poner fin a la ocupación. “Nunca ha habido tanto en juego”, advirtió.
En Europa, el canciller alemán Friedrich Merz habló de una “perspectiva real de paz” y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, definió el acuerdo como “un momento crucial que puede romper el ciclo de violencia y sufrimiento”.
Desde Medio Oriente, Arabia Saudita y Egipto destacaron el alto el fuego como un paso clave para aliviar el drama humanitario en Gaza. El presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, lo describió como “un momento histórico que abre la puerta a la justicia y la estabilidad”.
También el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, agradeció públicamente a Trump por haber mostrado la “voluntad política necesaria para animar a Israel a alcanzar la tregua”.
Retirada parcial y liberación de rehenes
Tras la firma del acuerdo, el Ejército de Israel informó que comenzó los preparativos para ejecutar la primera fase de retirada hacia la denominada “línea amarilla”. Según el cronograma estadounidense, esta medida deberá concretarse antes del 13 de octubre, fecha en la que Hamás se comprometió a liberar a 48 rehenes aún retenidos en Gaza.
El diario Haaretz señaló que esta primera etapa permitirá localizar a los cautivos, muchos de ellos en manos de las Brigadas Al Qasam y de la Yihad Islámica Palestina. Sin embargo, fuentes israelíes advierten que apenas una veintena seguiría con vida.
Aún no hay detalles sobre las fases siguientes del retiro, pero el plan contempla que las fuerzas israelíes permanezcan en la mitad del enclave mientras avanzan las negociaciones políticas.
La ayuda humanitaria se prepara para ingresar
El director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, anunció que la agencia de Naciones Unidas dispone de “suficientes alimentos y medicinas para abastecer a toda la población de Gaza durante los próximos tres meses”.
El organismo espera ingresar los cargamentos apenas se garantice la seguridad del corredor humanitario.
En tanto, líderes como el primer ministro británico Keir Starmer y su par australiano Anthony Albanese coincidieron en calificar el alto el fuego como “un paso muy necesario” para aliviar el sufrimiento civil y restablecer la estabilidad regional.
Desafíos y riesgos del nuevo proceso de paz
Pese a la recepción positiva, analistas internacionales coinciden en que la paz sigue siendo frágil.
Los principales riesgos señalados son:
- El incumplimiento de plazos y condiciones del acuerdo.
- La falta de mecanismos internacionales de supervisión.
- Las divisiones internas tanto en el liderazgo israelí como palestino.
- La posibilidad de sabotajes por parte de grupos radicalizados.
Organizaciones humanitarias, por su parte, reclaman que el alto el fuego se acompañe con acciones concretas: reapertura de pasos fronterizos, reconstrucción de viviendas y garantía de asistencia médica y alimentaria.
Un respiro en medio de la incertidumbre
El pacto entre Israel y Hamás, aunque aún incipiente, representa un rayo de esperanza para una región devastada. La comunidad internacional lo celebra como una oportunidad para transformar una tregua en paz duradera.
No obstante, el desenlace dependerá de la voluntad política de ambos bandos y de la presión diplomática global para sostener los compromisos asumidos.
En palabras del secretario general de la ONU: “Es el momento de elegir entre el pasado de violencia o un futuro de coexistencia”.