La escasez de combustible en el interior de Argentina ha generado preocupaciรณn, con muchas estaciones de servicio anunciando la falta de gasoil y nafta en sus surtidores. La situaciรณn es tal, que desde Confederaciรณn de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), han advertido sobre esta situaciรณn, especialmente en el contexto de la inminente temporada de siembra.
Sin embargo, las principales petroleras han negado la existencia de esta problemรกtica y han enfocado su discurso en la gestiรณn de los inventarios de combustibles, en particular el gasoil importado.
Esto se da en un contexto de congelaciรณn de precios hasta el 30 de octubre, una medida anunciada despuรฉs de las elecciones primarias (PASO) por el ministro de Economรญa y candidato a presidente de la Naciรณn, Sergio Massa, en colaboraciรณn con las principales compaรฑรญas petroleras.
Una situaciรณn de incertidumbre
La raรญz del problema radica en la discrepancia entre los precios mayoristas y minoristas de los combustibles. Mientras que la lรณgica del negocio dicta que los precios en el sector mayorista deberรญan ser aproximadamente un 10% mรกs bajos que los del sector minorista, el congelamiento de los precios minoristas ha generado una brecha significativa.
Actualmente, los precios mayoristas, que no estรกn sujetos a congelamiento, superan en un 25% a 30% a los precios minoristas. Esto ha llevado a que los sectores que normalmente compran en el sector mayorista acudan a las estaciones de servicio minorista en busca de precios mรกs accesibles, creando un desabastecimiento en estas รบltimas.
La mayorรญa de las estaciones de servicio (alrededor del 85% al 90%) son propiedad de estacioneros que tienen contratos de exclusividad con las petroleras para vender combustible. Estos estacioneros se han visto afectados por el aumento constante de sus costos debido a la inflaciรณn y la congelaciรณn de los precios de la nafta. Su รบnica opciรณn para aumentar sus ingresos es vender mรกs volumen, lo que significa vender a todos los consumidores hasta agotar sus existencias y luego solicitar una nueva provisiรณn a las petroleras.
Por otro lado, las petroleras enfrentan el desafรญo de importar gasoil debido a la insuficiencia de producciรณn interna. Sin embargo, la falta de divisas y las restricciones cambiarias han dificultado estas importaciones, y muchas empresas estรกn pagando al dรณlar CCL, lo que aumenta sus costos. Esto se traduce en la importaciรณn de combustible a un costo considerablemente mรกs alto que el que se vende en el mercado interno a precios muy bajos.
La tensiรณn en este escenario se produce porque distintos sectores desean beneficiarse de la situaciรณn generada por la congelaciรณn de precios. Los consumidores recurren a las estaciones minoristas para obtener precios mรกs bajos, lo que lleva a las petroleras a vender combustible por debajo del costo. Esta dinรกmica ha provocado fricciones entre las partes involucradas.
En รบltima instancia, no parece haber una falta de combustible en sรญ, sino mรกs bien una falta de coordinaciรณn entre los diferentes sectores que componen la cadena de suministro de combustibles. La situaciรณn es compleja, y la incertidumbre econรณmica, la inflaciรณn y la posibilidad de devaluaciรณn aรฑaden mรกs incรณgnitas. Desde la secretaria de Energรญa confirmaron que el acuerdo de congelamiento de precios vence a finales de octubre, y su futura direcciรณn dependerรก en gran medida de los resultados de las elecciones.