
Cada 3 de octubre, Alemania celebra el Día de la Unidad, en conmemoración de la reunificación que en 1990 puso fin a más de 40 años de separación entre la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA).
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania derrotada fue dividida en cuatro zonas de ocupación controladas por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética. En 1949 surgieron dos Estados: la RFA, de orientación democrática, y la RDA, bajo el régimen comunista del bloque soviético.
Durante décadas, el Muro de Berlín se erigió como símbolo de esa fractura. La población de la RDA vivía bajo un sistema de vigilancia estatal que restringía libertades básicas. Sin embargo, hacia fines de los años ochenta, las reformas impulsadas por Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética y las crecientes manifestaciones ciudadanas por la libertad en Alemania del Este abrieron un proceso de transformación imparable.
El 9 de noviembre de 1989, una oleada de protestas pacíficas derivó en la caída del Muro. Ese momento marcó el inicio de la reunificación, pero el gobierno alemán decidió que la fecha oficial de unidad no sería ese día porque coincidía con la llamada “Noche de los Cristales Rotos” de 1938, el pogromo nazi que dio inicio a la persecución sistemática del pueblo judío.
Por esta razón, el 3 de octubre de 1990 entró en vigencia el Tratado de Unificación, con el que la RDA se integró de forma oficial a la RFA. Desde entonces, la fecha se celebra como feriado nacional.
Una unidad generacional aún desigual
Elisabeth Kaiser, comisionada del gobierno alemán para Alemania del Este, publicó su informe anual “¿Creciendo unidos?” en la antesala del Día de la Unidad Alemana. El estudio, presentado en Berlín, indaga en cómo los jóvenes perciben la Alemania reunificada 35 años después. Para Kaiser, aunque el país “está unido” institucionalmente, el territorio del este continúa siendo “más que un punto cardinal”: sigue moldeando identidades y experiencias.
La comisionada observó que los jóvenes del este se identifican con esa región mucho más que sus pares del oeste con la antigua República Federal. “Muchos jóvenes procedentes del territorio de la antigua República Federal Alemana no se identifican con la etiqueta de Alemania Occidental, especialmente si viven en la costa o cerca de los Alpes. En cambio, los jóvenes alemanes del este sí se identifican con mucha más frecuencia con el este alemán”, señaló.
Según comentó, las causas están vinculadas a menores salarios, servicios públicos deteriorados, envejecimiento demográfico y menos oportunidades económicas, sobre todo fuera de las grandes ciudades.
Kaiser advirtió que la desigualdad patrimonial es uno de los factores que más profundiza la brecha: “Hasta la fecha, los jóvenes del este se encuentran en desventaja, porque la riqueza se transmite principalmente por herencia”. en 2024 las herencias gravadas por las oficinas de Hacienda fueron casi cuatro veces mayores en el oeste que en el este (1.600 euros per cápita frente a 400).
Para contrarrestar esa disparidad, la funcionaria propuso debatir que el Estado otorgue a cada joven adulto una “herencia básica” de 20.000 euros, destinada a estudios, emprendimientos o vivienda.
Pese a reconocer avances, como el crecimiento económico, la expansión de energías renovables y el surgimiento de empresas emergentes en la región oriental, Kaiser considera que el desarrollo no alcanza aún para cerrar la brecha histórica. “El envejecimiento poblacional y la migración de jóvenes hacia el oeste harán que la igualdad plena sea cada vez más difícil”, concluyó.